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Channel: enlalunadebabel – En la luna de Babel
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En silencio

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Érase una vez un hombre de negocios a un maletín pegado. Un padre de familia que trabajaba sin cesar y se pasaba semanas enteras de viaje. Tan cansado estaba de hablar, regatear y discutir condiciones que al volver a casa, al calor del hogar, solo quería estar tranquilo.

No era infrecuente que, acostumbrado a sus comidas y cenas de hotel en silencio, le molestara la cháchara de sus hijos que, evidentemente, disfrutaban de su presencia aunque les mandara callar o les lanzara «la mirada del tigre» porque quería ver las noticias.

Era un hombre serio y cortante en ocasiones, pero tenía un gran sentido del humor. Era una persona con don de palabra y una caligrafía exquisita. No se le daban muy bien los idiomas, pero había aprendido inglés solo y aunque su hija le corregía con frecuencia, él se contentaba con comunicarse a lo indio. Siempre decía que no se había quedado nunca sin comer y que lograba hacerse entender con sus clientes sin problemas, aunque se pasara meses enteros en Estados Unidos o en Japón.

Pero todo cambió unas navidades. Una mañana se despertó, se levantó de la cama y se dispuso a prepararse el desayuno como siempre. Los demás seguían acostados. Aquellas primeras horas del día no cruzó ni una sola palabra con nadie. Sin embargo, cuando llegó a su despacho y quiso encender el ordenador, notó que algo no andaba bien: no conseguía acordarse de la contraseña. Una vez. Error. Otra vez. Error. Nada, que no había manera. Y lo malo era que, en la soledad del autónomo, no había nadie alrededor que tuviera esa información.

Frustrado, bajó al bar de siempre para tomarse un cortado. Sus primeras palabras del día. «Qué raro», pensó cuando reparó en la cara de extrañeza del dueño del bar, que le conocía de toda la vida. Al parecer, y aunque en su cabeza el discurso era coherente, lo único que le salían eran sílabas desordenadas y desparejadas.

Acudió al hospital, donde todo el mundo estaba tan extrañado como él. Sentado en su cama con el batín (sí, a lo Hugh Hefner), trataba de mantener una conversación con la familia, pero era imposible. No se le entendía, se le trababa la lengua y al darse cuenta de que las palabras no le salían como quería, exclamó «¡ñoco!» en varias ocasiones. Se rieron juntos; era marca de la casa, aunque del revés.

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Tras una semana en el hospital, le dieron el alta a la espera de volver a ingresar en otro. Tenía un tumor cerebral. Durante su segundo ingreso, empezó a empeorar. Dejó de hablar; no podía. Se tocaba la cabeza, dolorido, pero era incapaz de articular palabra. Ni una.

Una noche tuvieron que intervenirle de urgencia. Se moría y no encontraban el motivo: la medicación no funcionaba. Fue entonces cuando descubrieron por qué. No era un tumor. Le habían estado tratando un tumor inexistente: era una infección cerebral que le ocupaba todo el hemisferio izquierdo. Un absceso por estreptococos causado, muy probablemente, por una leve infección de oído. Entre la espera y el error en el diagnóstico, sufrió una meningitis.

Consiguieron salvarle la vida, pero se pasó unas semanas como un ser primitivo, callado y con arrebatos violentos, que no reconocía a su familia y que se negaba a tragar o fulminaba con la mirada cuando se le daba de comer muy despacio o muy deprisa.

La situación en el hospital no era mucho mejor. El personal le atendía lo mejor que podía, pero cada vez le daban más ataques epilépticos y las pruebas eran más espaciadas. En la sala de espera de la UCI aguardaba una familia entera de gitanos, con sus sillas de camping, colchonetas y bolsas de comida. Las madrugadas se hacían interminables con ese ruido de fondo y nadie se atrevía a decirles nada, ni la seguridad del hospital ni la policía.

Se pasó prácticamente un mes ingresado en la planta de cardiología y no en la de neurología porque no había camas. Tampoco se le facilitaban botellines de agua y no precisamente por prescripción facultativa. Aún hospitalizado, llegaron a pedirle a la familia que se trajera los medicamentos de casa. Pequeñas o grandes cosas, según se mire, que acrecentaban el dolor de todos.

Cuando le dieron el alta seguía sin poder hablar. Los médicos no se ponían de acuerdo. Algunos decían que recuperaría el habla en breve; otros, que tardaría más. Unos decían que entendía bien lo que se le decía; los demás, que no estaban seguros de que su cerebro funcionara bien todavía. En general, eso sí, todos apostaban por una mejoría. Durante un tiempo acudió a rehabilitación, pero su vida ya había cambiado por completo. De la noche a la mañana había pasado de ser una persona activa a alguien dependiente.

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Este hombre es mi padre. Han pasado dos años y sigue sin poder hablar. Lee a duras penas y no siempre entiende lo que hay escrito. No puede escribir, ni siquiera ayudándose de un teclado. Su caligrafía se quedó donde sus palabras, en algún cajón de su cerebro que no logra abrir.

Echo de menos hablar con él, oír su voz —que apenas se aprecia en sus balbuceos— y su risa. Intercambiar unas pocas palabras, aunque sea para hablar del tiempo. Quién me diría a mí que llegaría a extrañar sus tacos y sus salidas de tono, sus intentos por provocarme con temas políticos. Damos tantas cosas por supuesto que muchas veces no valoramos lo suficiente el poder de las palabras, de una conversación y, en definitiva, de la comunicación.

Hoy, 19 de marzo, estas letras están dedicadas a él, a mi padre, aunque no pueda leerlas.

«T’estimo».



Palabras comestibles. Lengua, gastronomía y traducción

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Llevaba tiempo dándole vueltas a la relación entre idioma y gastronomía, a la riqueza que aportan los alimentos al léxico general. Si lo pensamos, igual que se dice aquello de que los esquimales tienen cientos de términos referidos a la nieve, cada cultura se vertebra alrededor de los productos típicos o más habituales de su zona. Al final, esto acaba siendo un reflejo de la sociedad misma.

Me pregunto, por eso, qué pensarán los extranjeros que al aprender nuestro idioma descubren las siguientes delicias: chochitos, borrachos, brazos de gitano, «pets» (pedos) o tetillas de monja, huesos de santo, lenguas de gato, sobaos pasiegos, bolas de fraile (en Argentina) y hasta cojones de anticristo. Alucinarán y con razón, pero esto es harina de otro costal. chochitos

La comida es algo más que el mero sustento; influyen en ella ciertos condicionantes geográficos, políticos, religiosos y sociales. Así, si la cocina nos permite hacer la radiografía económica de un país, la gastronomía nos ofrece el más extenso abanico de sus costumbres. La comida y los alimentos desempeñan un papel muy importante en la vida cotidiana y laboral de este país y, en consecuencia, encontramos un extenso volumen de léxico (ya sea en vocablos, locuciones, comparaciones, frases hechas, etc.) relacionado con los productos alimenticios.

Solo hay que pensar en el argot sexual, donde los alimentos traspasan las fronteras de los registros e invaden el lenguaje coloquial contemporáneo. Los genitales masculinos encuentran símiles en la berenjena, la butifarra, la cebolleta, el chorizo, el churro, el haba, la longaniza, la morcilla, el nabo y el pepino (entre otros), y los femeninos en la almeja, el bacalao, el bollo, la castaña, el higo, la patata y (casi) cualquier variedad de marisco. La cuestión es llevarse algo a la boca, vaya.

Etimología

Más allá de lo soez y los nombres chistosos de los dulces, muchas son las palabras cuyos orígenes van ligados a la comida. Por ejemplo, el término «alumno» significa «el que está siendo amamantado». Una idea preciosa la de recibir nutrición intelectual. Del mismo modo, «alma mater» en relación a la Universidad nos remite a «madre nutricia».

Algo parecido ocurre con una palabra tan habitual como «compañero» que, en origen, es aquel con quien se comparte el pan. Y «hacer buenas migas» no es nada casual. Como nos dicen en Historias de la historia, «el origen del dicho está en el plato que hace unos cuantos siglos empezaron a elaborar los pastores trashumantes con dos ingredientes básicos, hambre y pan duro. Lo que ya es más complicado de saber es por qué las migas se asocian a la concordia. Hay quien sostiene que el dicho vendría a poner en valor lo laborioso de la preparación del plato, cuyo secreto de llegada a buen puerto está en el perfecto y trabajosísimo ligado y a la vez soltura de los ingredientes; quien dice que la pesadez del cortado tradicional del pan a navaja requería de un grupo bien avenido y de ahí vendría la cosa; y quien, como Nos, sostiene que el susodicho dicho se basa y cimienta en la solidaridad de grupo que se establece en el momento del condumio».

«Chorrada», que tanto usamos para referirnos a algo que consideramos una tontería o una nimiedad, es una palabra derivada del verbo «chorrar» o «chorrear», que significa en su primera acepción: «la porción de líquido que se suele echar de propina después de dar la medida». Literalmente, una «chorreada» extra, gratis, que solía darse a los clientes que compraban leche aceite, vino o licores a granel. Es de suponer que al ser gratis, los tenderos no fueran muy generosos con la cantidad de producto y es por eso que ha derivado en esta acepción, la más habitual hoy en día.

E incluso hay términos muy coloquiales como «papear» que tienen validación filológica ya que, en este caso, proviene de pappare, vocablo en latín que significa «comer». ¿Sorprendidos?

Traducción y referencias cruzadas

Lengua y gastronomía van muy ligadas y por eso es normal que las referencias puedan cambiar de un idioma a otro. Como avanzábamos antes, en cada país hay productos específicos o más consumidos que otros y esto tiene su reflejo en la lengua.

A. Referentes coincidentes:

A menudo encontramos expresiones equivalentes, o idénticas, en distintos idiomas porque el producto en sí está muy extendido, así como su particularidad o la forma en la que se encuentra. Por ejemplo, por la forma habitual de envasado es muy frecuente lo de «estar como sardinas en lata» y esta imagen también tiene una contrapartida en francés: être serrés comme des sardines en boîte y en inglés: packed in like sardines.

También sucede en el caso de «sacar las castañas del fuego» y los equivalentes tirer les marrons du feu y to pull the chestnuts out of the fire. Este dicho suele ser común en varios idiomas porque apareció por primera vez en una fábula conocida (en teoría) por todo el mundo: El mono y el gato, de Jean de La Fontaine (1621-1695).

En dicha fábula, los dos animales decidían echar la tarde asando castañas en el fuego. Cuando llegó el momento de retirarlas, el mono —que no quería quemarse— empezó a alabar al gato y a hablar de lo valiente y bien plantado que era. El minino, que al cabo de un rato ya tenía el ego tan hinchado que debía de sentirse invencible, no dudó en meterse en el fuego para sacar las castañas y presumir delante del mono. Lo malo fue que estuvo a punto de no contarlo.

B. Sustitución del referente:

Por las diferencias en la alimentación de los habitantes de los diferentes países (principalmente), existen expresiones muy parecidas cuyo referente se transforma en otro. En España, por ejemplo, las cosas se venden como rosquillas o como churros (si no, atentos a los chiringuitos frente a las discotecas de madrugada); en Argentina se venden «como pan caliente», algo parecido al francés se vendre comme des petits painsy en inglés they sell like hot cakes. Entre platos anda la metáfora, vamos.

Seguimos con el dulce. En castellano hablamos de la «guinda del pastel», pero esta guinda cambia a cereza en francés (de acuerdo, no es tan alejado) con la cerise sur le gâteau y en algo más distinto en inglés, the icing on the cake, tal vez porque sus postres llevan más glaseado (solo hay que fijarse en los famosos fondants de las tartas en estos programas que tan de moda están).

Si nos apetece algo más salado, fijémonos en to bring home the bacon/cheese que es nuestro «llevar el pan a casa» (también earn your bread), «ganarse las lentejas/habichuelas», o «guanyar-se les garrofes», las algarrobas en catalán.

Y aunque todo esto parezca una banalidad, no lo es cuando el riesgo de meter la pata es alto. ¿Ejemplo? El patinazo de los de Ikea en este cartel, un piece of cake que ha acabó plasmado con total literalidad en lugar de un «es pan comido» si se quería jugar con el tema de la comida, un «está chupado» o «es facilísimo».

Para pastel, la traducción de este cartel de Ikea.

Para pastel, la traducción de este cartel de Ikea.

C. Cambio integral:

Sin embargo, en ocasiones el referente desaparece por completo y lo que unos relacionan con comida, otros lo relacionan con cualquier otra cosa. Es el caso, por ejemplo, de take things with a pinch/grain of salt que equivale a nuestro «coger las cosas con pinzas» o «poner algo en cuarentena».

También sucede con it’s not my cup of tea que sería un «no es santo de mi devoción». ¿No os parece muy revelador de la cultura de ambos países? La devoción por el té de los ingleses con el fervor religioso que aún permanece —aunque sea en el idioma— en nuestro país. Tema religioso que, por cierto, trataremos también en este blog.

Algunos ejemplos más

Si os habéis quedado con hambre, aquí van algunos ejemplos comparados de expresiones en inglés y en castellano, con su correspondiente versión descargable: Food idioms Food idioms 1Food idioms 2Food idioms 3Food idioms 4

Si os ha gustado este recopilatorio en inglés, os recomiendo la colección de artículos sobre expresiones en francés del blog Chocolate and Zucchini.

En definitiva, y anécdotas aparte, es curioso ver el peso que tiene la comida y la gastronomía, no solo en la cultura sino también en el idioma.

***

Fuentes y enlaces de interés:


E de «ENETI», «erotismo» y «estigma»

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Tomo prestada la idea del abecedario del crimen de Sue Grafton para hablaros de la edición de este año del ENETI en Soria (1 y 2 de mayo), del tema que expuse en mi ponencia y del supuesto estigma del género erótico. Hoy, un tres en uno, señores, ¡me lo quitan de las manos!

E de «ENETI

El ENETI es el Encuentro Nacional de Estudiantes de Traducción e Interpretación que reúne a estudiantes y profesionales del sector. Detrás está la AETI (Asociación Española Universitaria de Traductores e Intérpretes en Formación), creada en el ENETI de 2012, que vela para que dicho encuentro siga celebrándose año tras año (entre muchas otras funciones). En resumen, un ENETI son unas jornadas que benefician a profesionales y a estudiantes por igual. El contacto con otros compañeros siempre es enriquecedor y aún más los conocimientos que allí se adquieren (ramas de la traducción menos conocidas, cuestiones traductológicas novedosas, mesas redondas con los aspectos más candentes, etc.).

Me faltaría un abecedario entero para abarcar todo lo que significa el ENETI —además de que ya se han publicado algunos artículos con las crónicas y las sensaciones de este año en Soria, como el de Sandra Gallart o los de ponentes como Ismael Pardo y Rafael López Sánchez—, así que me quedo con los aspectos principales tomados del artículo de Eva María Martínez y sus 10 razones para asistir al ENETI:

  • Se conoce a muchísima gente nueva y se pueden entablar relaciones con los que podrían ser futuros colegas de profesión. 
  • En las ponencias se aprenden cosas que nadie suele contar en clase.
  • Los debates que se organizan o que surgen enriquecen increíblemente a nivel personal.

Este año en particular ha habido de todo un poco: una charla sobre productividad, tres ponencias sobre tipos distintos de interpretación, una sobre cómo doblar series de televisión, etc. Todo muy variadito. De hecho, para no extenderme, podéis echarle un vistazo a los vídeos del canal de youtube de Gabriel Cabrera y al programa de esta edición.

Con algunos ponentes y asistentes al ENETI (nótese el cafelito en mis manos: el mejor amigo del traductor)

Con algunos ponentes y asistentes al ENETI (y nótese el cafelito, el mejor amigo del traductor)

Por último, no me olvido del valor añadido de las jornadas y es que las organizan los mismos estudiantes por amor al arte. ¡Gracias por vuestro trabajo, chicos!

E de «erotismo»

¿Y de qué hablé yo? Jugueteando con el encasillamiento (me consta que hay quien cree que solo traduzco novela rosa) hablé de traducción erótica. Como comenté en la ponencia, muchas veces la especialidad te elige y eso fue lo que me ocurrió a mí. A parte de las típicas traducciones por agencia, mis primeros pinitos en traducción editorial fueron con Planeta y sus sellos Deusto y Gestión 2000, para los que traduje manuales y libros sobre economía. Más adelante empecé a colaborar con tres editoriales más traduciendo novela juvenil, negra y romántica. Evidentemente, a raíz del éxito de las Cincuenta sombras, mis últimos encargos han sido todos de erótica.

  • Traducir para editoriales

No quería empezar la charla directamente con el lenguaje sexual (a veces hay que hacerse de rogar un poquito), así que a modo de introducción di algunos consejos que me han ayudado a conseguir trabajo en editoriales. Comenté qué formas hay de buscar trabajo y qué materiales usar.

Al mismo tiempo expliqué cómo suele ser una prueba de traducción y qué pasos seguir para superarla con éxito, como por ejemplo fijarse en la tipología textual, tener claro el tratamiento entre personajes, revisarla con profundidad, etc. Elementos básicos, pero no por eso menos importantes.

  • La novela rosa, erótica y pornográfica

Para entender mejor el proceso de traducción y las dificultades de este tipo de novelas, expliqué las diferencias que existen entre los diferentes tipos de novela. No es lo mismo traducir una romántica histórica en la que debemos usar un lenguaje más formal y las relaciones interpersonales son más rígidas, que una actual en la que el lenguaje es mucho más natural e incluso soez.

Como con cualquier otro tipo de traducciones, es importante conocer el contexto literario y saber en que corriente se enmarcan para poder prever las dificultades de la novela en cuestión. Si sé que se trata de una novela erótica con tintes de bondage y sadomasoquismo, tendré que empaparme del vocabulario básico y conocer aunque sea mínimamente de qué va (el concepto de dominante y sumiso, las palabras de seguridad, etc.).

En plena ponencia sobre traducción erótica

  • Vocabulario básico

Seguidamente comenté el vocabulario más instrumental de este tipo de novelas: mueble, ropa y juguetes. ¿Por qué en las historias más actuales los protagonistas viven en pisazos con camas enormes de cuatro postes y dosel? ¿Acaso no pone un minipiso? Y olvidaos de usar bragas de algodón y sostenes de deporte; en estas novelas se llevan los tanguitas de encaje. ¡Las bragafajas están terminantemente prohibidas!

En cuanto a los juguetes e instrumentos de BDSM, hay vida más allá de los consoladores. Hay que familiarizarse (al menos textualmente) con bolas chinas, correas, arneses, látigos, fustas y palmetas, entre muchos otros. ¿Y cómo es un club de BDSM por dentro? En estos libros también hay lugar para pistas de baile, reservados, mazmorras y todo tipo de mobiliario especializado.

  • El lenguaje del sexo

He aquí el momento mas esperado: el sexo sin tapujos, al menos de forma oral (en una ponencia, malpensados). Por la duración de la charla no hubo tiempo para tratar el tema con toda la profundidad que merece. No me refiero únicamente a saber cuándo usar «pene» o «polla», «vagina» o «chocho», sino a comentar los prejuicios que aún hay en la lengua o explicar por qué hay que echar mano de tantos eufemismos, por ejemplo.

En la ponencia abordé las diferencias entre expresiones como «hacer el amor», «follar» y «fornicar», y sus implicaciones, así como los diferentes nombres de los genitales. No es tan fácil como pueda parecer a simple vista.

  • Retos de la traducción erótica 

Por supuesto, no todo son revolcones en el pajar o entre sábanas de seda negra. Traducir romántica o erótica presenta ciertas dificultades. La mayor es conseguir un texto fluido, que suene natural y que huya de los dos extremos: lo cursi y lo chabacano. Es cierto que a veces el texto así lo exige y que hay que respetar al autor, pero es muy fácil caer en lo soez o en lo demasiado poético en la traducción si no nos andamos con ojo.

Además de dichos desafíos, también expliqué algunos de los rasgos típicos de estos textos, como la sinonimia (shiver, shudder, shake) y su polo opuesto, la repetición (wave of pleasure, wave of feelings, last waves of climax).

Recalcando por último la naturalidad que debe conseguirse, espero haber transmitido correctamente el mensaje de que, al final, como en toda traducción, hay que conseguir que el lector se sienta en su elemento, no distraerlo con expresiones poco acertadas que le saquen del texto y hacerle creer que lo que lee es como si se hubiera escrito en su idioma. A pesar del vocabulario y las cuestiones éticas, traducir una romántica, erótica o pornográfica tampoco dista tanto de una novela de otro género.

