A Julia M. Priego, Yuliss, la conocí en Málaga para unas jornadas del máster de la UMA y posteriormente participamos en una mesa redonda en las Jornadas Ándalus Románticas de 2015 con Juan Pascual y Puerto Barruetabeña. Por aquel entonces ya la veía con unas ganas tremendas de comerse el mundo… y en ello está ahora mismo junto a Tamara Arteaga, con quien lleva traducidos ya un buen puñado de libros.
Siempre me ha llamado la atención este modo de trabajo a cuatro manos para traducir libros, así que hoy las invito al blog para que me cuenten un poco cómo lo hacen ellas. ¡Vamos allá!
Antes de nada, un poco de contexto. Contadme, ¿qué formación tenéis?
Yuliss: Pues yo estudié el Grado en Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga, de donde soy, y luego decidí hacer el Máster en Traducción para el Mundo Editorial en la misma universidad, igual que Tamara.
Tamara: Así es. Yo cursé la licenciatura en Traducción e Interpretación en la Universidad del País Vasco y acto seguido el Máster en Traducción para el Mundo Editorial de la UMA.
Os conozco como tándem desde hace ya unos años, tenéis cuenta común en Twitter y web propia, Manzanitas Servicios Editoriales. ¿Cómo decidisteis unir fuerzas para traducir a cuatro manos?
Yuliss: Pues nosotras nos conocimos en 2008 gracias al fenómeno mundial de Crepúsculo, porque ambas traducíamos fanfics en una comunidad fan (www.fanfiction.net). Empezamos a entablar conversación sobre lo que habíamos leído y lo que nos gustaba, y…
Tamara: …y el resto es historia. Gracias a esa amistad yo me vine a Málaga a estudiar el máster y desde entonces fue natural para las dos trabajar juntas. De hecho, yo ya me he establecido aquí en Málaga y, además de traducir juntas, también impartimos clases de inglés en la misma academia.
Yuliss: Vaya, que nos tenemos más vistas que nada. Nos falta vivir juntas *Se ríe*.
¿Cómo es vuestro proceso de trabajo? ¿Cómo os repartís el trabajo? ¿Qué etapas seguís?
Tamara: Nos gusta dividir cada proyecto en varias etapas. Primero, echamos un vistazo a la longitud del documento, la fuente, la terminología, el número de capítulos… y después procedemos a repartirnos el libro de forma equitativa. A veces, una hace los capítulos pares, y la otra, los impares. En otras ocasiones, los hacemos de dos en dos, si son muy cortitos. De esa forma, las dos vamos avanzando a la par y conforme vamos acabando capítulos, revisamos los de la otra antes de la corrección final.
Yuliss: Lo bueno que tenemos nosotras es que, como nos conocemos desde hace tanto tiempo, y estamos tan compenetradas ¾tanto que a veces hasta hablamos a la vez y con la misma entonación y las mismas palabras¾, sabemos en qué peca más la otra y nos complementamos bien. De hecho, al ser Tamara del País Vasco y yo de Andalucía, nos ayudamos mutuamente a no caer en localismos que, sin el punto de vista de la otra, se nos escaparían seguro. Luego, cuando terminamos de traducir el manuscrito, nos gusta imprimirnos la novela (si la fecha de entrega nos lo permite) y corregirla a mano.
Tamara: Sí. Y es en esa revisión final (que yo personalmente odio, pero es muy necesaria), donde hacemos cambios de última hora y ponemos en común los errores más frecuentes que nos hemos encontrado para intentar evitarlos en los futuros proyectos.
¿Qué pros y contras creéis que tiene este método de trabajo? ¿Cómo explotáis las ventajas y solucionáis los contras que pueda haber?
Yuliss: Pues, a ver. Yo empecé traduciendo sola y luego seguí haciéndolo a cuatro manos con Tamara. Tener a otra persona que te corrija y que use otro tipo de expresiones y de lenguaje, a fin de cuentas, es bastante beneficioso para el texto. Cuando una traduce sola, luego depende de sí misma para revisarlo y es probable o, mejor dicho, seguro, que se nos pasen cosas por tener el texto viciado. Cuando somos dos, aunque ambas hayamos trabajado en el texto a la vez, es mucho más fácil identificar errores que se nos hayan escapado a cualquiera de las dos.