Si después de este resumen queréis profundizar más, aquí os dejo el vídeo:

Y, para más detalles, he aquí la presentación:

 

E de «estigma»

Como suele pasar, una parte muy interesante de las jornadas son los debates que suceden antes o después de la charla. Tuve la suerte de poder hablar con varios profesionales con miles de horas de traducción a sus espaldas; entre ellos, un traductor que se ha dedicado muchos años a la romántico-erótica. No hubo mucho tiempo para un café de esos de los que arreglan el mundo, pero sacamos conclusiones bastante parecidas.

Al parecer traducir novela rosa o erótica sigue siendo un estigma. Muchos profesionales lo ocultan; me consta que hay quien no lo pone en su currículum o en su listado de obras traducidas. ¿Por qué? Hay quien dice que el sexo es un tema delicado y que puede que haya quien después no le dé trabajo. Incluso me cuentan que hay empresas que no quieren que se las relacione con esta temática.

No obstante, también se afirma que es porque la novela rosa y la erótica son un género menor, de poca calidad literaria. He aquí donde puede darse un largo debate. A mi entender, obras muy buenas, buenas, mediocres y malas las hay en todo tipo de géneros, ¿o es que todas las novelas negras, juveniles, fantásticas e históricas son brillantes? No todas las novelas de este tipo las escribe un ama de casa aburrida, ¡faltaría más! ¿Que la mayoría no son un marqués de Sade, un Choderlos de Laclos o un D. H. Lawrence? Pues no, no nos engañemos, pero la historia de la literatura erótica es casi tan antigua como la escritura misma por mucho que ahora esté de moda. No todo son las dichosas Cincuenta sombras de Grey. Si hay que reconocerle algo a E. L. James es que ha popularizado algo más el género y por popularizar me refiero a que la gente tiene menos reparos en reconocer que lee estas novelas; amén de conseguir que se reediten los clásicos.

En cuanto al mundo de la traducción, al final uno oye de todo y casi da la impresión de que existen castas de traductores. Como si no fuera igual de «digno» traducir una novela rosa que una negra; un manual que un contrato; una aplicación informática que un videojuego. En serio, ¿qué más da? En mi caso, no voy a negar que me encantaría traducir alguna vez a uno de los grandes o enfrentarme a textos que requieran mucha más pericia, hacer acrobacias con novelas que así lo requieran. Seguir aprendiendo, reciclarse y hacer cosas distintas son el mejor aliciente para un traductor.

¿Cómo os resumo lo que pienso? Pues que no permitáis (ni como estudiantes ni como profesionales ni como persona) que nadie os diga nunca qué tenéis que leer o qué género da más o menos prestigio traducir. Trabajad con profesionalidad, ganaos la vida con el sudor de vuestra frente y estad orgullosos siempre de vuestro trabajo.

Por mi parte, es lo que pienso hacer. Aunque puedo pecar de «bonitismo» (sí, me gusta compartir imágenes y frases sobre la profesión), el trabajo no me define. También soy una traductora mercenaria como escribe Carlos Fortea en El Trujamán:

Gente que cree en lo que hace. Que cree que por los puentes igual transitan los pobres que los ricos, los tontos que los listos, los maestros igual que los aprendices.

Gente que pone su capacidad creciente (lo normal es que uno sepa más cada día si se lo toma en serio) al servicio de todos los demás. Mercenarios.

***

Saber más:


Sexo oral y escrito: argot, eufemismos y etimología

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Cuando hablamos de tabús casi lo primero que nos viene a la cabeza es el sexo. Puede que en ningún otro campo haya tanta jerga y tantos eufemismos como en el sexo y el erotismo; tantas maneras de nombrar lo innombrable.

Es muy difícil pensar en el lenguaje sexual sin ser consciente de todas las implicaciones que existen, incluso a nivel personal. Por ejemplo, si una persona usa muy pocas palabras sexuales o las evita directamente se le tilda de puritano o mojigato, pero si las emplea en exceso es alguien malhablado, obsceno, indecente, etc. Como afirma José Santaemilia, el sexo es quizá el discurso que más nos construye como seres ideológicos.

Ya habíamos hablado en este blog de cómo maquillamos la realidad con los eufemismos en castellano y cómo edulcoramos las cosas en inglés. Habíamos tratado las cuestiones políticas, económicas y hasta las más cotidianas. Ya era hora de abordar los eufemismos en el lenguaje sexual. Y como no solo de eufemismos y sinónimos vive el hombre, veremos también la etimología de algunos de los términos sexuales más comunes. Nunca te acostarás sin saber algo más.

A vueltas con la Biblia

Si el lenguaje sexual es delicado de por sí en nuestro día a día, aún más en la Biblia, el texto sagrado por excelencia (y ya sabéis que sexo y religión no maridan bien). Hay varias anécdotas al respecto, pero hay dos que me llaman la atención en cuanto a tabús y eufemismos.

Tom Cutler (a través del traductor Jofre Homedes) explica en Azotes y caricias (2013) que el Antiguo Testamento está repleto de alusiones sexuales en general, empezando por una de sus prohibiciones más famosas, «No cometerás adulterio» (el séptimo mandamiento). Por desgracia para un impresor de la Biblia, en 1631 el error de un cajista provocó la omisión de la palabra «no», con lo que la frase pasó a ser «Cometerás adulterio». El impresor fue multado y tuvo que reducir los libros a pulpa. En 2010 se puso a la venta por 89 500 dólares uno de los pocos ejemplares restantes de lo que muchos llaman la Biblia viciosa.

Eso le pasó a un cajista y fue un error, pero se ve que a los traductores de la Biblia algunas cosas les daban cierto apuro y encontramos uno de los primeros eufemismos. En el Génesis 47, 29 se dice: «Cuando los días de Israel tocaron a su fin, llamó a su hijo José y le dijo “Si he hallado gracia a tus ojos, pon tu mano debajo de mi muslo y hazme ese favor y lealtad; no me sepultes en Egipto”».

Los traductores lo habían suavizado un poco al convertir «pene» en «muslo». En esa época existía la idea de que si alguien hacía un juramento solemne y daba falso testimonio, sus testículos corrían peligro. De hecho, aquí se podría establecer una relación más: «testamento» y «testificar», que parecen compartir raíz con «testículo». Sin embargo, en delcastellano comentan que, en realidad, la raíz es la de tres y la de stare: el testigo es la tercera persona que hay en una situación delicada.

Al final, a la Biblia tendrán que ponerle unos adhesivos como se está empezando a hacer en el caso de las novelas eróticas.

¿Advertencia o estrategia publicitaria? Tal vez lo segundo.

¿Advertencia o estrategia publicitaria? Apostaría por lo segundo.

Argot sexual, eufemismos y disfemismos

Que las palabras son poderosas no es algo que lingüistas, traductores y demás amantes de lo escrito nos saquemos de la manga para justificar nuestras pulsiones (que también). El cerebro procesa las palabrotas —incluidas las sexuales— en las zonas más primitivas, las que gestionan las emociones y el instinto. De ahí viene el automatismo de soltarlas cuando te das un golpe en el dedo con la pata de una mesa, por ejemplo. La parte del cerebro en la que residen estas palabras es el hipotálamo.

Las palabrotas sexuales poseen un gran componente emocional; todo indica que estas «guarrerías» van ligadas al deseo y pueden tener un efecto estimulante en la pareja. Unos estudios han descubierto que esas palabras tan directas se graban más en la memoria que otras que no son sexuales ni emocionales, y provocan un efecto físico no solo en quien las oye, sino en quien las dice.

No obstante, las palabras que conforman el argot sexual están mucho más connotadas y, en muchos casos, son más graciosas que sus equivalentes más explícitos. Parece que no solo hay abundancia de eufemismos (grosso modo, palabras que embellecen el referente), sino también de disfemismos (palabras que las afean, como cuando llamamos «matasanos» a un médico o «loquero» a un psicólogo), pero esto lo veremos a continuación.

Eufemismos

El lenguaje tabú

Francisco Sánchez Benedito en su artículo «Eufemismo y fraseología sexual en inglés» (en The Language of Sex: Saying and Not Saying) nos explica de maravilla qué es y cómo funciona el lenguaje tabú y los eufemismos. Nos dice que en casi todas las lenguas hay palabras obscenas que se consideran indecentes y ofensivas para la moralidad sexual aceptada. En inglés, estas obscenidades también se llaman four-letter words, porque la mayoría tienen cuatro letras: to fuck, to come, to blow, to wank, cunt, cock, etc.

Aunque el rechazo social es evidente, el lenguaje tabú cumple unas funciones sociales muy definidas:

  1. Ahuyentar los males, como en el caso de los gritos obscenos del populacho romano a los generales triunfadores. Aunque hoy está en desuso, aún oímos expresiones como «¡Qué bien juega, el hijo de puta!».
  2. Expresar una agresión, humillación o insulto: son of a bitch, fucking bastard, silly bitch, asshole, motherfucker, etc.
  3. Expresar humor, que a menudo esconde el deseo de provocar o insultar  un determinado colectivo.
  4. Expresar excitación, como en el caso del lenguaje obsceno empleado por los amantes en el acto sexual.

Claro que, como explica Sánchez Benedito, a veces el término se desgasta tanto que termina por quedar vacío de significado, como ocurre con fucking. Para traducir estos términos habrá que tener en cuenta todo esto. Para un ‘Where’s the fucking paper?’ no hace falta un «joder» o el recurrente «puto», basta con un «¿Dónde está el dichoso papel» si se quiere o bien cambiarlo de sitio, por ejemplo, con un «¿Dónde leches está el papel?». Tampoco ahondaré en esto, puesto que ya lo abordé en un artículo sobre el lenguaje soez.

Como las obscenidades básicas no son socialmente aceptables, se buscan otras palabras que no hieran los oídos de las personas decentes, los eufemismos: decir «miembro» (the male member) en lugar de «pene» o «polla» (cock, prick, dick) o «acostarse» (to sleep with) en lugar de «follar» (to fuck).

El disfemismo también oculta la obscenidad, pero resalta los aspectos más grotescos o humorísticos de la palabra tabú, como cuando decimos «estar con el tomate» en lugar de decir que nos ha bajado la regla (en inglés, to have the painters in).

Lo curioso de todo es que, probablemente, muchas obscenidades nacieron como eufemismos: cock, usado ya por Shakespeare, procede del nombre dado al grifo de un barril en forma de cuello de gallo, de modo que tal vez empezó a usarse de forma eufemística en el siglo XVII.

Puede que hasta to fuck (cuya etimología se desconoce y se usa desde el siglo XVI) naciera como eufemismo, ya que podría estar relacionado con el latín pungere («pinchar») o con el francés foutre (del latín futuere) y el alemán ficken, con el significado primario de «golpear» y el secundario de «copular».

a) El acto sexual

Entremos ya en materia. Pongamos por ejemplo el acto sexual en toda su variedad: se llama «apareamiento» en zoología, «cópula» o «coito» entre los científicos, «acostarse» en registro informal, «relaciones íntimas» en los tribunales y en el bar encontramos todo un sinfín de términos, como «joder», «follar», «tirarse a alguien», «echar un polvo», «chingar», etc.

Y las etimologías son diversas también. Caso curioso es el de «follar», documentado desde 1732 con el significado de «soltar con fuelle»; en 1800 pasó a significar «soltar una ventosidad» y a partir de principios del siglo XX ya se documenta como «practicar el coito». Puede ser un simple doblete de «hollar» («pisar», como se hace con las uvas para obtener vino. En catalán existe el término coloquial «pitjar» en el mismo sentido que el castellano actual). Por su lado, Coromines, eminencia en etimología, dice que «hollar» viene de fullare.

Bebida espirituosa de nombre chocante para los españoles. El nombre se debe al apellido del dueño.

Bebida espirituosa de nombre chocante para los españoles. El nombre se debe al apellido del dueño.

La otra posibilidad es que «follar» venga de, o al menos esté relacionada con «folgar», que equivale a «gozar», como puede leerse en este párrafo de “La Celestina”: «…o me fingiré loco, por mejor gozar deste sabroso deleyte de mis amores, como hizo aquel gran capitán Ulixes por evitar la batalla troyana y holgar con Penélope su mujer».

En cualquier caso, está muy presente en nuestro idioma, junto con muchos otros vocablos y expresiones:

Abrir la almeja Azucarar el churro Beneficiarse
Cabalgar Calzarse Cepillarse
Dar candela Darle al tema Echar un casquete
Echar un polvo Encamisar el cilindro Endiñar
Ensartar Galopar Hacer el meteysaca
Jincar Llevar al huerto Meterla en caliente
Mojar el churro Montárselo Ñaca ñaca
Pasar por la piedra Plantar el nabo Poner mirando a Cuenca
Pulir la cacerola Regar la lechuga Remover el puchero
Revolcarse Romper muelles Sacar las telarañas
Taladrar Vaciar el cargador Zumbarse

Con respecto a los tabús y eufemismos, igual que cuando se habla de terminología general, es importante tener en cuenta de qué país estamos hablando. En Latinoamérica se usan con sentido sexual palabras que aquí carecen de esa connotación («coger», «tirar», «bicho», «concha», etc.). Un ejemplo gracioso es que en México suelen llamar «blanquillos» a los huevos (de gallina) para evitar la confusión con los masculinos.

b) El pene

Seguimos con el pene, del que se conocen más de cien términos latinos como vomer (arado) o penis, que significa «cola». Curiosamente, la cabeza de este órgano se llama «glande», del latín glans, «bellota». Todo está relacionado.

En cuanto a «polla», bueno, se dice que el pene y los testículos parecen un ave (los testículos serían las alas). Entre los romanos era frecuente este tipo de representación y en La interpretación de los sueños de Freud también se habla del tema. Solo basta con comparar con el vocablo inglés cock o el eufemismo en castellano, «el pajarito», y el catalán, «el pardal» (gorrión).

Como expresión, a «pollas en vinagre» se le atribuyen 2 orígenes: puede venir de la especialidad castellana de escabechar las pollas de agua (una especie de aves zancudas) y de la costumbre romana de conservar en vinagre los brotes frescos de los espárragos (pullus en latín), según nos cuenta Héloïse Guerrier en Con dos huevos.

Ilustración de David Sánchez para la expresión en el libro «Con dos huevos».

Ilustración de David Sánchez para la expresión en el libro «Con dos huevos».

Digresión etimológica aparte, la mayoría de los términos usados para designar las partes masculinas son más duros que las femeninas. Muchas veces toman nombres de armas y herramientas; el léxico es más activo.

Anguila Asunto Badajo
Banana Bandurria Bicho
Boa Brocha Butifarra
Canario Carne en barra Chorizo
Chupachups Churra Cigala
Cimbrel Cipote Ciruelo
Cola Flauta Freno de mano
Mango Manguera Mástil
Matraca Micrófono Minga
Monstruo de un solo ojo Morcilla Músculo del amor
Nardo Pajarito Picha
Pija Pirula Pistola
Pito Polla Porra
Salchichón Sardina Señor venas
Tercera pierna Termómetro vaginal Trabuco
Trípode Trompa Tronco
Vara Verga Zambomba

c) La vagina

Cuando decimos que alguien sabe latín es por algo. En cuanto a la vagina, una vez más, encontramos que tiene raíces latinas y su significado es «vaina». Lo mismo sucede con su exterior, que tiene el mismo nombre que en latín, «vulva». Y «coño» viene de cunnus, latín otra vez.

Sin embargo, cuidado con la expresión «Dar el coñazo», porque no viene del órgano genital; deriva del latín conatus («esfuerzo», «empeño» y de ahí, «conato» también).

Ilustración de David Sánchez para la expresión en el libro «Con dos huevos».

Ilustración de David Sánchez para la expresión en el libro «Con dos huevos».

Si en el caso masculino veíamos que abundaban las expresiones bélicas, en esta ocasión encontramos flores, moluscos y muchas palabras que empiezan por «c»:

Abrefácil Almeja Baticueva
Bollo Breva Castaña
Chichi Chirla Chirri
Chocho Chumino Concha
Conejo Coño Cosa
Cueva Estuche Felpudo
Hachazo Higo Hoyo
Hucha Jaula Marisco
Mejillón Panocha Papa
Papaya Partes pudendas Pepe
Potorro Sacapuntas Seta
Sonrisa vertical Tajo Toto

d) Los pechos

La palabra «pecho» procede del latín pectus, de ahí también «pectoral». Con «busto» empiezan las rarezas puesto que proviene del latín bustum que designaba la hoguera, el lugar donde se incineraban los muertos, y la tumba, el monumento funerario. Bustum deriva del verbo burere y urere (quemar). A su vez, los monumentos funerarios solían tener como adorno un busto del difunto. Curioso, ¿verdad?

Los equivalentes en argot, ya sean eufemismos o disfemismos, son variadísimos aunque, una vez más, muchos usan referentes alimenticios.

Airbags Albaricoques Aldabas
Almohadas Amigas Balones
Berzas Bolas Bongos
Brevas Bufas Calabazas
Cántaros Carretas Cocos
Delantera Domingas Flanes
Gemelas Globos Mamas
Mamellas Manolas Melocotones
Melones Misiles Mostrador
Niñas Pechugas Peras
Perolas Piñas Ramonas
Salvavidas Sandías Sobrinas
Tetamen Tetas Ubres

e) Otras etimologías

Cuenta Tom Cutler que «orgasmo», la petite mort en francés (¡qué savoir faire tienen siempre!), como palabra tiene origen en el siglo V a.C. y aparece en un texto de Hipócrates, aunque es muy poco probable que se refiriera a lo mismo que ahora. La palabra deriva del griego orgasmos, de organ, que viene a ser el ardor animal, la excitación, cólera. Para referirse a cólera se reintrodujo en las lenguas modernas allá por el siglo XVII.

«Mastrubación» viene del latín masturbatio, que a su vez podría proceder de manus («mano») y turba («alteración», «excitación»), pero también de manus stuprare («violar con la mano») o manus turbare («excitar con la mano»).

Siguiendo con el latín, encontramos «cunnilingus», que viene de cunnus («vulva») y de lingere («lamer»). También tiene ascendencia latina «felación», que procede de fellare, literalmente «chupar».

Baile de nacionalidades

El carácter humorístico de los disfemismos y los términos tabú en general se observa sobre todo en lo que llamamos «calumnias étnicas» (ethnic slurs) que, según Sánchez Benedito, son disfemismos usados como chiste a expensas de otras nacionalidades, como a French (un francés), a Greek (un griego), basados en la supuesta predilección de los franceses por el sexo oral y los griegos por el anal.

En inglés también se observa en Irish toothache (dolor de muelas irlandés) al hablar de una erección o Irish wedding (boda irlandesa) para referirse a la masturbación, ambos basados en la negativa de los católicos irlandeses a usar métodos anticonceptivos por escrúpulos religiosos.

Un ejemplo curioso es el del tit fuck o titty fuck inglés, que en castellano llamamos «una cubana». Resulta que para Portugal, Italia, Francia, Polonia, Alemania, Austria, Suiza y Grecia, el gusto es nuestro y a esa práctica la llaman «una española». En Argentina, por otro lado, es «una turca». Y dentro del mismo inglés hay divergencias, en la variante norteamericana se le llama Dutch fuck («una holandesa») mientras que en la británica es French fuck, con lo que hay que llevar cuidado porque, en castellano, «un francés» es sexo oral.

Como último ejemplo encontramos la sífilis. El nombre «sífilis» fue creado por el poeta y cirujano veronés Girolamo Fracastoro en su poema épico latino Sýphilis sive morbus gállicus en 1530. El protagonista de la obra es un pastor llamado Sífilo. Sífilo y sus amigos desafiaron al dios griego Apolo, por lo que este los castigó con la enfermedad.

Según la Wikipedia, «las distintas denominaciones asumidas entre los siglos XV-XVI demuestran de manera inequívoca la vasta extensión de la enfermedad y el deseo de echar la culpa a los países vecinos». Así pues, en Italia se conocía como «sarna española»; en España fue «morbus gallicus» («mal francés») o «morbo gálico»; en Portugal se le llamó «mal español», igual que en los Países Bajos; en Rusia era la «enfermedad polaca»; en Turquía, la «enfermedad cristiana» y en Tahití, la «enfermedad británica».

Sea como sea, aunque la tolerancia social hacia los términos y frases de carácter sexual sea mayor actualmente, aún se observa cierto afán por evitar referirse a los órganos y actos sexuales con términos claros y directos. Seguimos echando mano a eufemismos y disfemismos que cumplen la función social de atenuar el objeto tabú.

Esto es lo que sucede en cuanto a lengua, en el próximo artículo hablaremos de literatura y sociedad: abordaremos la censura de las obras eróticas. Así pues, ¡hasta la próxima!

***

Para saber más:

  • Chamizo Domínguez, Pedro & Francisco Sánchez (2000). Lo que nunca se aprendió en clase: Eufemismos y disfemismos en el lenguaje erótico inglés, Granada: Comares.
  • Chamizo Domínguez, Pedro (2008). Tabú y lenguaje: las palabras vitandas y la censura lingüística.
  • Cutler, Tom; Homedes, Jofre (traductor) (2013). Azotes y caricias. Una historia irreverente del sexo. Barcelona: Random House Mondadori.
  • Guérrier, Héloïse; Sánchez, David (ilustrador) (2014). Con dos huevos. Bilbao: Astiberri.
  • Santaemilia, José (ed.) (2005). The Language of Sex: Saying & Not Saying, Valencia: Universitat de València.

Sexo oral y escrito II. (Auto)censura

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El sexo vende, pero a veces hay que suavizarlo. Eso vimos en el artículo anterior, en el que repasamos el argot sexual y sus eufemismos. En esta ocasión nos centramos en otras formas de atenuación que trascienden lo puramente lingüístico: la censura y la autocensura, y las veremos aplicadas en literatura (novelas originales y traducciones) y en el mundo audiovisual.

«La traducción de las palabrotas o del lenguaje relacionado muy a menudo depende de las circunstancias históricas y políticas, además de ser un espacio de lucha personal, de disidencia ética y moral, de controversias religiosas e ideológicas, y de una cierta autocensura», describían con acierto Bou y Pennock en un artículo de 1992 sobre la traducción de Wilt, de Tom Sharpe.

Al traducir el sexo no solo está en juego la corrección gramatical o el léxico. Además de los significados reales de las expresiones relacionadas con el sexo, hay componentes estéticos, culturales, pragmáticos e ideológicos, así como una cuestión de ética lingüística.

La eliminación o atenuación de términos sexuales —o incluso la intensificación de los mismos— en la traducción suele traicionar la actitud personal del traductor sobre el comportamiento sexual humano y su verbalización. El traductor básicamente transfiere a su reescritura el nivel de aceptabilidad o la respetabilidad que concede a ciertas palabras o frases relacionadas con el sexo. Así pues, el análisis de la traducción del lenguaje sexual puede ser un indicador de la moral sexual de los traductores.

La traducción del lenguaje relacionado con el sexo es un terreno fértil para la articulación de censuras oficiales y también de una multiplicidad de autocensuras. En el siglo XXI no hay un estado aparente de censura puesto que se traducen miles de libros todos los años y la literatura erótica o pornográfica se distribuye sin problemas —al menos de forma patente—, pero tal vez sí podamos encontrar casos de autocensura del propio traductor o del editor, que sigue una determinada línea editorial.

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1. La autocensura

Dice Santaemilia en un artículo que «las autocensuras pueden incluir todo tipo de omisión, atenuación, tergiversación, (des)ajuste del original, etc. Incluso hoy en día, y a pesar del martilleo publicitario sobre géneros tan liberados y desinhibidos como la llamada chick lit o literatura para mujeres, la sorpresa acecha en cualquier rincón».

Para ilustrarlo, toma varios ejemplos de una novela de este género. En Maggie ve la luz (2003), la traducción española de Angels (2002), de Marian Keyes, una de las reinas del chick lit, notamos la eliminación, aquí y allá, de algunas expresiones como It’d be like licking a mackerel; lick someone’s mackerel; you’re a lickarse; narky bitch; así como la eliminación de algunas referencias explícitas al lesbianismo; o de ciertos usos de fuck como intensificador.

Comenta Santaemilia que dichas eliminaciones pueden atribuirse a un cierto autocontrol por parte de la traductora, o a cierta reserva sobre las alusiones sexuales. Sin embargo, lo que no se entiende es que en ese mismo libro, la traductora española omitiera un fragmento de 1 006 palabras en que la autora hace una comparación satírica entre el desarrollo de una misa en Los Ángeles y en la Irlanda archicatólica. ¿Por qué? ¿Se puede hablar de un descuido en este caso?

«El ejercicio de la autocensura se presta a diversas interpretaciones: reservas morales o éticas, autocontrol, libre ejercicio de la manipulación del texto original, etc. En todo caso, y para referirnos a la traducción de las alusiones sexuales en la literatura, habremos de convenir que traducir –y traducir el sexo quizá más aún– constituye un ámbito muy sensible, sujeto a posibles censuras, autocensuras, prejuicios o posturas ideológicas muy definidas. La traducción interlingüística no es, en modo alguno, una actividad transparente.»

Algo parecido sucede con la traducción de El guardián entre el centeno (1978), que carece de la mayoría de sus rasgos coloquiales, tales como blasfemias o improperios relacionados con el sexo. Sirva como ejemplo este fragmento estudiado por Santaemilia en otro de sus artículos:

Fragmentos de la novela general y la traducida en una versión de 1983.

Fragmentos de la versión original y la traducida en 1983.

Sorprende que el fragmento traducido sea más corto (cuando suele ser al contrario) y que se hayan eliminado esas expresiones, que aunque no estén tan cargadas de significado como otras, le dan mucho color al texto y son un rasgo de los personajes de Salinger. ¿Sería algo consciente o inconsciente? ¿Sería autocensura por parte del traductor o tal vez una directriz editorial?

2. La censura

Más allá de las preferencias y los reparos personales encontramos la censura propiamente dicha. Antiguamente eran los tribunales eclesiásticos los que tenían competencia sobre las publicaciones eróticas y pornográficas, en algunos países hasta bien entrado el siglo XX, en colaboración con otras instituciones.

Por lo que respecta a la literatura, había muchas dificultades para publicar obras eróticas (el editor se arriesgaba a ganarse una buena multa) y en materia de traducción podemos imaginar que muchas obras tardaran en traducirse o no se tradujeran directamente.

2.1. La censura en España

Los peores años de a censura en España se deben a Arias Salgado —en su faceta de ministro de Educación y Turismo—, que compartía con Franco una auténtica obsesión por salvar a los españoles de las llamas del infierno; un periodo ominoso que duró hasta la supresión de la censura en 1977.

locked book

En nuestro país, sexo y religión aparte, tampoco gustaba que el cine y la literatura circularan en los «idiomas regionales». El doblaje obligatorio ayudaba mucho a cambiar diálogos considerados inoportunos, libertarios o pecaminosos, y esto muchas veces llevaba a la incomprensión de las relaciones entre los personajes: convertían a esposos en hermanos (Mogambo), palabras de amor desesperado en ferviente oración (Las nieves del Kilimanjaro) o al marido en padre (El ídolo de barro), entre otros ejemplos que veremos al final del presente artículo.

En cuanto a literatura, el sexo y la política eran los temas que más ocupados tenían a los censores, muchos de ellos grandes escritores como Cela que, paradójicamente, tuvo que publicar La colmena en Buenos Aires primero y en España diez años después porque los censores querían suprimir todas las alusiones sexuales. El franquismo censuró a célebres plumas como Larra, Espronceda, Galdós, Valle Inclán, Jovellanos, Machado y Blasco Ibáñez.

Veamos a continuación otros casos célebres.

2.2. Algunos libros prohibidos

En el siglo XIX se prohibió la edición y venta de obras pornográficas y eróticas en el Reino Unido. Uno de los libros más prohibidos, perseguidos y censurados de la historia es Fanny Hill: Memoirs of a Woman of Pleasure (popularmente conocida como Fanny Hill), de John Cleland. De hecho, se la considera «la primera prosa pornográfica inglesa; la primera pornografía que usa la forma de novela».

Se armó tal revuelo tras su publicación en 1748 que las autoridades se apresuraron a condenarla, pero su éxito clandestino fue enorme hasta que su edición legal fue aprobada en Reino Unido en 1970. Fanny Hill no se tradujo hasta 1976. [Si os pica la curiosidad, podéis leer algunos fragmentos aquí: http://alamordelalumbre.es.tl/Fanny-Hill,-fragmentos--k1-John-Cleland-k2-.htm]

El amante de Lady Chatterley (1950) fue otro de los grandes perseguidos. Penguin publicó esta obra de D. H. Lawrence tal cual y no gustó que hubiera tantos fuck que, aunque es un término documentado antes de 1500, los poderes establecidos consideraban impublicable. Sucedía lo mismo con la palabra cunt, palabra tabú casi por excelencia en el mundo anglosajón.

Ni que decir tiene que la publicación se agotó. Sin embargo, en cumplimiento de la Ley sobre Publicaciones Obscenas de 1959, Penguin fue llevada a juicio. Durante el juicio, la editorial usó el argumento de que los libros con valor literario no podían ser obscenos. Al final, Penguin acabó absuelta.

En Azotes y caricias (2013) explican que «en juicios posteriores contra creaciones literarias de carácter erótico se dio luz verde hasta a obras pornográficas sin ningún valor artístico. Hoy vale casi todo menos la pornografía violenta o la pedófila» y nos ofrecen un listado de obras que han acabado con prohibiciones a lo largo de los años:

  • Cándido, de Voltaire: confiscado en 1930 por la Aduana estadounidense por obscenidad.
  • Un mundo feliz, de Aldous Huxley: prohibido en Irlanda en 1932 por incluir referencias a la promiscuidad sexual.
  • Diario de Ana Frank, de Ana Frank: vetado  en los colegios de Virginia por una serie de quejas por sus «temas sexuales».
  • Lolita, de Vladimir Nabokov: prohibido en Francia, Reino Unido, Argentina, Nueva Zelanda y Sudáfrica por su presunta obscenidad. Luego se hizo famosa la edición en cuya portada la niña chupaba una piruleta.
  • Madame Bovary, de Gustave Flaubert: a pesar de ser un clásico de la literatura, acusaron al autor de ofensa a la moral pública.
  • Ulises, de James Joyce: prohibido en Gran Bretaña y Estados Unidos durante los años treinta por su contenido sexual.
  • Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll: prohibida en un instituto estadounidense por contener referencias a la masturbación y las fantasías sexuales. Y prohibido en China en 1931 por el don del habla que tenían los animales. En fin…

El autor de Azotes y caricias hace una mención especial al Opus Dei, que tiene un listado de 60 000 libros prohibidos en el que se encuentran obras como El extranjero, de Camus o Ética para Amador, de Fernando Savater.

3. La censura en el cine

La censura en el cine ha ocupado miles de páginas y ha sido tema central en multitud de obras, de modo que solo veremos algunos casos. En general, no obstante, se observa en los censores un odio especial por temas religiosos y moralmente reprobables, pero también por las cuestiones políticas que no cuadraran con la ideología franquista. Por ejemplo, en La torre de los siete jorobados (1944), los croupiers de la ruleta no podían cantar «rojo» al final de las jugadas sino «colorado». En Casablanca (1942), los censores borraron el pasado de Rick (Humphrey Bogart) como combatiente en la guerra de España y cualquier mención a sus tendencias republicanas, claro.

Pero no solo eliminaban y cambiaban, en ocasiones también añadieron, como en Ladrón de bicicletas (1948), a la que añadieron una voz en off consoladora ante el panorama desolador con el que terminaba la película:

 

Mogambo (1953)

El caso de la censura en Mogambo es muy especial. Como nos explican en GuionOriginal, la película «sufrió la censura franquista por la infidelidad de Grace Kelly hacia su marido. La censura no podía consentir que Clark Gable sedujese a una mujer casada, y para solucionarlo decidieron modificar el guion y por consiguiente el doblaje, haciendo creer que Donald Sinden y Grace Kelly no estaban casados, sino que eran tan solo hermanos». Me los imagino valorando la gravedad del adulterio y del incesto y decidiendo al final que hacerlos pasar por hermanos tampoco era para tanto.

Bueno, juzgadlo vosotros mismos en este fragmento:

Al parecer, les debió de gustar porque los censores volvieron a hacerlo en El ídolo de barro (1949), una película de boxeo con Kirk Douglas como protagonista. En este caso convirtieron a una pareja casada en padre e hija para tapar la infidelidad de la esposa.

Las lluvias de Ranchipur (1955)

En esta película Lana Turner, una mujer casada, se encapricha de un apuesto galán hindú, Richard Burton. En la versión original, al marido le ataca un tigre y acaba malherido. En la española, se eliminaron todas las escenas posteriores en las que sale el actor para sugerir que ella está viuda y, por tanto, no es pecaminoso su flirteo con el galán.

Arco de triunfo (1948)

En Strambotic nos explican que esta película, protagonizada por Ingrid Bergman y Charles Boyer, tuvo también su dosis de infidelidad «salvo en España, donde el doblaje censor hizo de las suyas. En una de las escenas, a Bergman le preguntan por el hombre que la acompaña, a la sazón, su amante: “¿Es su marido?”, a lo que ella niega con la cabeza mientras de sus labios sale un claro y nítido “Sí”».

La condesa descalza (1954)

El personaje central (Ava Gardner) mantiene una relación extramatrimonial porque su marido es impotente. Una vez más, el doblaje alteró las relaciones; el marido pasó a ser hermano, y así la condesa no muere a manos del marido que descubre el adulterio sino a manos de su hermano, que considera pecaminosa una relación prematrimonial

Y hasta aquí el repaso a la censura y la autocensura, temas que dan para mucho más que una mera entrada de blog. ¿Conocéis algún ejemplo más de censura o autocensura en obras literarias o audiovisuales? ¿Os habéis encontrado algún fragmento chocante o bien omisiones en algún libro?

***

Para saber más:


Más lecturas para el traductor

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Se acerca la vuelta al cole, también para los traductores. Para los que aún compráis diccionarios y libros en formato papel os traigo la segunda parte de las lecturas para el traductor. Lo que encontrareis aquí serán obras que considero interesantes por algún motivo y que pueden ser útiles para traductores (y amantes de la lengua en general).

Si en anterior artículo recogía obras sobre el oficio del traductor y me centraba en la traducción audiovisual y la lengua inglesa, esta vez me centro en otros aspectos más especializados. Evidentemente no es una lista exclusiva y si tenéis algún libro de referencia, dejad constancia en los comentarios.

GRAMÁTICA Y ORTOGRAFÍA GENERAL 

Cervantes Lavadora de textos
  • El libro del español correcto. Claves para escribir y hablar bien en español del Instituto Cervantes (Espasa, 2012).

Como comentan en el CVC, el libro proporciona información rigurosa y de fácil consulta para resolver las dudas más comunes sobre el uso culto del idioma; resume las pautas ortográficas más aconsejables; recoge recomendaciones prácticas para elaborar textos bien estructurados y eficaces; expone las claves para hablar correctamente; desgrana consejos sobre la prosodia y el lenguaje no verbal y describe la norma culta de la lengua española con ejemplos prácticos que ilustran los usos correctos e incorrectos. Igualmente analiza el lenguaje que se usa en las redes sociales y a través de nuevas vías de comunicación como el correo electrónico, SMS, chat, blog, etc.

En resumen, va muy bien para consultar aquellas dudas puntuales que podamos tener.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del Libro y Amazon.

  • Las 500 dudas más frecuentes del español del Instituto Cervantes (Espasa, 2008)

Planteado en forma de pregunta/respuesta, y desde un enfoque muy práctico, expone y resuelve los principales problemas que se presentan en el uso de la lengua española. ¿Es correcta la expresión en base a? ¿Se dice superior a lo previsto o superior que lo previsto? ¿Se pronuncia adecua o adecúa? ¿Cómo se dice, sentaros o sentaos? ¿Qué diferencia hay entre porque, porqué y por qué? ¿Cómo se escribe, el Papa o el papa? ¿Se acentúan los demostrativos?

Algunas preguntas son más útiles que otras, pero en general es bueno.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del Libro, Fnac, Amazon.

  • Lavadora de textos: la duda, el sentido común y otras herramientas para escribir bien, Ramón Alemán (Lavadora de textos, 2011).

El libro es una recopilación de los artículos publicados hasta ahora por Ramón Alemán. Está escrito de forma rigurosa a la vez que sencilla y con un toque de humor, y aborda asuntos relativos a la lengua española, sobre todo los que tienen que ver con la escritura.

¿Dónde encontrarlo? En el blog Lavadora de textos y Agapea.

LA LENGUA ESPAÑOLA DESDE UN PRISMA MÁS PERSONAL

Muchos periodistas se han lanzado a escribir sobre lengua en estos últimos años. Muchas veces son cajones de sastre, pero hay algunos que valen la pena. Aquí os dejo tres.

Hablando Deslenguados 101 cagadas
  • Hablando pronto y mal, Amando de Miguel (Espasa, 2013)

Amando de Miguel nos ofrece una colección de comentarios y apuntes divertidos sobre el habla actual de los españoles: palabras extravagantes, dobles sentidos, palabras malsonantes, idiotismos y vulgarismos, el lenguaje de los políticos (politiqués) y la jerga de los tertulianos (tertulianés). Amando, que tiene una columna en Libertad Digital, habla del lenguaje de los españoles de hoy, sus aciertos expresivos, sus modas y sus disparates.

Muy ameno y salpicado con apuntes etimológicos. No directamente aplicable al mundo de la traducción, pero sin duda enriquecedor como hablantes.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del Libro, Fnac Planeta de libros.

  • Deslenguados, Julio Somoano (Planeta, 2011)

Julio Samoano nos explica cómo es el español del siglo XXI y cuál es el que nos espera en el futuro. Nos cuenta en qué se ha concretado la influencia de la cultura anglosajona que hemos padecido en las últimas décadas, no solo en la abundancia de extranjerismos, sino en tendencias como la corrección política; la invasión de tópicos y eufemismos para maquillar la verdad (ya no hay chabolas sino «infraviviendas» y el paro nunca sube, sino que se produce «una evolución negativa de la tasa de ocupación»), también trata los malapropismos («Le tocó el euromillón y ahora nadan en la ambulancia») y el lenguaje de los SMS, entre otros.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro y Fnac.

  • Las 101 cagadas del españolMaría Irazusta (Espasa, 2014)

Una buena recopilación de píldoras lingüísticas, patadas al diccionario (preveer o prever; detrás tuya o detrás de ti), etimologías curiosas (el «chotis», tan castizo, no viene de una palabra puramente española), localismos (anglicismos, latinismos, etc.) y curiosidades varias. También rescata palabras moribundas para que no caigan en el olvido (pazguato, rufián etc.). Todo escrito de una forma amena y muy práctica.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del Libro y Planeta de libros.

REFRANES

Dichos la foto 2 (6) Que me lo expliquen
  • El porqué de los dichos, José María Iribarren (Ariel, 2013)

Un compendio exhaustivo de los dichos y refranes populares (y tal vez los que no lo son tanto), pero pienso empezar a usar. El libro responde a lo que siempre te has preguntado respecto del significado y origen de muchas expresiones coloquiales: «Culo de mal asiento», «Quien se va a Sevilla pierde su silla», «Tener guardadas las espaldas», «A palo seco» o «Vete a la porra», entre muchas otras. Lo que le distancia de otras obras del estilo es que explica el significado de cada frase, el uso correcto que debemos darle y también de dónde proviene.

En definitiva, seiscientas páginas de expresiones variopintas, anécdotas y hasta ilustraciones. Un caramelito, vamos.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro, Planeta de libros.

  • Con dos huevos, Héloïse Guérrier y David Sánchez (Astiberri, 2014)

Un librito delicioso con las expresiones más castizas, sobre todo las más soeces y sexuales, del castellano y sus orígenes, como «montar un pollo», «cagarse en la leche», «pelar la pava» y «hacerse la picha un lío». Cada expresión lleva una ilustración literal. Además de la explicación, se indaga en su origen y se aportan las traducciones al francés y al inglés de cada una.

Un glosario ilustrado dirigido tanto a los nativos que sienten curiosidad por las expresiones más surrealistas de su propio idioma, como a los extranjeros en apuros frente a tan prolífica jerga. ¿Lo malo? Que sea tan corto. Te entran ganas de más.

Con dos huevos: ejemplo

¿Dónde encontrarlo? En Astiberri, Amazon.

  • ¡Que me lo expliquen!, VV.AA. (Espasa, 2012)

El libro es un resumen la sección que lleva el mismo nombre de «Las Mañanas KISS», en la que se busca el origen de expresiones cotidianas, de dichos populares y de esas palabras que se usan todos los días. Escrito con humor, vertebra su contenido en secciones según el tipo de expresión: amores y amoríos («dar calabazas», «salir del armario»), moderneces («spam», «morir con las botas puestas»), ¡Fiesta, fiesta! («Ir de cañas», «cogerse una turca»), todo por la pasta («tirar la casa por la ventana», «manejar el cotarro») y muchas más.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro, Fnac.

ETIMOLOGÍA

No es solo por capricho o por curiosidad que un traductor debe tener nociones de etimología. Como dice Castro en la reseña del primer libro que veremos a continuación, «la etimología nos ayuda a rebuscar en el baúl de los recuerdos el sentido de las palabras y las acepciones que nos pueden ayudar a resolver problemas de traducción y expresión».