Tamara: En mi caso, yo siempre he traducido a cuatro manos. Mi primer encargo fue con Juan Pascual, y a partir de ahí he trabajado codo con codo con Julia. No sabría decirte qué contras hay de trabajar a cuatro manos porque, sinceramente, no los veo. El tema del dinero dividido… Teniendo en cuenta que al final solo traduzco medio libro, lo veo justo, y me permite compaginarlo con otro trabajo que me ayuda a pagar facturas, para qué nos vamos a engañar. A mí me gusta desahogarme de lo que traduzco con Julia, escribirle sobre lo que pasa y comentar en caso de que haya salseo *se ríe*, así que en todos los años que llevo traduciendo con ella, me quedo con lo mucho que he aprendido, la facilidad que tenemos de solventar problemas que nos han ocasionado varios textos a lo largo de los años y, por último, en que lejos de crear tensión en nuestra amistad, la ha fortalecido muchísimo.
Yuliss: Sí, aunque siendo sinceras, yo sí que podría ver una desventaja en trabajar junto a otra persona con la que, a fin de cuentas, no compartes un vínculo o una conexión. Lógicamente, este no es nuestro caso, porque lo único que nos falta es saber lo que está pensando la otra (y, a veces, hasta eso pasa *se ríe*). Pero cuando una editorial X, por ejemplo, necesita la traducción de un libro en un plazo de tiempo exageradamente corto e imposible para un solo traductor, suele encargarla a diferentes traductores que muy posiblemente no se conocen de nada. Eso sí podría llevar a que el lector luego note y perciba discrepancias por culpa de no haber unificado bien, o porque cada uno tiene un estilo muy distinto a la hora de narrar. Diríamos, entonces, que un requisito indispensable para que una traducción a cuatro manos sea un éxito es que haya cierta sinergia entre las dos personas involucradas.
Está claro que en vuestro caso hay mucha química, pero también mucho conocimiento del género romántico. Creo recordar que también teníais un blog y escribíais reseñas. ¿Seguís en la blogosfera? ¿Diríais que eso os ha especializado de alguna manera?
Tamara: Para mí, tener un blog, un canal de YouTube, o varias redes sociales a la vez es un «quiero y no puedo». Hay gente que lo llamaría un mal necesario, el problema que tenemos nosotras es que somos tan puntillosas que no pasaríamos precisamente poco tiempo con eso, un tiempo que no nos sobra. Si tenemos que elegir entre traducir los fines de semana o dedicarnos a las redes/blog/YouTube, la respuesta está clara. La traducción ya afecta a mi yo lector en sí. Así que necesito un poco de espacio personal también.
Yuliss: En lo referente a ser o no «especialista». Yo no creo que seamos especialistas de nada. Es cierto que tenemos unos gustos literarios similares y más específicos, pero, como ya hemos mencionado antes, no queremos limitarnos en nuestro trabajo. Suena a cliché, pero la traducción es aprender, y si nos encasillamos en un tipo de novela o género únicamente, entonces dejaríamos de aprender, y sería una pena. Además, cada novela es un mundo, y cada autor una rama de ese gran árbol que es la literatura.
Tamara: Yo nunca he querido limitarme a la hora de géneros o subgéneros. Sí que es cierto que yo leo novelas románticas en su gran mayoría, y eso se nota también a la hora del interés que me pueda generar un encargo u otro. Sin embargo, también me gusta el desafío que implica traducir una novela a la inversa o que nos manden un encargo de algo completamente ajeno a lo que estamos acostumbradas, como puede ser una biografía o algo de esoterismo. Pero, vaya, que, siendo franca, siempre y cuando sea una editorial que se porte bien (y con eso me refiero a que pague bien, aunque hoy en día difícil…), yo no me quejo…
Yuliss: Yo leo un poco de todo, la verdad. Me gusta la novela romántica, así como la ciencia ficción, la fantasía, o la literatura juvenil. Debo decir que la novela romántica tiene un lugar especial en mi corazón porque fue el género con el que empecé a traducir profesionalmente, pero hoy día flipo con los encargos de juvenil fantástica, o incluso con la narrativa sentimental. Pero bueno, que yo le meto mano a todo *je, je*, tal y como ha dicho Tamara.
¿Tenéis algún trabajo interesante entre manos ahora mismo? ¿Y algún encargo que os haya marcado?
Tamara: En cuanto a proyectos que tengamos entre manos, no podemos desvelar mucho, pero sí que hay novelas New Adult que nos están gustando mucho, así como alguna que otra erótica que…*ñam*. No obstante, si tenemos que mencionar una traducción en especial, diríamos que con la que más hemos aprendido por el reto que nos supuso y el estilo particular de la autora es La maestra de la oscuridad de Addie Thorley, publicada por Munyx Editorial este pasado septiembre.
Yuliss: Totalmente. Es una novela juvenil fantástica, una reinterpretación de la famosísima novela Nuestra señora de París de Victor Hugo, que ha supuesto un antes y un después en nuestra carrera profesional. Ojalá todos los encargos fuesen así de satisfactorios.