Parentescos Etimología
  • Parentescos insólitos del lenguaje, Fernando Navarro (Ediciones del Prado, 2002)

Con capítulos dedicados a cada una de las letras del abecedario, Navarro va hilando palabra tras palabra, origen tras origen, para ofrecernos unos breves artículos en los que desgrana datos de lo más suculentos, bien documentados, amenos e interesantes sobre el origen de muchas expresiones comunes en nuestro lenguaje.

¿Dónde encontrarlo? Es difícil de encontrar (yo tuve la gran suerte de que me lo regalara el mismísimo Fernando Navarro), pero he encontrado algunas pistas en Popular libros y La Central.

  • Etimologicón, Javier del Hoyo (Ariel, 2013)

Un viaje práctico y lúdico por el origen de las palabras en poco más de doscientas páginas. Coincido con lo expuesto en la reseña de La tormenta en un vaso: «Su trabajo como profesor titular de Filología Latina de la Universidad Autónoma de Madrid hace que el libro sea eminentemente didáctico sin dejar de ser lúdico. Del Hoyo agrupa las palabras en capítulos a través de las raíces grecolatinas de donde provienen, y las enlaza unas a otras en una suerte de juego discursivo».

Igual que en el libro de Navarro, «al agruparlas por la raíz, servirá como herramienta mnemotécnica para aquellos que busquen evitar tanto faltas de ortografía como tediosos manuales. Ordenadas en un índice alfabético, las palabras son igualmente localizables dentro del texto por estar resaltadas en verde».

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro y Planeta de libros.

  • Palabrología, Virgilio Ortega (Planeta, 2014)

Un manual muy completo en el que el que Virgilio Ortega analiza una extensa lista de términos y nos recuerda el origen olvidado de nuestro lenguaje, demostrando así que la historia puede también conocerse gracias a la etimología de las palabras. A diferencia de los otros dos, en este se exploran los términos por ámbitos de la cultura y el saber, y no de forma alfabética.

Algunos ejemplos curiosos que podemos encontrar, y tomo aquí parte de la reseña en el ABC: ¿Sabía, por ejemplo, que la palabra ministro hace referencia a una persona con poca categoría? «El ministro es ahora una de las personas más importantes del país, pero lo cierto es que la etimología de esta palabra, del latín minister, relacionada con la palabra minus, significa “menos”. Ministro, por tanto, venía a significar sirviente, un esclavo de los criados, la persona que menos sabía de todas. Fíjate qué cambio, de ser el que menos sabía de algo a ser el primero de los mandamases».

Algo similar ocurre con el término pelleja, cuyo significado también es ciertamente opuesto al sentido peyorativo que hoy se le atribuye en nuestro lenguaje y en el que suele utilizarse a modo de insulto. Como explica Ortega, la palabra pelleja venía a significar «preciosa» pues procede de pellis, que significa piel y cuyo diminutivo era pellicula, que significa pielecita, algo bonito, agradable.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro, Planeta de libros, Fnac.

INSULTOS Y LENGUAJE SOEZ

A pesar del gran uso que se les da en la calle, los insultos y, en definitiva, el lenguaje soez son ámbitos de la lengua que no se han estudiado lo suficiente. Aquí van algunos de los recursos con los que he trabajado. Dejando a un lado El gran libro de los insultos de Pancracio Celdrán (La esfera de los libros, 2008), encontramos algunos manuales más que harán las delicias de los más faltones.

Insultos Insults català
  • El libro de los insultos, Víctor de la Piedra (Océano Ambar, 2010)

Víctor de la Piedra lo aborda todo en apenas 170 páginas. Desde la esencia misma del insulto, pasando por historia del mismo (su origen, evolución y hasta la libertad de expresión), aborda los insultos más utilizados en todo el mundo y se centra, cómo no, en los de España. ¡Hasta los separa por comunidad autónoma! Además de las palabras, también explica los gestos con los que insultamos y nos explica los insultos más famosos de la historia, ya sea entre escritores, en el cine, en política y en el deporte.

No caigas en el calco y aprende a insultar como es debido.

¿Dónde coño lo encontramos? En Afaomega.

  • 100 insults imprescindibles en català, Pau Vidal (Cossetània, 2014)

Como hablante del catalán, el ámbito de los insultos se vuelve aún más peliagudo. Existe una influencia enorme del castellano que al final nos hace incurrir en barbarismos innecesarios. El filólogo Pau Vidal ha reunido más de cien insultos genuinos y nos los descubre señalando el origen, el significado actual y los ámbitos de uso y, además, nos los acompaña de un «emprenyòmetre» (cabreómetro) para medir el grado de intensidad según como lo reciben los destinatarios. Un libro divertido y gamberro para aprender a insultar bien en catalán.

On coi el trobem? Casa del libro.

  • Diccionari de renecs i paraulotes, Pere Verdaguer (El trabucaire, 1999)

Un compendio excelente de palabrotas y palabras soeces, sobre todo sexuales en catalán. Una obra imprescindible por su riqueza de léxico y abundancia de sinónimos para cada palabra.

¿Dónde comprarlo? En Casa del libroLa Central y Amazon.

SEXO Y EROTISMO (LINGÜÍSTICOS)

Si sois lectores habituales del blog, sabréis que he dedicado varios artículos a la traducción erótica y al lenguaje sexual, una rama de estudio que está aún en paños menores. Aquí van algunos de los recursos que más interesantes me parecen.

Diccionarios de sexo y BDSM Diccionario erótico del cómic Eufemismos sexuales
  • Diccionario del sexo y el erotismo, Félix Rodríguez González (Alianza, 2011)

«Solo del pene y de la vagina he recopilado más de 200 sinónimos —dice Félix Rodríguez en una entrevista—. Me llaman la atención expresiones como “pantalón para sordomudos”. Y otras tan plásticas como “sartén”, donde se estrellan los huevos, y “frontón”, donde se estrellan las pelotas». Todo un estudioso de la lengua. Sin ironía.

Un diccionario muy completo con sus más 6 200 voces que ofrece la más extensa y actualizada recopilación en torno al sexo, el erotismo y la sexualidad en nuestra lengua, tal y como aparecen en los medios de comunicación y en el habla diaria. Aparte de su significado, se examinan el origen y la evolución de las palabras y frases más significativas, así como algunos modismos formados a partir de ellas. Dada su interdisciplinariedad, el libro resultará de interés para el público general y para profesores e investigadores de muy diferentes campos relacionados con el lenguaje, como la lexicología, la lexicografía, la etimología, la semántica y la sociolingüística, y de disciplinas como la sociología y otras ciencias humanas.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro.

  • Diccionario multilingüe de BDSM, Bartomeu Domènech y Sibil·la Martí (Bellaterra, 2004)

A pesar de la interminable fuente de recursos que encontramos en Internet para temas sexuales, la red sigue siendo un ámbito donde los tecnicismos son, básicamente, anglicismos, sobre todo los relacionados con el BDSM.

Pero es difícil separar el grano de la paja y encontrar buen material de referencia. Este diccionario lo es. No solo va más allá a la hora de buscar buenas traducciones en castellano de estos términos sino que nos da una breve explicación y aporta las versiones en catalán, inglés y francés.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro, Amazon.

  • Enciclopedia erótica del cómic, Luis Gasca y Román Gubern (Cátedra, 2012)

Casi 500 páginas con miembros, posturas y filias de todo tipo explicadas al detalle, con apuntes históricos y viñetas a todo color.

Como explican en este artículo: «El libro tiene dos formas de consulta, según nos comenta Gubern: “Por un lado está ordenado alfabéticamente, desde Acrofilia (placer derivado de la altura física) hasta la palabra Zoofilia que cierra el libro y no necesita explicación. Y por otra parte, al final hay un índice temático ordenado por los sentidos (vista, tacto, oído…), anatomía, ropa, ritos… creo que sería muy útil para la Academia de la Lengua Española porque hay muchos términos, la mayoría derivados del latín o el griego, que todavía no figuran en el Diccionario y que estoy convencido de que estarán en un futuro cercano. Yo no soy sexólogo —continúa Gubern— pero me rodeé de enciclopedias de sexología. Iba consultándolas y hacia resúmenes. La sexología es una ciencia poco extendida y a veces tenía que interpretar las definiciones. Pero creo que el libro  tiene bastante rigor científico y un gran valor iconográfico, erudito y cognitivo”».

¿Dónde encontrarla? En Casa del libro, Fnac.

  • Lo que nunca se aprendió en clase. Eufemismos y disfemimos en el lenguaje erótico inglés, Pedro J. Chamizo Domínguez y Francisco Sánchez Benedito (Comares, 2000)

Este volumen es distinto a los anteriores ya que explora cuestiones puramente lingüísticas. Como el mismo Sánchez explica en su blog: «El libro se divide en dos partes. La primera parte es un estudio teórico del eufemismo y del disfemismo: concepto, funciones, tipos principales, etc. La segunda parte consta de un corpus léxico que contiene una amplia muestra (más de 3 000) de los eufemismos y disfemismos usados en inglés en este campo, desde el siglo XVII hasta nuestros días, la clasificación de los mismos en lexicalizados o semi-lexicalizados, según conserven o hayan perdido ya su ambigüedad y la agrupación en esferas conceptuales: guerra, monta, caza, pesca, alimentos, juegos y diversiones, viajes, comercio, religión, etc., con objeto de determinar las distintas clases de imágenes mentales usadas en inglés para este tipo de lenguaje tabú».

Para mí es un libro imprescindible para todos los interesados en explorar el lenguaje erótico inglés. Sin duda, es una buena ayuda cuando nos enfrentamos a textos de este tipo.

¿Dónde encontrarlo? En Editorial ComaresCasa del libro.

ONOMATOPEYAS

Las grandes olvidadas y, sin embargo, tan útiles en cómic, en traducción audiovisual y en literaria.

Onomatopeies
  • Diccionari d’onomatopeies i altres interjeccions [ Multilingüe], Manel Riera-Eures y Margarida Sanjaume.

Una herramienta imprescindible para asesores lingüísticos, correctores, traductores, redactores y muy útil también para todos los interesados en la oralidad y lo coloquial. Es un repertorio sistemático y exhaustivo de las onomatopeyas y otras interjecciones del catalán, con indicación de variables formales y polisémicas, con definiciones y ejemplos contextualizadores, con notas de información adicional (sobre pronunciación, grafía, gesticulación asociada a la interjección, combinación de interjecciones, sentidos figurados, etc.).

Si bien el cuerpo central está en catalán, encontrareis equivalencias en inglés, español y francés, y eso es lo que considero más importante para recomendarlo. Ya sabéis, las onomatopeyas han sido siempre las más incomprendidas.

Un ejemplo:

Onomatopeies: exemple

¿Dónde encontrarlo? En Casa del Libro, Fnac.

CURIOSIDADES LINGÜÍSTICAS

A buen entendedor, pocas palabras bastan, pero curiosidades y chorradas lingüísticas nunca son suficientes, sobre todo si eres traductor.

Tingo Compendio
  • The meaning of Tingo, Adam Jacot de Boinod (Penguin, 2005)

Si os gustan esos artículos de «Las 10 palabras que el idioma X debería importar del idioma Y» o el tan manido «10 palabras intraducibles del idioma Z», este libro os encantará. Dividido en ámbitos como el amor, la familia,  los números, los animales, etc., está escrito con guasa e ilustrado con mucha gracia.

Un ejemplo:

Tingo: ejemplo

No es de esos libros que usareis para documentaros, pero sí para saciar la típica curiosidad del traductor.

¿Y dónde está? En Amazon.

  • Compendio general e innecesario de cosas que nunca pensó que le fueran a importar, Cristina García-Tornel (Debate, 2013)

Fantástico para jugar al Trivial o concursar en la tele, eso para empezar. En un mismo libro puedes encontrar los diez animales más peligrosos, la historia del cartel de «Hollywood» (que originalmente decía Hollywoodland), quiénes fueron las primeras mujeres astronautas, la extinción del pingüino auténtico, los diez mayores fracasos del cine, teoría y práctica del beso (el más largo de la historia duró 58 horas, 35 minutos y 58 segundos), entre muchos otros.

En cuanto a lengua, recopila y explica las figuras literarias y retóricas, nos brinda un breve diccionario de palabras curiosas, aporta la etimología de algunas expresiones e incluso lo que se esconde tras el nombre de algunos objetos cotidianos, etc.

Ideal para ir leyendo a ratitos, sin seguir el orden de las páginas y dejarte sorprender.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro, Fnac.

INGLÉS COLOQUIAL

Leer en inglés y ver las películas en versión original ayuda mucho, sí, pero si necesitáis un extra, aquí van algunos libritos con el inglés de la calle.

Inglés coloquial

  • El inglés de la calle (Larousse Editorial, 2012)

Este volumen se ocupa de la lengua viva, del inglés de las conversaciones cotidianas, que aparece en las películas y en la tele, que surge con frecuencia en el habla pero del que no se ocupan habitualmente las academias e incluso muchos de los diccionarios.

Recopila miles de frases y expresiones, del inglés británico y del americano, organizadas temáticamente para facilitar las búsquedas, y marca los diferentes registros (coloquial, vulgar, familiar, formal) para delimitar claramente su uso.

¿Dónde encontrarlo? En Agapea.

  • Inglés sin censura (Langenscheidt, 2011)

Librito que recoge expresiones en inglés sobre las relaciones personales, el sexo, la tecnología, el bar, etc., todo desde el prisma de la supervivencia en el país, ya sea en el Reino Unido o en Estados Unidos, puesto que marca las variantes en los términos.

Un ejemplo:

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¿Dónde está? En Casa del libroFnac.

  • Word up!, Mark DC McKinnon y Almudena Sáiz García (Pons, 2009)

Un divertido diccionario (inglés-español/español-inglés) con las palabras y expresiones más útiles y curiosas de la lengua coloquial, tanto del inglés británico como del americano. Como los anteriores, incluye términos que no aparecen ni en los diccionarios convencionales ni en los libros de texto, bien porque son tabú, políticamente incorrectos o simplemente porque son de reciente creación.

Por su estructura bidireccional, es ideal también para todos los hablantes de inglés que quieran acercarse al español que se utiliza hoy en día. 100% bilingüe y con ejemplos extraídos de fuentes reales: series de tv, chats, películas, canciones y, sobre todo, de la calle.

¿Y dónde lo encuentro? En Amazon, Casa del libro.

ESPAÑOL Y CATALÁN: INTERFERENCIAS

Cuando se hablan indistintamente ambas lenguas, por muy claro que creas que lo tienes, siempre se producen mezclas. A continuación, un par de libritos con las dudas más habituales para no caer en las interferencias típicas entre estos idiomas.

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  •  Catanyol.es. El catanyol es cura. Interferències castellà-català, Pau Vidal (Barcanova, 2012)

Una pequeña joya sobre el catanyol (català + espanyol), es decir, la mezcla incorrecta de ambos idiomas o, mejor dicho, la inclusión de una palabra castellanizada en un enunciado en catalán. El libro incluye multitud de frases reales y su debida corrección, junto con una explicación del error. Además se divide en tres secciones según lo detectable y lo grave que pueda ser el error: errores flagrantes de léxico o construcción; palabras o expresiones correctas/existentes en catalán, pero mal usadas o bien calcos de otras lenguas; casos más sutiles porque la costumbre y el elevado grado de difusión han provocado que parezcan normales.

Incluye una síntesis final de todo lo expuesto y un índice alfabético para encontrar los casos más concretos.

¿Dónde encontrarlo? En Casa del libro, Fnac.

  • Diccionari de barbarismes, Josep Ruaix i Vinyet (Claret, 2011)

Este diccionario proporciona la forma exacta de los llamados barbarismos o errores por interferencia en la lengua de procedencia y distingue entre forasterismes o extranjerismos (palabras o expresiones con fonética total o parcialmente extranjera), barbarismos propios de personas o sectores con poca competencia lingüística , barbarismos ordinarios (más o menos generalizados, más o menos inconscientes) y barbarismos discutidos o dudosos (sobre los que se da la información suficiente para que el lector se pueda formar un criterio propio). En resumen, un diccionario muy útil para depurar el lenguaje.

Lo que resulta más útil es que se puede buscar la palabra directamente y saber al momento si el término en cuestión es catalán o un barbarismo, en cuyo caso se dice cuál es el término correcto. Aporta frases de ejemplo y notas de uso.

Para que os hagáis una idea, sería una versión mucho más ampliada, mejorada y con ejemplos de algo así: Vocabulari de barbarismes.

¿Dónde encontrarlo? En Claret, Amazon.

filigranaHasta aquí esta nueva tanda de libros. Los enlaces a los sitios de compra no responden a ningún criterio en particular; obviamente existen otros puntos de venta. Simplemente son una ayuda por si decidís comprarlos.

Si sabéis de algún otro libro interesante de estas categorías o de cualquier otra, no dudéis en dejar vuestra recomendación en los comentarios.

¡Gracias por leer y hasta la próxima!


El último caballero andante de la literatura

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«El problema de traducir es en realidad el problema mismo de escribir y el traductor se halla en su centro, quizás aún más que el autor. Se le pide [...] no que domine una lengua, sino todo lo que hay detrás de esa lengua es decir, toda una cultura, todo un mundo, toda una forma de ver el mundo [...] Se le pide que lleve a cabo esa operación, ímproba y pese a todo apasionada, sin hacerse notar. [...] Se le pide que considere como su máximo triunfo el que el lector ni siquiera se fije en él [...] un asceta, un héroe esencialmente desinteresado, dispuesto a darse por entero a cambio de un mendrugo de pan y a desaparecer en el crepúsculo, anónimo y sublime, cuando la gesta épica se ha cumplido. El traductor es el último y auténtico caballero andante de la literatura». (Fruttero&Lucentini, I ferri del mestiere, Einaudi, Turín 2003).

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Don Quijote visto por Dalí. Hoy el pobre traductor quijotesco tiene que luchar con cosas peores que molinos.

Con esta cita empezaba su carta abierta a la prensa un grupo de traductores literarios para pedir un reconocimiento justo de la profesión, sobre todo en los medios. El grupo pide de esta forma que los críticos reconozcan la figura del traductor y que los redactores de las páginas culturales de diarios y revistas reflejen su nombre junto a los demás datos.

Los compañeros prosiguen:

Nosotros también estamos aquí, somos parte del proceso que da vida a objetos importantes: los libros. Los libros del llanto y de la risa, del amor y del dolor, del conocimiento y de la evasión, los libros que de mil maneras llegan a la mente y al corazón de las personas también se deben a nosotros. Deseamos que nuestro nombre conste y lo confirme, que nuestra obra no se silencie.

El crítico que se prodiga en elogios del estilo, del léxico, de las acrobacias lingüísticas de un autor, si ha leído el libro en su versión original, debería sentirse obligado a comentar la versión traducida y, si sólo ha leído la versión traducida, debería recordar que ha leído las palabras, las frases y el ritmo escogidos por el traductor. Pedimos un reconocimiento justo, igual que estamos dispuestos a aceptar cualquier crítica competente y motivada.

Estos traductores tienen toda la razón del mundo. ¿Cuántas veces se comparten fragmentos de libros en las redes o se recuerdan citas célebres extraídas de novelas? Muchas. Por desgracia, el traductor está siempre ausente. Y lo mismo en las recomendaciones de libros que encontramos en muchas revistas. Aquí van unos ejemplos de las ediciones de agosto y septiembre de la revista Elle:

Historias de amor Cook lit

Cualquiera diría que se han leído la versión original para recomendarlos. ¿No hay espacio para poner el nombre del traductor en esas historias de amor y de cocina? Hace un par de años, ACEC lanzó la campaña «¿Quién ha traducido el libro?» para luchar con esta práctica periodística, pero poco han cambiado las cosas. Y que conste que no es por llorar (sí, se nos critica mucho por eso). Hay prácticas y cuestiones más graves, pero hay que abordar las cosas desde una perspectiva realista y reivindicativa.

No obstante, en ocasiones, es normal que nuestro caballero andante se sienta (y perdonadme el anacronismo) el último mono de la Nasa, como cantaba Pablo Carbonell: Soy el último mono de la Nasa / El que quita toda la grasa / Todos los trozos de cohete / Las partículas de meteoritos / Pedacitos de satélites / Las basuras y el detritus. 

Visibilidad envenenada

¡Ay!, cuántas veces el traductor se vuelve visible cuando este da (o se supone que da) un mal paso. Josefina Cornejo ilustra este momento a la perfección en un trujamán:

No es tarea del traductor corregir el texto, ¿cierto? Pero, ¿lo entenderá así el lector? ¿Escucharemos eso tan manido de «la traducción es muy mala»? ¿Se culpará a quien la firma de la mediocridad del material?