Sé que ambas trabajáis en una academia de inglés. ¿Cómo lleváis lo de compaginar la traducción con la docencia?
Tamara: Tenemos la suerte de trabajar de lunes a jueves en la academia de inglés en la que llevamos impartiendo clases desde 2014. Gracias a eso, pagamos facturas y tenemos el tiempo libre suficiente como para dedicarnos a la traducción literaria; a cuatro manos, por supuesto. En mi caso, jamás lo he visto como un sacrificio de mi tiempo libre, sino más bien como cumplir un sueño. El sueño de trabajar en lo que he estudiado, aunque sea durante los fines de semana (y no esté tan bien remunerado como yo querría). Pero, bueno, si quiero tener perspectivas de futuro, no me queda de otra.
Yuliss: Mentiría si dijera que no me encantaría poder trabajar únicamente de la traducción literaria. Lo cierto es que es muy difícil vivir únicamente de eso. Soy consciente de que hay compañeros que lo hacen, o que malviven, no lo sé, pero en mi caso es imposible. Siempre me ha gustado traducir y, al igual que Tamara, tampoco veo como un sacrificio tener que dedicar muchos fines de semana a esa tarea. Pero, bueno, a veces necesitamos desconectar y, aunque tengamos que rechazar algún encargo, priorizamos nuestra salud mental. O si no los rechazamos, al menos sí pedimos unos plazos de entrega más que razonables, incluso para ser dos. De hecho, que seamos dos no necesariamente supone que tengamos el trabajo en la mitad de tiempo. Más bien lo contrario, dado lo rigurosas y perfeccionistas que somos.
Ya para terminar, porque sé que interesa y muchos querrán conocer vuestro modus operandi, ¿cómo buscáis trabajo y os presentáis a las editoriales? ¿Algún consejo para los traductores noveles (y no tan noveles) que nos leen?
Yuliss: En nuestro caso, lo que más nos ha funcionado a la hora de encontrar trabajo es, sin duda, hacer contactos. Conocer a los editores, a otros traductores, a gente del gremio. Aunque parezca una tontería, que te puedan poner cara es una ventaja sobre aquellas personas que mandan los CV sin ton ni son y a las que las editoriales no conocen de nada. Incluso un mismo compañero del gremio puede conseguirnos algún trabajo cuando este ve que no puede aceptarlo. En definitiva, ir a ferias, a encuentros, a charlas, conferencias, y hacer contactos.
Tamara: De hecho, conseguimos nuestra primera traducción a cuatro manos tras proponer una novela a una editorial en la Feria del Libro de Madrid de hace ya unos cuantos años. Además, ya hemos mencionado anteriormente que es importante conocer la línea editorial del sector en el que trabajamos. Así que nos aseguramos de tener algo en «común» con las editoriales a las que nos dirigimos o escribimos. La comunicación es clave. Por otra parte, yo recomendaría no limitarse solo a eventos españoles. No hay que olvidar que también se pueden encontrar clientes en autores extranjeros.
Yuliss: Y en cuanto a consejos, básicamente yo lo resumiría en una frase: ECHADLE MORRO. Mucho. Mi madre siempre me ha insistido desde pequeña que el que no llora, no mama, que el no ya se tiene, así que, ¿por qué no? Nosotras, cuando hacemos ronda de emails, sabemos que en su gran mayoría no vamos a recibir respuesta; pero, mira, siempre hay alguna editorial que responde, ya sea de forma positiva o negativa. Hay que insistir y ser pesados. Y, por mucha pereza que dé, las redes sociales ayudan mucho a eso. Conectar con editoriales ahora es muchísimo más fácil que antes, pero tampoco hay que olvidar que lo que vemos en Twitter, o Facebook, o Instagram, luego realmente no se refleja en la vida real.
Tamara: Bueno, yo no me considero nadie como para dar consejos; de hecho, casi preferiría que me los den a mí. Pero si tuviese que quedarme con algo de lo mucho que he aprendido, diría que no hay que hacerle caso a esa vocecita en nuestra cabeza que dice que no valemos para esto. Hay momentos en los que dudamos de nuestra capacidad, de nuestra competencia, pero jamás hay que olvidar que todos empezamos, todos progresamos, y al final lo que cuenta es que el lector, la editorial y el propio traductor queden satisfechos con el trabajo realizado.
Me encanta terminar con estos consejos y lecciones, porque son aplicables a muchas otras ramas también. Lo que decimos muchos a riesgo de hacernos pesados: paciencia, morro y mucho ánimo siempre. Yuliss, Tamara, muchísimas gracias a las dos por vuestro tiempo e interés. ¡Y por muchas más traducciones!