Observo desde hace un tiempo que cualquiera —sea lector asiduo, lector esporádico o alguien que apenas haya pasado las páginas de un libro— se atreve a juzgar nuestra labor sin más. «Qué pena cuando el libro está mal traducido», escuché hace unas semanas de boca de una persona que se precia de leída. ¡¿Cómo?! No creo que tenga la costumbre de leer la traducción al tiempo que la contrasta con el original. Sinceramente, lo dudo. Entre otras cosas, porque el comentario en cuestión lo hizo a propósito de una novela escrita en un idioma bastante alejado del nuestro y con el que guarda bien pocas similitudes: el húngaro.

[…] Me preguntó que si traducía libros. He de admitir que aprecio, eso sí, cierta curiosidad en el otro cuando confiesas que te dedicas a la traducción. Asentí con la cabeza. «¡Qué interesante!», dijo uno de los presentes, quien también quiso saber si mi nombre aparecía impreso. «Sí, pero, bah, la única persona que lo busca es mi madre», reconocí. «Y yo, cuando el libro está mal traducido», afirmó otro de los que allí se encontraban.

Por fortuna, cada vez somos más visibles también para lo bueno, como atestiguan algunos artículos y especiales en la prensa. Veamos algunos casos.

Los traductores en la prensa

Articulo en el Clarín sobre la traducción literaria en Argentina. (Para leerlo bien, os recomiendo que os bajéis la imagen)

Estos son algunos ejemplos relativamente recientes de artículos elogiosos sobre la traducción, pero también hay lugar para otro tipo de noticias, que aunque no son tan halagüeñas, reflejan el estado de la cuestión y no solo en literaria. Por ejemplo, se ha hablado mucho de los traductores en la esfera jurídica y en política. En cualquier caso, es cierto que cada vez se nos reconoce algo más.

Pero ¿quiénes son estos caballeros andantes? ¿Se rigen por un código de honor? ¿Si les pinchan, sangran?

Aunque algunos diccionarios antepongan al traductor como adjetivo y usen ejemplos tan simpáticos como el de la foto, quien traduce los libros es alguien que muchas veces suda tinta para llevar la traducción a buen puerto.

Definición de traductor

Definición en el Clave.

Porque no es solo un escribiente que repita o sustituya una palabra por otra. Como dice G. Bufalino, «si el autor es el padre y esposo del texto, el traductor es su amante». El lector en todo esto deberá dejarse seducir por ambos y sentir lo mismo con sus letras. Hay que conseguir que el lector disfrute mediante la traducción como lo haría de poder acceder al texto original.

Fragmento de prólogo de David Trueba para «El amor se escribe sin hache» de Jardiel Poncela.

Fragmento de prólogo de David Trueba para «El amor se escribe sin hache» de Jardiel Poncela.

Y sí, este caballero andante de la brillante armadura (el pijama, por ejemplo) se rige, o debería, por un código deontológico. Este que comparte Ace Traductores es un buen ejemplo:

1. El hecho de ejercer la profesión de traductor equivale, para quien la ejerce, a afirmar que cuenta con un firmísimo conocimiento de la lengua que traduce (conocida como lengua de partida) y de la lengua en que se expresa (conocida como lengua de llegada). Ésta debe ser su lengua materna u otra que domine tan bien como la materna, de la misma forma que todos los escritores dominan la lengua en que escriben.

2. El traductor tiene la obligación de saber hasta dónde llega su competencia y se abstendrá de traducir un texto cuya redacción o ámbito de conocimiento no domine.

3. El traductor se abstendrá de modificar de forma tendenciosa las ideas o la forma de expresarse del autor y suprimir algo de un texto o añadirlo a menos que cuente con el permiso expreso del autor o de sus derechohabientes.

4. Cuando no sea posible realizar la traducción a partir del texto original y el traductor utilice una “traducción-puente”, deberá, para hacerlo, contar con el permiso del autor y mencionar el nombre del traductor a cuyo trabajo recurra.

5. El traductor se compromete al secreto profesional cuando deba usar, para su labor, documentos confidenciales.

6. El traductor literario debe conocer a fondo la legislación acerca de los derechos de autor así como los  usos de la profesión  y debe velar por que se respeten en el contrato de traducción.

7.  El traductor se abstendrá de menoscabar la profesión al aceptar condiciones que no garanticen un trabajo de calidad o perjudiquen a un colega de forma deliberada.

Las reglas de García Yebra

Las reglas de García Yebra

Sin embargo, si dejamos a un lado las cuestiones laborales y nos centramos en las lingüísticas, nuestro caballero también respeta directrices como las del siguiente decálogo del traductor literario de Helena Cortés (tomado de La linterna del traductor):

  1. Humildad (también fidelidad al texto). No trates de ser más brillante que el propio autor.
  2. Sensatez. Si algo sorprende sobremanera o parece no tener ningún sentido, indaga. Seguro que algo se te escapa.
  3. Sentido estético. Traducir correctamente el contenido de la obra original puede ser fácil, pero no hay que olvidarse de la forma estética. Analiza los recursos estilísticos y estéticos del autor.
  4. Paciencia. Al acabar de traducir, olvida tu versión y borra de tu mente el original. Haz una última lectura sin tener presente más que tu sentido lingüístico y literario. Tómate todas las libertades que quieras con el texto hasta hacerlo completamente tuyo.
  5. Cultura. Hay que tener cientos de horas de lectura acumulados, una sólida cultura general y cierta experiencia vital, conocer los clásicos… Pasión y curiosidad a partes iguales.
  6. Naturalidad. Es más importante que la obra suene bien en tu idioma y conseguir un texto natural y fluido, carente de todo artificio, que el que se cuele alguna disculpable metedura de pata.
  7. Buena pluma. Si no tienes talento para escribir con gracia y soltura en tu propio idioma no podrás ser nunca un buen traductor literario. Solo el que escribe bien traduce bien.
  8. Dominio de tu lengua. Ser bilingüe ayuda mucho, pero no es garantía. Conocer bien la lengua de llegada, saber jugar con ella: esa es la condición para ser un buen traductor.
  9. Actualidad. No envejezcas a propósito una traducción para acercarla a la época del autor. Los lectores contemporáneos del autor pudieron disfrutar de una lectura fluida y natural en el idioma de su tiempo. No castigues a tus lectores con una barrera idiomática artificial.
  10. Amor. Traducción correcta no equivale a buena traducción. También hacen falta grandes dosis de empatía. Además de profesión, hace falta un poco de vocación.

¿Os parece poco? Pues el pobre caballero andante muchas veces se las ve y se las desea para conservar la cordura no solo mientras traduce, sino también entre encargos.

El círculo vicioso

El círculo vicioso. Fragmento de unos apuntes.

Sin embargo, estoy convencida de que, a pesar de las tarifas, las condiciones y la presión, los caballeros andantes aman su trabajo por encima de todo y están dispuestos a matar a todos los dragones que haga falta.

A todos ellos (y a los traductores de las demás ramas) va dedicada esta entrada. ¡Feliz día, compañeros!

***

En este mismo blog y para terminar de celebrar este día…

Bonus track:

Y, de regalo, Translation in Practice, un libro la mar de práctico sobre edición y traducción literaria, que compartió Miguel Marqués hace unos días.


La caja de herramientas del traductor (I) Recursos lexicográficos

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Igual que los fontaneros o los carpinteros, los traductores también tenemos nuestra caja de herramientas, pero en la nuestra no hay tuercas ni llaves inglesas sino los instrumentos lingüísticos y de documentación que utilizamos cuando traducimos. Estas herramientas pueden incluir diccionarios (monolingües, bilingües, especializados, para el aprendizaje de la lengua, etc.), enciclopedias, atlas, textos paralelos, correctores ortográficos, gramáticas y libros de estilo, bases de datos terminológicas, glosarios, etc.

Hoy descubriremos una de las secciones de esta gran caja y exploraremos los recursos lexicográficos: diccionarios, herramientas contextuales, glosarios y bases terminológicas. En otras entregas veremos las gramáticas, las enciclopedias, los atlas y muchas cosas más.

Caja de herramientas

DICCIONARIOS. Tipología, limitaciones y criterios

Como traductores puede que recurramos a otras obras de consulta (enciclopedias, atlas, etc.) pero el diccionario es lo básico e imprescindible ya que versa sobre la materia prima con la que trabajamos: las palabras. Es importante conocerlos bien y saber qué pueden ofrecernos.

Hay que desterrar la idea de que para traducir basta con la competencia lingüística y un diccionario bilingüe. No es infrecuente que al empezar la carrera, algunos alumnos hagan sus primeras traducciones ayudándose de un diccionario bilingüe destinado a los alumnos de secundaria. Así es normal que se vean limitados al buscar información.

Pero ¿cómo sabemos qué diccionario escoger y si es bueno o no? Bueno, antes hay que familiarizarse la tipología de los diccionarios. Debemos saber quién es el usuario (diccionario general o de aprendizaje), qué lenguas incorpora (monolingüe o bilingüe) y qué ámbito cubre (general o específico).

¿Qué criterios tendremos en cuenta para escoger un diccionario? Veámoslo según nos proponen en el Manual de traducció anglès-català (Eumo, 2003).

Evaluación de diccionarios

a. Ventajas propias de un determinado tipo de diccionario:

Un diccionario de aprendizaje, monolingüe inglés (o francés o lo que sea) y de ámbito general es útil para saber o precisar el significado de una palabra, mientras que uno para usuarios generales, bilingüe y de ámbito general nos puede servir para encontrar un equivalente léxico más o menos preciso. Sin embargo, si lo que queremos es comprobar la ortografía de una palabra o asegurarnos de su régimen preposicional, por ejemplo, acudiremos a un monolingüe de ámbito general o de ámbito específico.

b. Limitaciones propias de un determinado tipo de diccionario:

No todos los diccionarios contienen lo mismo. Un diccionario de aprendizaje de la lengua no contendrá las mismas entradas que uno para usuarios generales. De este modo tampoco podemos pretender que un diccionario bilingüe nos resuelva todos los problemas de traducción porque suelen tener las siguientes limitaciones:

1. Número reducido de entradas: los generales bilingües son menos exhaustivos que los monolingües.

2. Poca actualización: no suelen ponerse al día tanto como los monolingües. Por eso, en los campos científico y técnico, es mejor consultar o diccionarios bilingües especializados recientes o monolingües generales o especializados.

3. Equivalencia parcial o nula entre la lengua de origen y la de llegada: a veces no hay equivalentes exactos, de modo que muchos diccionarios se limitan a incluir una paráfrasis o a dar un equivalente aproximado.

c. Cantidad de información del diccionario:

En un diccionario podemos encontrar información de todo tipo, pero no todos lo incluyen todo. Datos que pueden incluir: significado, ortografía, separación silábica, pronunciación, información morfológica (plurales irregulares, verbos irregulares, etc.), información sintáctica (categoría gramatical, verbo transitivo o intransitivo…), marcas de uso (ámbito conceptual o campo semántico [gastronomía, música, náutica, etc.], irónico, arcaico, dialectal, coloquial, vulgar, sentido figurado, etc.), etimología, neologismos, sinónimos y antónimos y un largo etcétera.

 d. Calidad del diccionario:

La calidad es un factor muy importante para decantarnos por un diccionario u otro. Los elementos básicos son la calidad de la presentación (debería ser clara y la información incluida, fácilmente legible y diferenciada; no tiene que ser difícil localizar las diferentes acepciones de una palabra) y la calidad de la información, algo fundamental vertebrado en los siguientes puntos:

  • Rigor: los datos deben proceder de una fuente real y fiable.
  • Sistematicidad: debe hacerse un uso sistemático de los símbolos, la tipografía y los datos que se presentan de una palabra.
  • Coherencia: la selección de datos tiene que ser coherente con las finalidades lingüísticas del diccionario.
  • Adecuación: el diccionario tiene que ser adecuado los usuarios en cuanto a selección de entradas e información y la forma de expresarlo.
  • Eficiencia: el diccionario tiene que ser eficiente en relación con las expectativas lingüísticas y no decepcionar al usuario.

Muchos de estos factores se observan mejor en los diccionarios en papel que en los de soporte digital, que son los que por cuestión de tiempo se usan más actualmente, pero estos últimos no deberían quedarse atrás en cuanto a calidad.

(Nota: Vale la pena invertir en diccionarios en papel, que suelen ser más completos que las versiones en Internet. Enlazo a los diccionarios aquí para tener agilizar las consultas, pero hay que tener presente la calidad de todas las versiones.)

Veamos ahora algunos diccionarios útiles:

  1. Usuario general, monolingüe y ámbito general:

Español coloquial:

En catalán:

Catalán coloquial:

  1. Usuario general, monolingües otros idiomas, ámbito general:

En inglés:

Argot en inglés:

En portugués:

En francés:

En italiano:

En alemán:

En ruso:

  1. Aprendizaje, monolingüe inglés, ámbito general:
  1. Usuario general, bilingües y multilingües, ámbito general:

5. Usuario general, bilingües y multilingües, ámbito especializado:

En la web de muchas universidades podemos encontrar recopilatorios de diccionarios especializados, como este de la Pompeu Fabra: http://guiesbibtic.upf.edu/diccionaris/especialitzats.

Un recurso interesante, pero que merece sección propia es Google Fight (http://www.googlefight.com). ¿Quién no ha usado el buscador de Google para comprobar la ortografía de una palabra o la frecuencia de alguna expresión en comparación con otra? Google Fight lo hace automáticamente por ti. Solo hay que introducir las palabras «en conflicto» y él solo calcula y te devuelve los resultados al momento. Aquí tenéis un ejemplo con «croquetas» y «cocretas»:

Google fight

6. Recursos especializados en abreviaturas y acrónimos

Si aun así no encontramos lo que necesitamos, siempre podemos buscar en metabuscadores de diccionarios:

Destornillador

HERRAMIENTAS CONTEXTUALES

Los traductores insistimos mucho en el contexto porque es donde se observa mejor el uso de una palabra. Hay varias herramientas que nos ayudan en este sentido, ya sean diccionarios contextuales como Linguee y Context, los corpus lingüísticos (CREA, CORDE, COCA, etc.) y los textos paralelos.

Si bien se pueden usar para todo tipo de traducciones, estas herramientas me parecen utilísimas en literaria, puesto que nos permiten evaluar y valorar la frecuencia de uso de un término o expresión y verlos en su salsa.

1. Diccionarios contextuales

Linguee (www.linguee.es) se puede utilizar a modo de diccionario (columna de la derecha) o de buscador de expresiones. Los ejemplos de traducciones (a la derecha) en la página de resultados, tienen su origen en Internet, sobre todo en páginas web de empresas, organizaciones internacionales y universidades traducidas por profesionales. Además, se incluyen documentos del Parlamento Europeo.

Lo más práctico, sin duda, es el formato en columnas en las que aparece el resultado de todas las palabras que se buscan (eso en el caso de las expresiones). Lo peor es que hay que examinar bien todas las opciones porque muchas veces se observan calcos en las traducciones propuestas.

Ejemplo

Context (http://context.reverso.net/). De reciente aparición, Context es parecido a Linguee en cuanto a funcionamiento, pero además del lenguaje más formal de los textos institucionales, incluye el lenguaje más familiar y coloquial porque incorpora subtítulos, guiones de películas, etc.

Como es tan nuevo, aún se observan traducciones poco adecuadas o de alineamiento, segmentos donde no coinciden el texto original y la traducción (como se muestra en la captura de pantalla). Lo bueno es que estas traducciones se pueden mejorar si se vota «a favor» de un ejemplo que nos parezca adecuado o «en contra» si nos parece inadecuado. Aunque se pueda pensar que esto último es una manera de que los demás hagan el trabajo, creo que el factor personal/profesional puede enriquecer la herramienta.

unscathed_context

Otro punto positivo es que aparezcan en la parte superior todas las opciones de traducción (en este ejemplo, ileso, indemne, (de) rositas, etc.); me parece muy útil porque se pueden ver de un vistazo los sinónimos que se pueden usar en el caso de querer variar. Además, se puede buscar la traducción inversa de una sugerencia de modo que se puede verificar si esta se traduce con frecuencia por la palabra o expresión buscada.

Lo usé por curiosidad mientras traducía el último libro y me sorprendió gratamente por la cantidad de sinónimos que me aparecían para algunos términos. Si se sabe usar bien y discernir qué ejemplos se ajustan más a nuestro texto, es una buena herramienta.

2. Corpus

Un corpus lingüístico es una recopilación de ejemplos reales que muestran el uso de una lengua. Solemos encontrarlos almacenados electrónicamente. Estos ejemplos pueden ser tanto orales (transcritos) como escritos. Además, no tienen porque ser solo en una lengua (corpus monolingüe) también puede haber corpus que comparen dos lenguas o incluso tres, es decir, corpus bilingües o trilingües.

Los córpora de gran tamaño en soporte informático constituyen una fuente muy rica de información sobre el uso de la lengua, ya sea información gramatical, semántica, léxica, discursiva o de otro tipo. Se utilizan, por ejemplo, como fuente de información para la redacción de diccionarios. También han permitido un gran avance de la lingüística computacional y ayudan enormemente al traductor, que puede ver el uso real de los vocablos y su frecuencia.

  • CREA. Corpus de referencia del español actual (recoge ejemplos de lengua escrita y oral de España y América entre 1975 y 2004): http://corpus.rae.es/creanet.html

crea_joder

Aquí podéis ver los resultados que se obtienen de buscar el término «joder». Al hacer clic en las palabras resaltadas en azul se nos muestra el texto en el que consta la palabra y su procedencia (libro, medio, fecha, etc.).

  • Corpus del español (parecido a CREA y CORDE, pero permite otras búsquedas y recuperar la información de forma distinta; por ejemplo, permite búsquedas por lema, categoría gramatical, etc.): www.corpusdelespanol.org

corpus_joder

El mismo ejemplo anterior buscado en este corpus. En este caso, hacemos clic en la columna del título (a la izquierda) para ver el fragmento del que se ha extraído el término.

En inglés:

3. Textos paralelos

Los textos en varias lenguas que hablan de un mismo tema se llaman «textos paralelos». Los textos paralelos son un recurso muy útil para el traductor. Si, por ejemplo, tenemos que traducir un texto en inglés que habla de la mitosis, lo mejor es buscar «mitosis» en una enciclopedia o diccionario enciclopédico para familiarizarnos con el proceso y con los términos que tal vez nos aparezcan en el texto que debemos traducir. Evidentemente, cuanto más especializado sea el texto en LO, más especializado deberá ser el texto paralelo en LM.

Los textos paralelos pueden ser libros de especialidad (manuales o monografías), revistas científicas, actas de congresos, etc. También pueden ser tesis, folletos y, en general, aquellos textos que traten el tema que debemos traducir. Además de ayudarnos en la parte terminológica, estos textos también son útiles para encontrar las formas de expresión típicas de cada tipo textual (tal vez haya construcciones gramaticales o cierta fraseología).

A parte de enciclopedias y textos especializados, se pueden encontrar textos paralelos en periódicos, en organizaciones internacionales y en directorios de otras lenguas:

  1. Algunos periódicos:

Y muchos más aquí: http://www.buenosenlaces.com/prensa-in.htm

2. Organizaciones internacionales:

Son casi innumerables, de modo que es imposible reunirlas todas en una entrada de blog. Si necesitáis más, en este PDF hallaréis una buena colección.

  1. Directorios en otras lenguas:

La consulta temática en otras lenguas mediante los directorios y los buscadores es otra forma de encontrar textos paralelos y terminología en varios idiomas.

Llave inglesa

GLOSARIOS Y BASES TERMINOLÓGICAS

Cuando nos enfrentamos a un texto técnico o muy especializado, la terminología es esencial. La dificultad, no obstante, radica en que no en todos los sectores utilizan el mismo término para una misma realidad, con lo que hay que documentarse muy bien y fijarse en el ámbito de aplicación.

Los más básicos son los que encontraréis a continuación, aunque encontraréis algunas bases y glosarios más en RITAP, en esta entrada de Laeticia Abihssira sobre las herramientas online (en la que recoge multitud de bases terminológicas) y en esta de Okodia.

En cuestión de glosarios, os recomiendo echarle un vistazo a Glossarisimo, una página donde se recogen y se actualizan glosarios bilingües y multilingües de todo tipo.

LA FIABILIDAD DE LOS RECURSOS EN INTERNET

Para terminar esta introducción a las herramientas, y como avanzaba al hablar de la fiabilidad de los diccionarios, hay que llevar cuidado con estas fuentes. Los diccionarios, glosarios y bases terminológicas que no provengan de organismos oficiales no siempre son fiables.

Este es el principal problema de documentarse en Internet, que hay mucho «ruido», mucha información que no es fiable desde el punto de vista lingüístico o de los contenidos, porque cualquiera puede abrir un blog, crear una página web o una base de datos, intervenir en foros o escribir una entrada de la wikipedia, pero no todos tienen los conocimientos necesarios. Es imprescindible, pues, aprender a comprobar la fiabilidad de los recursos.

Para comprobar que un sitio (página web, directorio, portal, etc.) es fiable desde el punto de vista del contenido, saber si la información es fidedigna, debemos conocer la autoría y preguntarnos si pertenece a un organismo, una persona o una empresa que ofrezca credibilidad en el tema. Por ejemplo, los diccionarios en línea suelen pertenecer a la misma editora que los de papel o a empresas relacionadas; eso da más credibilidad que el contenido que podamos encontrar en una entrada en wikipedia, cuyo autor desconocemos.

Respecto a la fiabilidad lingüística, hay que fijarse en cómo está escrita la fuente; no solamente desde el punto de vista de la corrección ortográfica, sino también de la sintaxis, la naturalidad, el registro, el tono, el lenguaje utilizado, etc. Y, claro está, llevemos cuidado cuando se trate de una fuente traducida para evitar caer en los mismos errores en los que haya podido incurrir el autor (¡nunca se sabe!).

En definitiva, tenemos que documentarnos para traducir y para eso tenemos un sinfín de opciones, pero debemos consultar varias fuentes y contrastar bien la información. Siempre.



Say what? Footing, puenting y otros falsos anglicismos

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La inventiva de los españoles no tiene límites. Al fin y al cabo, fueron españoles los que inventaron la fregona, el futbolín, el submarino y un largo etcétera de objetos. Con los idiomas, tres cuartos de lo mismo, sobre todo con el inglés. Y no me refiero a hablarlo a nuestra manera —como en el caso de hello /jélou/, since /sains/, vegetable /vegetéibol/, pub /paf/— sino a usar anglicismos que en origen no tienen el significado que nosotros les damos o que solo adoptan una apariencia inglesa pero son creación nuestra.

Tal vez sea un ejemplo más de este fenómeno de nombre relativamente reciente, el cosmopaletismo, que es salpimentar textos con palabras inglesas que en teoría nos hacen parecer más cultos, más cosmopolitas, más connoiseurs (¿Veis? También pasa con el francés o con los galicismos que acepta el inglés. En fin, que me lío y esto parece Origen de Christopher Nolan). Sin embargo, este fenómeno no es nada nuevo, como veréis por las palabras aquí recogidas y que tanto usamos.

FALSOS ANGLICISMOS

Las palabras que nos interesan hoy son anglicismos —de los que ya hemos hablado en numerosas ocasiones—, pero con una vuelta de tuerca. Muchos anglicismos son préstamos de gran uso que tienen equivalente en español y conservan el significado de origen. Estos no. Usamos estas palabrejas pensando que los angloparlantes las usan del mismo modo y con la misma forma y no es así. Son palabras con apariencia inglesa, por eso lo de «falsos». Hay algunas más parecidas al inglés que otras y con vínculos más estrechos, pero no sucede en todos los casos.

Y, ojo, no digo que sean incorrectas en castellano, porque hay muchas que la RAE ya ha aceptado y que son de uso común. Y que conste también que no es cosa de los españolitos únicamente. El francés también ha incluido muchos de estos términos (le zapping, le footing, le parking) y hasta el alemán con su Handy, teléfono móvil, que nada tiene que ver con el handy del inglés (útil, práctico, hábil).

En The Local hablaron hace un tiempo de este tema e hicieron un listado de palabras que aún se puede consultar en este artículo. No obstante, hay algunos errores en dicha lista como kinki (o quinqui), que viene de quincallero y no del inglés kinky.

Pasión por el -ing 

Los falsos anglicismos adoptan muchas formas pero la que se lleva la palma sin duda es la terminación del gerundio «–ing». Tanto es así que incluso muchas empresas la usan para el nombre comercial de sus productos, como Vueling, cuyas campañas son una verdadera mezcla lingüística, o Ñaming.

Vueling Ñaming

1. Footing (go jogging):

Vale, la palabrita ya está desfasada, que ahora la gente hace running, pero el footing se ha practicado siempre en inglés aunque los angloparlantes hacían jogging en realidad. Footing existe en inglés, sí, pero no con el significado de correr, como vemos en esta entrada del diccionario Collins:

1 (=foothold) asidero m
to lose one’s footing perder pie

2 (fig) (=basis)
on an equal footing en pie de igualdad
to be on a friendly footing with sb tener amistad con algn
to gain a footing lograr establecerse
to put a company on a sound financial footing enderezar la situación económica de una empresa
on a war footing en pie de guerra

footing

Eso de higiénico…

2. Zapping (channel surfing)

Otro clásico. Cómo nos gusta hacer zapping repantigados en el sofá, ¿verdad? Pues ese zapping es otro invento patrio. Los angloparlantes hacen channel surfing o, en una versión parecida, they zap the TV channels.

zap (informal) [zæp]
AEXCL ¡zas!
BVT
1(=destroy) [+ person] cargarse (familiar)
2(Comput) (=delete) [+ word, data] borrar, suprimir
3(TV)
to zap the TV channels zapear
CVI (=move quickly) ir corriendo

3. Alto standing (luxury, luxurious, standard…)

Esto de juntar español e inglés resulta en un híbrido precioso, ¿verdad? En el caso de standing, sí está contemplada en inglés una acepción con el mismo sentido, pero es más restrictiva que en castellano. En general, los angloparlantes usan luxury o luxurious cuando nosotros empleamos dicho término. En el caso de viviendas es más común encontrar en inglés upper and mid-scale residences o bien standard, high standard y standard plus, y no high standing y, desde luego, no lo usan como los españoles a la hora de hablar de prostitución.

1(=social position) rango m, estatus m inv; (=reputation) reputación f, fama f
what is his standing locally? ¿cómo se le considera en círculos locales?
financial standing solvencia f
to be in good standing tener buena reputación; (Fin) gozar de buen crédito
of high standing de categoría
the restaurant has a high standing el restaurante tiene una buena reputación
he has no standing in this matter no tiene voz ni voto en este asunto
the relative standing of these problems la importancia relativa de estos problemas
social standing posición f social
a man of some standing un hombre de cierta categoría

4. Puenting (bungee jumping)

Me encanta esta expresión, qué manera de crear vocablos: puente + ing = puenting. ¡Ideal! Esta sí es una de las palabras que un angloparlante no podrá inferir si no sabe español porque «puente» es bridge y esta modalidad en concreto recibe el nombre de bungee jumping.

Puenting no está aceptada por la RAE (al menos no en su versión digital), pero sí podemos encontrarla en muchos diccionarios online, como el mismo Collins:

puenting [ˈpwentin] SM bungee jumping (from a bridge)

5. Tuning (accessorizing, customizing)

En el mundo del automovilismo ya lleva unos años. Lo hemos cogido prestado de tune up con el sentido de puesta a punto, aunque tuning no solo es eso, ya que el sentido es el de personalizar o embellecer un vehículo (o poner pantallas de plasma y forrar los asientos de felpa en el caso de los programas estadounidenses).

tune up 
1(Mus) afinar
2(Aut) poner a punto, afinar
BVI + ADV (Mus) afinar

 

Desde la fundéu explican que el verbo «tunear», así como los derivados «tuneo» y «tuneado», son términos adecuados para referirse a la personalización de algo. Sin embargo, también existen términos en castellano para eso, como «personalizar» y «personalización» o «modificar» y «modificación». Y, aunque no está en el DRAE, puede encontrarse en muchos otros:

tuning [ˈtunin] SM car styling accessorizing and customizing cars

Cuidado con las poses, que el capó resbala

Cuidado con las poses, que el capó resbala

6. Parking (car park, parking lot)

Ya que hablamos de coches, «parking» no podia faltar. La fundéu comenta en su página que el Diccionario panhispánico de dudas acepta «parquin» (plural «párquines»), pero recomienda usar «aparcamiento», «estacionamiento», «parqueo», etc., según el país.

Una vez más, la palabra existe en inglés, pero no se usa para hacer referencia al sitio en sí (que para ellos es car park, parking lot o parking space) sino al acto.

parking [ˈpɑːkɪŋ]

AN aparcamiento m Sp, parking m, estacionamiento m esp LAm
parking for 50 cars parking para 50 coches
“no parking” “prohibido aparcar”, “prohibido estacionarse” esp LAm
ample parking available amplio aparcamiento or LAm estacionamiento para coches
BCPD
parking bay N área f de aparcamiento or esp LAm estacionamiento de coches
parking lights NPL luces fpl de estacionamiento
parking lot N (US) aparcamiento m Sp, (playa f de) estacionamiento m esp LAm
parking place
parking space N aparcamiento m Sp, parking m, estacionamiento m esp LAm

 

7. Warnings (hazard lights, blinkers…)

Lo mismo sucede con los warnings o luces de emergencia cuando nos detenemos brevemente, también llamados «caravoy» (¡que ahora voy!), según un alumno sevillano.

Si bien existe warning lights, es un término más genérico y se prefiere hazard lights, emergency flashers o blinkers.

warning [bell] N
IDIOM: to set off warning bells enviar señales de alarma
warning [device] N dispositivo m de alarma
warning [light] N señal f luminosa
warning [shot] N (lit) disparo m de advertencia
to deliver or fire a warning shot (fig) hacer una advertencia
warning triangle N (Aut) triángulo m de advertencia

8. Lifting (facelift)

Tratamiento moderno con nombre a la inglesa, pero a nuestra manera. Poco faltará para que usemos tummy tuck (abdominoplastia ) o nose job (rinoplastia), tiempo al tiempo. Sin contexto, un angloparlante no sabrá de lo que hablas y en contexto de cirugía, sin más detalles, no le quedará claro que es en el rostro, ya que el verbo lift puede usarse con el sentido de levantar y tensar cualquier zona.

lifting n (act of lifting) levantamiento nm / (repeal, revocation) revocación nf

Un lifting baratito, baratito

Un lifting baratito, baratito

9. Feeling (good vibe, connection)

Otra muy de moda últimamente. «Quedé con fulanito, pero no hubo feeling». Para nosotros queda claro que no conectaron, que no terminaron de encajar. En inglés dirían «we didn’t connect», pero no mezclarían los sentimientos, que sí son feelings.

2(=emotion) sentimiento m
bad or ill feeling rencor m, hostilidad f
to speak/sing with feeling hablar/cantar con sentimiento
she showed no feeling for him se mostró totalmente indiferente con él
3
feelings sentimientos mpl
to appeal to sb’s finer feelings apelar a los sentimientos nobles de algn
no hard feelings! ¡todo olvidado!
to have feelings for sb querer a algn
to hurt sb’s feelings herir los sentimientos de algn, ofender a algn
you can imagine my feelings! ¡ya te puedes imaginar cómo me sentía!
feelings ran high about it causó mucha controversia
to relieve one’s feelings desahogarse
to spare sb’s feelings no herir los sentimientos de algn

 

Otras formas 

Hay vida más allá del gerundio, de modo que también usamos falsos anglicismos con otras formas.

10. Panties (pantyhose, tights)

Nuestros panties (de pantyhose) son tights, aunque es cierto que en español distinguimos medias (llegan al muslo) de los panties (medias enteras). ¿Qué le sorprende a un angloparlante cuando hablamos de comprar panties? Pues que en inglés son braguitas.

panties [ˈpæntɪz] NPL bragas fpl Sp, calzones mpl LAm
a pair of panties unas bragas, unos calzones LAm

11. Crac (star, genius…)

Otra palabra que por alguna extraña razón se oye mucho últimamente, sobre todo para calificar a los grandes astros del deporte. El Diccionario panhispánico también lo recoge como «deportista o artista de extraordinaria calidad», aunque su uso se ha extendido bastante.

Desde la fundéu comentan que «no es una palabra incorrecta, no se trata de una barbaridad, pero es un anglicismo que no tiene por qué arrinconar otros términos de gran solera en nuestra lengua, tanto o más eficaces y precisos» y nos dan algunos sinónimos: prodigioso, magnífico, extraordinario, magistral.

Aunque los angloparlantes no lo usan del mismo modo, sí encontramos una acepción que puede apuntar al posible origen del anglicismo:

crack ADJ[team, sportsperson, troops] de primera
he’s a crack shot es un tirador de primera

12. Friki (nerd, geek, weirdo)

Friqui, que ya recoge el DRAE en su última versión, nos viene del inglés freak y freaky, pero con un significado distinto, además de que para ellos es un adjetivo y nosotros lo usamos más como sustantivo. Para los angloparlantes se trata de una persona muy rara, extravagante, un fenómeno de la naturaleza o un monstruo de feria, incluso. Para nosotros, el significado principal es el de persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición, DRAE dixit. Sin embargo, diría que actualmente se usa de forma indiscriminada para hablar de alguien a quien, simplemente, le gusta algo (género literario, saga de películas, series etc.).

En cuanto al inglés, dependiendo del contexto, un angloparlante se decanta por un nerd o geek, e incluso weirdo si el énfasis está en que esa persona es muy rarita.

El Collins lo recoge así:

freaky (informal) [ˈfriːkɪ] ADJ raro, estrafalario

freak [friːk]
1(=person) monstruo m, fenómeno m; (=plant, animal) monstruo m; (=event) anomalía f
a freak of nature un fenómeno de la naturaleza
the result was a freak el resultado fue totalmente anómalo
2(informal) (=enthusiast) fanático[-a] m/f, adicto[-a] m/f
health freak maniático[-a] m/f en cuestión de salud
peace freak fanático[-a] m/f de la paz

 

13. Fashion (fashionable, trendy)

«¡Piluca, qué fashion vas siempre, hija!». Fashion está en boca de todos, hasta en las revistas de moda (cómo no) aunque no está aceptado y parece un fenómeno más oral. Lo gracioso es que, en cualquier caso, si queremos sonar más cosmopolitas (ejem), Mari Jose debería decirle a su amiga que es fashionable y no fashion.

fashionable [ˈfæʃnəbl] ADJ
1[dress etc] de moda, moderno, a la moda; [place, restaurant] de moda
fashionable people gente f elegante, gente f guapa (familiar)
in fashionable society en la buena sociedad
it is fashionable to do… está de moda hacer…
2(=popular)[writer, subject for discussion] de moda, popular
he is hardly a fashionable painter now es un pintor que no está ahora muy de moda

En definitiva, seamos frikis o unos cracs en idiomas, nunca está de más saber de dónde vienen estas palabras y cómo las usamos, ¿no os parece? No nos pasemos de fashion, o sea.

¿Y a vosotros? ¿Os suenan otros falsos anglicismos? ¿Otras palabras que un angloparlante no entendería aunque supuestamente sean inglesas? No dudéis en dejarlas en los comentarios.

¡Hasta la próxima!


Recursos indispensables para la traducción biomédica del inglés al español: breve apunte para principiantes

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Cada especialidad es un mundo. No descubrimos nada nuevo, ¿verdad? Hace unos días publicábamos una colección de recursos lexicográficos para traducir, pero evidentemente se queda corta cuando hablamos de textos muy especializados, como los médicos.

Aunque tal vez no no los trabajemos habitualmente, no es descabellado pensar que una agencia pueda pasarnos algún texto de este tipo, que va a requerir una fase de documentación previa importante, como me ha pasado últimamente con documentos sobre la enfermedad de Parkinson para la Michael J. Fox Foundation o con informes médicos para aseguradoras. Por suerte no eran textos excesivamente complejos, para los que sí es aconsejable una especialización en traducción médica. Desde luego, es una de las ramas de la traducción en las que un error puede costar muy caro.

En definitiva, en su quehacer diario, el traductor médico tiene que enfrentarse a un sinfín de términos propios de su especialidad y su tarea se ve facilitada por la posibilidad de consultar diversas fuentes de la más diversa índole. En esta entrada nos centraremos en las que, a nuestro juicio, resultan imprescindibles para ofrecer a nuestros clientes una traducción de calidad.

El primer lugar de esta lista está reservado para el que es ya un viejo amigo de los traductores médicos, el famoso «Libro rojo» de Fernando Navarro, Diccionario de dudas y dificultades de traducción del inglés médico (3ª edición). Publicado en Cosnautas, se puede acceder a él mediante diversos tipos de suscripción y el autor realiza actualizaciones periódicas. Recoge palabras o expresiones inglesas (ya más de 48 800 en su Versión 3.03, de julio de 2014), de traducción aparentemente sencilla, pero que en la práctica pueden suponer un problema para el traductor. Ofrece posibilidades de búsqueda simple por término en inglés y avanzada por término tanto en español como en inglés (entre otras opciones), así como inclusión de índices y cuadros.

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Una obra de referencia también indispensable para todo traductor médico al español es el Diccionario de la Real Academia Nacional de Medicina, en su formato impreso o en internet (http://dtme.ranm.es/index.aspx). Se trata de un diccionario monolingüe de términos biomédicos en español, de los que se recoge su definición y también su traducción al inglés. Su versión electrónica ofrece la posibilidad de realizar una búsqueda simple y también avanzada.

En cuanto a diccionarios monolingües en inglés, podemos citar los siguientes:

Como obras de consulta para adentrarse y profundizar en el vasto campo de la medicina destacan los manuales Merck:

El traductor médico también deberá consultar, en su labor diaria, artículos aparecidos en las principales revistas médicas (nacionales e internacionales), así como las guías que publican las sociedades médicas de todo el mundo sobre diversos temas. Las sociedades tienen sus propias publicaciones oficiales y, en numerosas ocasiones, incluyen glosarios y diccionarios entre sus recursos. En Fisterra podemos encontrar enlaces a sociedades médicas españolas, ordenados por especialidad. En Medilexicon se ofrece una recopilación de sociedades médicas de todo el mundo.

A todo ello, se deberá añadir cuando sea necesario la consulta de la documentación oficial sobre terminología o tipos concretos de documentos (protocolos, consentimientos informados, fichas técnicas) que las autoridades sanitarias españolas puedan haber publicado (www.aemps.es). Tampoco podemos olvidar la documentación de la Unión Europea, recogida en http://www.ema.europa.eu/ema/. A este respecto, debemos saber que para la traducción de algunos tipos de documentos existen directivas europeas, leyes y plantillas de consulta obligatoria.

No queremos terminar este breve apunte sin mencionar que el portal en el que está publicado el diccionario de Fernando Navarro mencionado al principio, www.cosnautas.com, incluye también otros recursos generales interesantísimos que serán de gran ayuda al traductor médico:

Otros sitios y enlaces de interés

Además de los recursos anteriormente citados, vale la pena echarle un ojo al artículo Hints and Links for Medical Translatorsde Palma Chatonnet-Marton, que no solo recopila recursos de terminología sino que también recoge enlaces para ayudarnos a entender el texto origen. Un buen hallazgo.

En cuanto a la dificultades que se presentan al traducir un texto médico y cómo abordarlas, Malcolm Marsh escribe para el Centro virtual Cervantes el artículo Algunas consideraciones sobre la traducción médica en el que incluye consejos muy útiles.

Por último, para estar al corriente de lo que se cuece en esta rama de la traducción, vale la pena echarle un vistazo a lo que organiza, publica y difunde TREMÉDICA (Asociación Internacional de Traductores y Redactores de Medicina y Ciencias Afines): http://www.medtrad.org. Atentos también a sus cursos y jornadas.

Imagen en Fundación Moderna (http://www.modernanavarra.com/proyectos/biomedicina/)

¿Nos dejamos algo en el tintero? Si eres traductor médico y quieres aconsejarnos algún recurso más, lo esperamos en los comentarios. ¡Hasta la próxima!


¡Adiós, 2014! ¡Bienvenido, 2015!

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En Facebook e Instagram aparecen ya los vídeos recopilatorios de lo mejor (ejem) de tu año y en la blogosfera ya han empezado a salir las primeras entradas con los deseos y propósitos para 2015. Sea como sea, es un buen momento para hacer balance de cómo ha ido el año y ver en qué se puede mejorar.

Profesionalmente, 2014 ha sido muy bueno. Para empezar, ha habido proyectos muy interesantes con clientes nuevos, que nunca va mal, y han salido del horno cuatro libros, de lo que tampoco me voy a quejar. Pero quiero más, ¿vosotros no? Nuevos retos, nuevas oportunidades.

Por otro lado, he viajado bastante y he participado en las jornadas de orientación laboral de mi antigua universidad, la Pompeu Fabra, en las VI Jornadas sobre Traducción Audiovisual de la Universidad de Alicante, en el ENETI en Soria y en el IV Congreso SELM en Sevilla. ¡Nunca había salido tanto de la traducueva!

Además, he conocido en persona a muchos profesionales con los que me relaciono en redes sociales, como Ismael Pardo, Rafael López, Eugenia Arrés, Iris C. Permuy, Valeria AlipertaLaeticia Abihssira, Esmeralda Azkarate-Gaztelu, entre otros (no me lo tengáis en cuenta, ¿eh? Sois muchos).

En un momento de mi charla en el ENETI En el ENETI de Soria con los ponentes de la edición Esperando el inicio de las jornadas de orientación laboral de mi alma mater: la Universitat Pompeu Fabra El placer de desvirtualizar a compañeros y pasar una buena velada sin hablar de traducción necesariamente Pillada in fraganti en las VI Jornadas de Traducción Audiovisual de la Universidad de Alicante En un descanso del IV Congreso SELM con Esmeralda Azkarate-Gaztelu, una gran profesional de la accesibilidad En el IV Congreso SELM con unos estudiantes la mar de majos

Pero bueno, volvamos a los propósitos estos que se llevan tanto al estrenar año. Aunque tiendo a pensar que los años empiezan como los cursos o las colecciones de kiosco, en septiembre, este 2015 se cumplen 10 años de mis andaduras como autónoma, así que es hora de echar la vista atrás y ver en qué puedo mejorar y qué puedo pedirle a este.

Como nunca va mal aprender de los expertos, repasemos primero lo que se recomienda para conseguir dichos propósitos. Hay muchos consejos por la red, pero los siguientes me han parecido muy sensatos:

  • Escribirlos. No los dejes en el aire, si solo los piensas es muy fácil que se te olviden. Si escribes una lista será más fácil recordarlos.
  • Ser realista. No sirve de mucho ponerse unas metas inalcanzables; es mejor ser realista en los objetivos que te propongas y en lo que puedes alcanzar en un año.
  • No exagerar. No hagas muchos propósitos de año nuevo. Elige los que consideras más importantes y dales prioridad.
  • Mantener un control. Periódicamente (por ejemplo, cada mes) revisa tu lista y tus resultados. Lograr avances y ser consciente de ellos es el mejor motivador para seguir adelante.
  • No hacerlo solo. Apóyate en expertos en la materia que quieres lograr. Añadiría aquí, hacer partícipe a familiares o amigos, o bien colegas de profesión.
  • Pensar también en objetivos de largo plazo. Hay cosas que puedes lograr en un año; sin embargo, hay otras que requieren de un plazo mucho más largo para concretarse.
Alberto Montt lo ilustra a la perfección

Alberto Montt lo ilustra a la perfección

Entonces, ¿qué puedo pedirle a 2015? En general, son cosas relativamente fáciles de conseguir que me ayuden en mi trabajo, como por ejemplo:

Aprender a organizarme mejor y ser más eficiente. Llevo muchas cosas en danza y a veces me resulta difícil llegar a todo. No espero dar con un giratiempo, pero sí con un sistema que me permita priorizar mejor y sacarle más partido a mi tiempo. Pienso echarle un buen vistazo a alguno de estos blogs sobre productividad.

Y, como el año pasado, echaré mano de algún organizador, como el que podéis descargar aquí. No es una obra de ingeniería alemana, pero algo es algo. Como todo, cada uno debe encontrar su sistema.

Seguir mejorando profesional y personalmente. Este año pienso hacer por lo menos un curso para ofrecer un servicio mejor a mis clientes, tal vez alguno de redacción o de corrección de estilo. Y, de paso, voy a quitarme la espinita que tengo clavada y estudiar (locución para) doblaje.

Seguir luchando por unas tarifas dignas. No, no es algo quijotesco. Voy a poner de mi parte para mantenerme firme en este aspecto. Sí, sé que no todo el mundo tiene los mismos gastos y puede pasar con menos, pero bajar tarifas es perjudicar a todo el gremio. Así pues: no peanuts!

Pasar menos tiempo en redes. Aunque he aprendido nuevas formas de compartir contenidos por la red y, por ende, no tener que estar tan pendiente de todo, aún me queda camino por andar. Eso incluye dejar de perder el tiempo por Internet; lo típico de «voy a buscar esta palabra en Wordreference» y acabar viendo vídeos de gatitos en YouTube o descubriendo tutoriales para hacerte la manicura francesa en Pinterest.

Cuidarme más. No me refiero a perder peso o a ir al gimnasio, sino a tener más en cuenta la ergonomía, corregir mi postura al trabajar y descansar la vista, por ejemplo.

ERGONOMIA

Decir «no» más a menudo. Un propósito que abarca varias cosas. Primero, complacer a todo el mundo es imposible y a veces no vale la pena siquiera, así que hay que empezar a priorizar por ese lado. Luego está la cuestión profesional, perder ese miedo a no coger un encargo «porno»: por no perder al cliente, por no quedarme sin dinero, por no… La gran mayoría de las veces es contraproducente.

Buscar clientes de una forma más sistemática. Aunque suelo hacerlo de tanto en tanto, quiero realizar búsquedas más regularmente y ponerme plazos. Por ejemplo, una vez cada quince días o una vez al mes (hay quien aconseja cada semana, pero sé que no sería realista para mí). Y a ver si puedo conseguir nuevos proyectos que me ilusionen como traducir un cómic (¡Ay!) o volver a traducir para doblaje.

Creo que no son propósitos muy descabellados. A ver si este año s̶e̶ ̶c̶u̶m̶p̶l̶e̶n̶ los cumplo; al fin y al cabo, la mayoría de ellos dependen de mí. ¿Y vosotros? ¿Qué le pedís a 2015?

Me despido hoy con esta preciosa cita de Neil Gaiman. ¡Que empecéis el año de la mejor manera posible!

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Cada maestrillo… Algunos consejos para el traductor (I)

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Podría llamarlo «15 consejos para el traductor», pero estos títulos están ya muy manidos y, además, soy de letras. ¿Cuela? En fin, en estos días de propósitos y buenos deseos, me gustaría revisar los puntos más útiles de la profesión que se adquieren con el paso del tiempo y, cómo no, también por ensayo y error.

Este artículo será el primero en una serie de entradas en las que se expondrán algunos consejos o trucos para traducir, tratar a los clientes, ser más eficientes, etc. Como suele pasar con los consejos, no son verdades universales ni tienen por qué funcionar siempre a todo el mundo. Solo son algunas observaciones que pueden ayudar al traductor novel (y no tan novel) en su quehacer.

A continuación, los primeros apuntes sobre la tarea del traductor, los textos en sí, la revisión, etc. La mayoría son personales, pero los hay de otras fuentes, como 101 things a translator needs to know de WLF Think Tank, A practical guide for translators de Geoffrey Samuelsson-Brown y How to succeed as a freelance translator de Corinne McKay y, por supuesto, de la experiencia de otros compañeros con los que de tanto en tanto hablo de estos temas.

Consejos

Llamémosle sentido común, gustos o preferencias. No se pretende sentar cátedra.

Si tenéis alguna sugerencia más, no dudéis en dejarla en los comentarios.

SER TRADUCTOR

Empezamos por el principio, por el traductor mismo, y damos una pincelada al modo de trabajo, a las tipologías textuales que abordamos y la calidad del trabajo.

✏ Es fundamental saber cómo es la rutina de un traductor. No todo es ser traductor de algún organismo como la ONU. Al contrario, cabe la posibilidad de que trabajes desde casa. Quizás convenga concienciarse antes de afrontar esta actividad laboral. Puede resultar poco comunicativa con el exterior, puede que tengas que trabajar en horarios que no te gusten (fines de semana, días 1 de enero, etc.).

Como supongo que sucede en otros trabajos, conviene amar la traducción si te vas a dedicar a ello. Muchas veces, será tu pareja, tu confidente, tu vía de escape; otras ocasiones, tu frustración, tu «Déjame en paz, necesito salir a tomar el aire». Además, puede que en algún momento te sientas infravalorado, te enfade que regateen tus tarifas o te sientas explotado, etc. La vida real, en definitiva. Paciencia.

✏ Aunque curses un máster que te especialice y, aparte de eso, seas un gran entendido en la materia, suele ser complicado poder pagar las facturas solo con una especialización. Normalmente, tendrás que traducir varios textos que sean aburridos y que nada tengan que ver con lo que te gusta. Tranquilidad, después de un texto que da sueño, vendrá otro que te haga soñar. Cheesy, but true.

✏ Has hecho una carrera especializada en lenguas, puede que seas (casi) bilingüe, lector incondicional desde que tienes tres años o que te hayas leído El Quijote al revés… ¡vas a cometer errores! No solo debes evitar contrasentidos en tu trabajo, también hay que ser humilde. El mejor escribano echa un borrón.

Duda de todo. De la colocación correcta de una coma, de lo que puedas creer que es un anglicismo, de la colocación correcta de las palabras dentro de una frase. Y, sobre todo, no ames el idioma extranjero más que al tuyo. El castellano merece todo tu amor, tu trato con delicadeza. ¡Duda, pregunta y revisa!

TEXTOS. EL QUID DE LA CUESTIÓN 

Como la palabra es nuestra divisa, seguimos con algunos consejos sobre los textos y los encargos en sí.

✏ Acepta un encargo siempre que esté dentro de tus posibilidades. Si es muy técnico, ¿disponemos de las herramientas necesarias y de la ayuda suficiente por parte del cliente? ¿Nos proporcionarán su glosario o unas directrices claras? Si piden una herramienta determinada, ¿sabemos usarla bien? ¿Es la versión que piden? Las comprobaciones son esenciales antes de empezar.

✏ Asegúrate de que entiendes bien lo que vas a traducir, de que eres consciente del ámbito en el que se va a usar y el destinatario que va a recibir el texto, sobre todo el lector, porque quien te pide la traducción no siempre es el destinatario final. Ante la duda, lo mejor es consultar siempre al cliente. Más vale pecar de preguntón.

✏ Hay que tener en cuenta también la idiosincrasia de cada idioma y del texto en cuestión: longitud de frases, ritmo, tono… Recordemos que no trabajamos con palabras sueltas. Como dicen en 101 things: «Translation is about conveying ideas and emotions, preserving the logic and development of an argument. But it is also about reflecting pace, tone, flavour —idiosyncrasies even— in order to achieve a comparable effect on the reader of the translated text».

Traducir implica un proceso mental más complicado de lo que parece (foto de http://www.msktc.org/Knowledge-Translation)

Traducir implica un proceso mental más complicado de lo que parece
(foto de http://www.msktc.org/Knowledge-Translation)

✏ En cuanto al léxico, piensa que muchas veces hasta las palabras más simples puede que no tengan los mismos significados y connotaciones en otros idiomas. Esto sucede con mayor frecuencia en los textos técnicos, en los que una misma palabra en inglés puede tener varias en español dependiendo del ámbito específico.

Recuerdo traducir manuales técnicos para la empresa en la que trabajaba mi padre en los que los términos de diccionario no eran aplicables. Y recuerdo lo que me decía él siempre cuando me revisaba: «Sí, es un X, pero nosotros le llamamos Z y es lo que espera leer el instalador». Como la terminología puede cambiar de una empresa a otra, es muy importante tener claro el ámbito y disponer de glosarios fiables.

Suele ser buena idea avisar previamente al cliente, incluso. Decirle que como ya has traducido proyectos similares anteriormente, te gustaría saber si desea alguna nomenclatura en concreto y para quién va dirigido, etc.

✏ ¿Invisibilidad? Siempre reivindicamos la visibilidad del traductor, pero no en los textos. La traducción tiene que sonar como si se hubiera escrito originalmente en nuestra lengua materna: natural, sin costuras, sin dobleces; que no solo el contenido, sino el registro y el ritmo sean adecuados. Cuidado con los giros locales o expresiones que llaman mucho la atención (por un argot muy ligado a una zona, por ejemplo) y que van a «sacar» al lector del texto.

En este sentido, no olvidemos la importancia del registro. En textos literarios y en la traducción para subtitulación y doblaje, sobre todo, hay que pensar si la persona que traducimos hablaría así. ¿Queda creíble?

Y muy importante: evitemos la ampulosidad. No queramos demostrar que somos mejores que el autor. El texto es como es y mejorarlo no suele ser buena idea. Lo que dice es lo que es.

✏ El formato también es una parte importante del texto. Un cliente directo, sobre todo, espera que su texto traducido tenga el mismo aspecto que el original (normalmente). En este caso, llevaremos cuidado para reproducirlo todo con esmero y para eso las herramientas TAO son de gran ayuda.

En literaria, no obstante, el formato deberá ser lo más sencillo posible para facilitar el trabajo del maquetador. Cada editorial tiene sus preferencias, pero lo más habitual es esto: fuente Times New Roman 12, interlineado doble y sangría de 1 cm (salvo en la primera línea de capítulo y tras un cambio de sección/contexto). En este último caso, cambió de sección, de escena, etc., muchas editoriales prefieren que se marque con *** entre párrafo de sección anterior y párrafo de sección nueva. El TO suele marcarlo con un triple espacio.

De todos modos, pregunta siempre al cliente qué formato desea o si tiene alguna preferencia.

✏ Ay, la revisión. Somos humanos y por muy bien que escribamos, algún gazapo se nos escapa. ¿La solución? Releer, releer y releer antes de enviar el texto. Si no tenemos la opción del comodín del compañero, imprimir el texto (no sé en el caso de los nativos digitales, pero yo reviso mejor los textos impresos) y tener claros los posibles errores que podemos cometer (sé en qué cosillas fallo siempre).

No caigamos en la soberbia del traductor como conocedor absoluto de la lengua. Es mejor dudar de todo por sistema y revisar. Si no dudamos de nosotros mismos podemos meter la pata… hasta el corvejón.

Para esto va muy bien tener una lista de elementos esenciales (para antes de empezar) y de sospechosos habituales (para revisar a posteriori).

Algunos trucos antes de empezar o mientras se trabaja:

  • Escribe siempre con la función «Mostrar todo» habilitada, te permitirá evitar la mayoría de errores de formato. Se activa pulsando el calderón (¶).
  • Memoriza los atajos de teclado más útiles. Puedes incluso configurar tu teclado para asignar números sencillos a ciertos símbolos frecuentes.
  • Automatiza las palabras que siempre (o casi siempre) escribimos mal. Me pasa con «tambine» o «entocnes», por ejemplo. Si sabes con qué palabras fallas más, utiliza el autocorrector para memorizar estas formas erróneas y que te las cambie automáticamente por la forma correcta.
  • Controla el uso de las comillas. La secuencia es la siguiente:  «…“…‘…’…”…».
  • Asegúrate de que tienes controlado todo lo que hay que traducir: ¿La presentación en Powerpoint lleva notas? ¿Te has fijado en todas las pestañas del Excel y las columnas escondidas? ¿El Word lleva notas al pie?

Trucos para después:

  • Busca y reemplaza los dobles espacios por uno solo.
  • Asegúrate de haber escrito bien las cifras y los espacios antes de símbolos como el %.
  • Sé coherente con los nombres de los personajes y que el autocorrector no haga de las suyas. Para eso va bien guardarlos en el diccionario del Word (para literaria).
  • Comprueba que el uso de la raya en los diálogos sea correcto (para literaria).

✏ También relacionado con la revisión, va muy bien leer en voz alta lo que traducimos. Como no trabajamos con palabras sin contexto, cada texto tiene su ritmo y su música, y la mejor manera de comprobarlo es leerlo en voz alta.

Por eso he visto que me va tan bien trabajar con Dragon. Mientras dicto me hago una idea de cómo suena y como siempre hay cierto retraso al dictar, mientras no se escribe lo último le puedo echar un vistazo a lo anterior. De todos modos, se tenga o no se tenga un software de dictado, releer el texto es esencial.

Por último, sobre esto de revisar os recomiendo el artículo de Tenesor Rodríguez-PerdomoSobre el difícil arte de revisar traducciones, y el de Isabel G. Cutillas, La revisión: el yang de la traducción.

Anglicismos, el gran escollo. Con toda la información que tenemos a nuestro alcance se diría que sabemos cómo protegernos de ellos, pero precisamente por la influencia del inglés sucede todo lo contrario. Aquí van algunos artículos útiles sobre el tema:

COMPAÑEROS. ¡BENDITO TESORO!

Sí, también son competencia, pero podemos aprender muchísimo de nuestros colegas de profesión.

✏ Tener un título de traductor es como tener el carnet de conducir. Me encanta esta metáfora de 101 things: «Like a driving licence, [your degree] means you can now move out into the world and start gaining experience. It doesn’t mean your technique is flawless […]. But it does allow you to embark on the lifelong task of perfecting your skills». Lo que encuentras luego en tu camino es puro aprendizaje y habrá tanto paseos agradables como pequeños baches. Pincharás alguna rueda que otra, así que tendrás que estar preparado.

La unión siempre hace la fuerza (foto de http://teaching.monster.com/)

La unión siempre hace la fuerza (foto de http://teaching.monster.com/)

En este proceso, trabajar con otros compañeros, llevar a un copiloto experto al lado, es de gran utilidad. Puedes ofrecerte a algún compañero para revisar su trabajo; traducir tú tus textos y que sea otro compañero quien te revise al principio (y no tan al principio). Es una experiencia enriquecedora para ambos y sobre todo para el que empieza. Si no tienes suficiente confianza con alguien, siempre puedes recurrir a las asociaciones, que a veces tienen programas de mentoring o prácticas también.

✏ Llevarse bien con los compañeros es esencial. Parece de cajón, ¿no? No ganamos nada con malos rollos, ni en el trabajo ni en la vida. Conocer a gente en conferencias, charlas y eventos varios es una buena forma de combatir la soledad del traductor, pero no solo. Establecer buenos lazos con los compañeros te permitirá tener a un «suplente» cuando estés de vacaciones, alguien que pueda coger tus encargos si no estás y conservar así al cliente, o bien saber que tienes compañeros que pueden pasarte trabajo cuando van desbordados.

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Lo dejamos aquí por hoy. En la próxima entrada veremos algo de fiscalidad, trato con los clientes, ergonomía y tarifas, entre otros. Y, ya sabéis, si queréis dejar vuestro granito de arena en los comentarios, ¡aquí os espero!

***

Algunos artículos relacionados:

 


Cada maestrillo… Consejos para el traductor autónomo (II)

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Después de hablar del traductor y del material con el que están hechos l̶o̶s̶ ̶s̶u̶e̶ñ̶o̶s̶ los textos en la entrada anterior, esta vez nos centramos en las herramientas de traducción asistida, la burocracia y la organización, entre otros.

Aprendizaje, especialización, planificación, ergonomía, tarifas y algo de fiscalidad nos esperan también en el artículo de hoy, en el que podéis descargaros un ejemplo de factura, una base de datos muy sencillita para estar al día de las empresas con las que contactáis y hasta un libro de ingresos y gastos.

APRENDIZAJE Y ESPECIALIZACIÓN

✏ El aprendizaje en nuestra profesión tiene que ser continuo. No podemos quedarnos atrás con las herramientas TAO. Tal vez no te las pidan ahora, pero aprovecha para aprender cómo van porque tal vez llegue algún cliente que las requiera. Y no solo eso, aunque el cliente o la agencia no te las pida, puedas echar mano de ellas para agilizar el trabajo y ser más eficiente.

Algunos enlaces:

A cada traductor le llega su TAO y hay quien tiene sus preferencias. Yo suelo usar Trados, pero por si queréis más información os recomiendo el blog de Jordi Balcells, Méteteme, y estas entradas:

Al principio las herramientas TAO intimidan, pero vale la pena saber usarlas

Al principio las herramientas TAO intimidan, pero vale la pena saber usarlas

✏ No subestimes tu idioma. Dominar inglés, alemán o francés es indispensable (si son tus lenguas de trabajo), pero de nada vale si no sabes comunicarte bien en tu idioma. Como dicen en 101 things: «As a translator, you are a writer. And your written skills must be better than 98 per cent of the general population (including university graduates)».

✏ Aprovecha toda la oferta formativa que tenemos ahora: carreras, posgrados y másteres universitarios, cursos, webinarios, charlas, etc. Encontrarás cursos de todo tipo para mejorar como traductor. Para escoger bien, sobre todo, fíjate en quién imparte el curso y qué se va a tratar para ver si se ajusta a lo que necesitas.

Algunas propuestas para traductores:

Y no olvidemos los cursos que ofrecen las asociaciones de traducción de todo el país: Asetrad, Aptic, Xarxa, etc.

✏ Seguramente en tu vida como traductor traducirás de todo un poco, pero es buena idea especializarse para destacar y desmarcarse de la competencia. Si en nuestro currículum ponemos una larga retahíla de sectores y ramas, resultará poco creíble. Ya se sabe, quien mucho abarca…

Una buena forma de buscar la especialización es empezar con nuestras aficiones. Si nos apasiona la astronomía, conoceremos la terminología y tendremos unos conocimientos impagables con los que podremos traducir sin (muchos) problemas. Además, teniendo claro estos temas, podremos dirigirnos a unos clientes o a otros y no limitarnos exclusivamente a agencias, por ejemplo.

DESPACHO Y ERGONOMÍA

✏ Bromeamos mucho con lo de trabajar en pijama, pero a veces se trabaja mejor si separas bien tu zona de trabajo de la de vida. Muchos compañeros prefieren vestirse y «aparentar» de algún modo que salen a trabajar. Cada maestrillo tiene su librillo, pero sí creo que trabajar toda la semana pegado a la silla en pijama no es bueno a la larga.

✏ ¿Que lo bueno de los traductores es que podemos trabajar en cualquier lugar? Sí, pero necesitamos un espacio destinado a tal fin. Traducir en el sofá con el portátil está bien un rato, pero no es bueno para tu espalda. Llevarte el Mac al Starbucks es muy moderno, pero la concentración no va a ser la misma. Al final lo clásico es lo mejor: una mesa relativamente grande y despejada, con una pantalla a la altura de los ojos, una silla cómoda y ergonómica y un reposapiés. Otra tarea pendiente también para mí, que siempre termino sentada cual faquir en un lecho de clavos (y así tengo las cervicales).

✏ Es importante tener un horario definido para que el trabajo no nos coma parte de tiempo de ocio. Si conoces a tus clientes (agencias, sobre todo) sabes sus horarios y es recomendable que estéis a la par. También pasa con empresas y otros clientes directos. Al final siempre le echarás alguna hora más o tendrás que echar mano de un fin de semana, pero lo mejor sería tener el trabajo acotado a sus horas. Tarea pendiente para mí, os confieso.

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ORGANIZACIÓN

Ser organizado en esta profesión en la que, como traductores, somos hombres y mujeres orquesta es esencial. Elena Fernández, de Trágora, nos da algunas claves en su blog.

✏ Hacer números da mucha pereza, pero lo mejor para no agobiarse a última hora es llevarlos al día. Actualmente existen varias herramientas de gestión, como 4visions manager, que pueden ayudarte a organizarte mejor. Si no, para empezar, siempre puedes tener un Excel a modo de base de datos. En cuestión de ingresos y gastos, en Infoautónomos nos regalan una plantilla bastante útil.

Por ejemplo, yo me preparo un dossier a principios de cada año para apuntar los encargos de cada día, el plazo, el precio y si se ha cobrado o no. Es todo muy manual, como una especie de libro de cuentas, pero es lo que mejor me va. Así, de un vistazo sé cuándo entrego qué y cuándo lo he cobrado.

De este modo se tienen también las armas para gestionar mejor los impagos. «El día YY de ZZ os envié la factura número XXX que debería estar abonada puesto que han pasado X días y…». Tenerlo todo controlado va en nuestro beneficio.

✏ Ten bien fichados a los clientes. Hazte una base de datos con su información (dirección, CIF, persona de contacto, etc.) y las tarifas que tienes con ellos, porque tal vez no sean las mismas para todos. Del mismo modo, apúntate bien con quién te pones en contacto, cuándo y cómo (correo, formulario) y realiza el seguimiento si no responden. Aquí tenéis una propuesta muy sencilla de base de datos para estos menesteres.

Estar pendiente de todo puede parecer complicado al principio, pero es cuestión de coger el ritmo. Somos nuestra empresa y si no estamos nosotros al tanto, nadie lo estará.

En cuanto a la organización de tiempo, cada uno tiene sus truquillos también. Como además de traducir imparto clases en escuelas y empresas, suelo dividirme el trabajo según las horas de que dispongo cada día. También suelo trabajar con listas según prioridades y fechas de entrega.

Lo mismo sucede con la presencia en Internet, que ahora es más fácil que nunca con aplicaciones como HootsuiteIFTTT o con las herramientas de programación de publicaciones de facebook, por ejemplo. Que publique mucho no quiere decir que esté ociosa (hablo por mí, ¿eh?).

Podéis sacar algunas ideas más de los numerosos blogs que tratan de la organización de tiempo (en general, no sobre traducción):

Algunos programas y aplicaciones útiles:

Técnica-Pomodoro

FISCALIDAD

Normalmente, al salir de la carrera no sabes cómo darte de alta y ser autónomo. De hecho, ni sabemos hacer una factura (impuestos que poner, formato, datos que debe llevar, etc.). Puedes descargar modelos de Internet y adaptarlos o bien pedir ayuda a algún compañero traductor. Aquí tenéis una propuesta de factura descargable (con el cálculo del IRPF sin reducción e IVA actual).

Antes de lanzarte, calcula los ingresos que tendrás, estudia todas las ayudas (% de IRPF que se aplica a los nuevos autónomos, ¿me ayudan por ser mujer menor de 30 años?, etc.), lee páginas especializadas (Infoautónomos), blogs de traductores que hablen sobre ello, pregunta a traductores que ya sean autónomos: en definitIVA, infórmate antes de acudir a la Agencia Tributaria o una gestoría. Tal vez recibas directrices erróneas o diferentes; si conoces tus derechos de antemano, gestionarás mejor esta tarea.

Para temas de fiscalidad, la traductora Herminia Páez tiene una serie de entradas muy útiles:

PRECIO Y TARIFAS

Tema delicado donde los haya. No se pueden «recomendar» tarifas y algunas asociaciones han sido multadas por ello, pero por otro lado los traductores que empiezan no saben bien por dónde tirar. ¿Qué hacemos? Muchas veces pueden consultarse encuestas con los rangos de precios o bien preguntar a traductores con los que se tiene cierta confianza. Como siempre, es mejor hacerlo con tacto.

Saber qué cobrar no es fácil, pero se puede echar mano de herramientas como CalPro, desarrollada por los socios de Asetrad. En sus palabras, es una «herramienta concebida para ayudar a los traductores a evaluar sus gastos, ingresos y rendimiento profesional y está dirigida tanto a traductores noveles como a los que llevan años en la profesión». Podéis encontrarla aquí: http://www.asetrad.org/pdfs/CalPro_v1.3.xls.

Y con los clientes, bueno, habrá que pulir las destrezas de negociación para proponer tarifas y realizar presupuestos. Todo se aprende, creedme.

Para más información:

No está muy fino, pero en esto tiene toda la razón

No está muy fino, pero en esto tiene toda la razón

PSICOLOGÍA

No voy a soltaros ningún rollo aquí, no soy una psicóloga experta ni me va la autoayuda, pero creo que en algún momento podemos sentirnos identificados con algunas de estas sensaciones.

✏ Los inicios son difíciles e incluso cuando tienes años experiencia habrá temporadas de sequía. Intenta tomártelo con filosofía y no venirte abajo. Aunque es preferible buscar clientes cuando uno tiene la barriga llena, aprovecha estos periodos para retocar el currículum, pulir destrezas y buscar nuevas oportunidades.

✏ En el paraíso también hay nubarrones. Meterás la pata, es inevitable. Cuando recibas una crítica negativa, asúmelo y no te pongas a la defensiva. Escucha al cliente, explícale tu punto de vista y arguméntaselo bien si crees que no lleva razón (no te enzarces en discusiones) y si la tiene, acéptalo, sé sincero y asume la responsabilidad. Ofrécele alguna opción o compensación si es necesario. No somos infalibles, pero tratamos con personas y siempre hay una solución.

De todos modos, sobre este último tema hablaremos más en la próxima entrada, en la que abordaremos el trato con el cliente directo y las agencias. Algunos compañeros nos ofrecerán su visión de este asunto, así que yo no me lo perdería. ¿Qué voy a decir, no?

¡Hasta la próxima!


Cada maestrillo… Consejos para el traductor autónomo (III)

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Tras la primera entrega de consejos en la que hablamos de los textos y el oficio en sí y la segunda, con aspectos burocráticos y de aprendizaje, en esta tercera entrega nos centramos en el trato con los clientes, ya sean agencias de traducción o clientes directos. Veremos cómo nos dirigimos a ellos para ofrecer nuestros servicios, cómo trabajar para facilitarles (y facilitarnos) el trabajo y, por último, qué podemos hacer en el caso de recibir alguna queja.

TRATO CON LOS CLIENTES: DIRECTOS Y AGENCIAS

Como suele pasar, lo mejor es hacerle caso al sentido común, pero por si se nos distrae, aquí van algunas cosas que vale la pena tener en cuenta. Para más información sobre cómo trabajar con agencias, encontrareis buen material en el libro de NYA Communications Working with agencies demystified y en este artículo de la agencia TradOnline¿Cómo tratar un encargo de traducción?.

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Unir culturas está muy bien, pero hay que conseguir que las piezas encajen correctamente.

Santo Currículum (y demás material de promoción). Hay que adaptarlo siempre al cliente. El currículum tiene que contener toda la información necesaria para el trabajo/agencia en cuestión y la información básica (combinaciones lingüísticas, especialización, etc.) tiene que quedar clara.

La carta de presentación (o cuerpo del correo electrónico en su defecto) tiene que ser coherente con lo que ofertamos y con lo que se nos pide. Nada de andarse por las ramas y ofrecer el oro y el moro. Vayamos al grano. Y, por su puesto, nada de faltas de ortografía.

¿Cómo encontrar trabajo? No existe una receta para el éxito (igual que no la hay para nada), pero aquí tenéis algunos enlaces de interés en los que algunos traductores hablamos de cómo fueron nuestras primeras veces y qué nos ha funcionado:

La comunicación es esencial y más cuando hay tanta competencia. Sí, hay clientes que esperarán a que tú les hagas la traducción si ya han trabajado contigo antes y disponen de un buen margen. Otros, sin embargo, necesitan rapidez. Ten el correo configurado en el teléfono y sé rápido al contestar una posible oferta o resolver dudas del cliente.

Sin embargo, si recibes un posible encargo, no te aceleres demasiado. Asegúrate de leerlo bien y de que eres capaz de hacer lo que se te pide. No aceptes sin más sin cerciorarte de que podrás cumplir el plazo, que el archivo (si te lo envían en ese primer correo de tanteo) se puede abrir y que sabes bien qué hay que traducir de él y cómo lo quiere el cliente.

Sé profesional cuando envíes tu oferta al cliente o tu presupuesto y no empieces hasta que recibas confirmación por escrito por parte del cliente. De esta forma te evitas disgustos. En cuanto al presupuesto, lo ideal sería que incluyera una descripción del trabajo que harás, de la cantidad de palabras, el plazo previsto, el precio y la forma de pago. Cuanto más completo sea todo, más claro será y más profesional queda.

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Preguntas y respuestas. Decíamos en otras entradas de esta serie que entender el texto es esencial, así como tener claro a quién va dirigido. No hay que tener miedo a preguntar o a transmitirle nuestras dudas a la agencia o al cliente, pero hay que hacerlo con tiempo. De nada sirve entregar el texto con todo un listado de dudas porque ya no habrá margen y si hay que cambiar algo puede que sea demasiado tarde. El momento de hacer las preguntas es al principio o bien mientras se trabaja, pero con antelación.

Puede pasar que tengamos otros proyectos en danza y dejemos un texto para otro día porque en un principio no le vemos la dificultad y luego… ¡sorpresa! Hay que intentar anticiparse y no ser una molestia para el cliente después. Ahora bien, intentemos acumular todas estas dudas en un mismo correo; el cliente lo agradecerá.

Sé puntual con las entregas. Si no puedes ser puntual, envía el documento antes. De nada vale que entregues una traducción perfecta si llega tarde. Por ejemplo, si por la mañana sé que no voy a estar en el despacho, prefiero enviar por la noche, aunque sea ya tarde, porque así sé que podrán disponer de ella a primera hora.

De este modo también hay más margen de acción si, por lo que sea, falta darle un repaso o hay que cambiar algo.

Decir «no». Cuesta mucho, muchísimo, pero es mejor ser sinceros con el cliente cuando lo que nos proponen está fuera de nuestro alcance en cuanto a capacidad o el plazo es tan ajustado que la calidad se vería comprometida. Los clientes aprecian esta sinceridad y, si son buenos clientes, no hay motivo para que no sigan enviando trabajo después.

Pero, ojo, ese «no» va con matices. Si tú no puedes hacerlo, ¿puedes pasárselo a alguien? ¿Le puedes facilitar un contacto al cliente? Así le ayudas un poco y te lo agradecerá.

El cliente directo. Devadip Rivero, de TraducThor, nos da algunos consejos para tratar al cliente directo, esa persona o empresa que actúa en su nombre y no como agencia de traducción:

1. Recuerda que el cliente directo, muchas veces, no sabe en qué consiste el proceso de traducción. Algunos piensan que estás esperando sin más a que te envíen 4 000 palabras y que tienes una varita para pasarlas de un idioma a otro en 10 minutos. Por eso, tu presupuesto puede resultar caro. Intenta ser muy explicativo. Sin vergüenza, pero con educación, se puede aclarar el proceso y el cliente, normalmente, acaba valorando tu trabajo. Ofrece calidad y soluciones para que el cliente te valore.

2. solucionador. Si no puedes ofrecer el servicio, deriva a un compañero. ¡Pero del que estés muy seguro que va a cumplir! No suele convenir decir un no rotundo al cliente sin ofrecer otras posibilidades: contacto con alguna agencia de confianza para que busque otro traductor, pregunta qué urgencia tiene realmente, intenta explicar por qué no puedes atender el encargo, si se trata de un encargo grande, di que repartirlo puede crear problemas de terminología e incongruencias, etc.

Si ya has trabajado en proyectos similares al que te ha encargado un cliente nuevo, piensa en los errores del pasado e intenta adelantarte. Advierte al cliente de posibles problemas, pregunta si tiene glosarios, bases terminológicas: ofrece tu saber hacer, tu experiencia. En fin, no seas un mero aceptador de encargos de traducción, pues debes ayudar a los clientes más allá de pasar palabras de un idioma a otro.

3. Ten un buen trato con el cliente. Ofrecer descuento si ves que te envía gran volumen de trabajo puede ser una buena opción (valorada previamente, claro), así como enviar tarjetas por Navidad, pagar el servicio de Correos si el importe de la traducción es grande o decir que el primer envío de traducción jurada es gratuito, avisar con antelación de que te vas de vacaciones (o estarás ausente porque vas a un congreso de traducción; si dices esto, verá que quieres seguir formándote, que te mueves, etc.).

Si un cliente contacta contigo a menudo para trabajos de muchas palabras, y una vez durante esa colaboración te envía un texto pequeño (unas pocas líneas), dile que no se lo cobras (o no cobres tu mínimo, sino incluye el importe real de 23 palabras, pongamos, en la siguiente factura).

André Höchemer, de Diario de un alemol, también ofrece algunos consejos en su blog, entre los que destaco el de romper el anonimato. André comenta que cuando conoces en persona al cliente, cuando os habéis visto cara a cara, es mucho más fácil negociar mejores precios y plazos de entrega. Para eso es recomendable también explotar nuestras habilidades de comunicación y las tecnologías y nos recuerda que: «Un correo electrónico está bien, una llamada es mejor, y una videoconferencias es óptima».

En cuanto a la facturación (tema que ya abordamos en el artículo anterior), quiero destacar también la entrada de André sobre la política de pago de los clientes (¡y la nuestra!). Muchas veces nos limitamos a enviar la factura sin más, sin establecer nuestras condiciones antes.

Esta es su forma de proceder, y me parece muy correcta: «En mi caso son 30 días, tal como señalo en mis facturas y recuerdo a los clientes que, por despiste, por descuido o intencionadamente, lo incumplen. A los pocos días de vencer una factura, envío un mensaje al cliente indicando el presunto despiste y recordándole el número, la fecha y el importe de la factura vencida».

¿Queréis más información sobre agencias, gestores de proyectos y clientes directos? No os perdáis estas entradas:

Para terminar, trataremos un tema espinoso donde los haya. Todos trabajamos lo mejor que podemos y sabemos, pero a veces surgen complicaciones. Veamos, pues, qué hacer en el caso de una queja del cliente.

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CÓMO GESTIONAR LAS RECLAMACIONES

Sí, todos somos extraordinarios profesionales y estas cosas no nos pasan, o preferimos no hablar de ellas, pero en el fondo sabemos que errar es humano (y herrar también) y que alguna vez vamos a meter la pata.

Regla número 1 al recibir una no conformidad: que no cunda el pánico. Este es uno de los casos en los que el cliente no siempre tiene razón, aunque en ocasiones sí la tendrá. ¿Qué podemos hacer? ¿Abandonar la traducción y flagelarnos con Gran Hermano VIP en modo bucle en el televisor?

Carmen Fernández Gauchi (http://www.carmenfernandez.es/) nos da algunos consejos útiles. En su época de gestora de proyectos en una agencia de traducción aprendió a seguir los siguientes pasos:

1. Escuchar BIEN la reclamación exacta del cliente. No metamos más el dedo en la llaga respondiendo en caliente a un mensaje airado. Aplaquemos los nervios iniciales y veamos cuál es la queja para poder solucionarla. ¿No se ha respetado el plazo de entrega? ¿No se ha utilizado el glosario del proyecto? ¿Hemos traducido erróneamente porque no hemos comprendido el texto?

2. Analizar la situación para comprobar hasta qué punto es cierto. ¿Tenemos su mensaje de encargo y realmente hemos entregado más tarde? ¿O se equivocó al indicar la fecha en el pedido? ¿De verdad nos adjuntó el glosario y nos hemos despistado? ¿O este nunca llegó a nuestras manos? (Por eso es tan importante revisar bien lo que nos envían) ¿Cree que sabe español y nos está modificando expresiones que son correctas? (No es infrecuente que alguien que no hable castellano tenga dudas acerca del estilo, por surrealista que parezca) ¿O bien la hemos cag… hemos cometido errores serios?

3. Actuar en consecuencia

Si el cliente no tiene razón: habrá que demostrárselo, reenviarle el mensaje que recibimos sin el glosario adjunto, o pasarle enlaces a diccionarios especializados donde vea que nuestras traducciones son acertadas. OJO: Algunas quejas pueden proceder de clientes cuyo revisor cree que añadir más rojo es sinónimo de trabajar mejor y habrá introducido cambios por cuestión de gusto y no para reparar verdaderos errores.

Bajo ningún concepto conviene enzarzarse en un cuerpo a cuerpo con el revisor. Puede que goce de la total confianza del cliente y enfrentarle nos deje en peor posición. Bastará con confirmar que la opción del revisor es buena, pero que la nuestra también lo era y que el cambio ha sido cuestión de preferencia.

Si tiene razón: le puede pasar a cualquiera, no somos máquinas, pero eso puede haber causado algún perjuicio al cliente. Por eso lo primero es disculparse sinceramente por las molestias. Quizá no ha podido colgar en su web una noticia que debía salir hoy, o no ha llegado a imprenta un folleto que debería estar mañana en una feria. Lo mínimo que podemos hacer es aceptar nuestra responsabilidad.

Lo siguiente será buscar el modo de compensarle. Si aún estamos a tiempo, podemos modificar el vocabulario de acuerdo con ese glosario que habíamos olvidado. Volver a revisar nuestro texto si lo tradujimos con prisas, o incluso pasarlo a un compañero si vemos que no dimos la talla para el grado de especialización que requería. Por supuesto sin coste para el cliente. Si ya es tarde  para enmiendas, dependiendo del alcance del error y del tamaño del proyecto, podemos buscar algún tipo de compensación.

Asumir las responsabilidades buscando una solución al problema es un buen ejercicio que nos sirve para tomar conciencia de nuestro error y, a la vez, demuestra al cliente un trato profesional. Si el problema causado ha sido realmente grave, habrá que recurrir al seguro de responsabilidad civil.

conciliacion

4. Tomar medidas para que no vuelva a suceder. Será útil analizar por qué ha pasado y cómo evitarlo la próxima vez: ¿Aceptamos el encargo sin mirar bien la agenda, se nos solaparon los proyectos y hubo que traducirlos muy rápido? ¿Nos encontramos ante un texto demasiado especializado porque no lo leímos antes de aceptarlo? Puede que esta vez ya sea demasiado tarde y hayamos perdido al cliente, pero ya sabemos qué NO hacer en el futuro.

¿Y vosotros? ¿Habéis sufrido alguna queja de un cliente? ¿Supisteis reaccionar y salir bien parados? Y en cuanto al trato con el cliente, ¿añadiríais algún consejo más? ¿Qué os suele funcionar?

¡Gracias por leer y hasta la próxima!


Life as a translator

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Translations, invoices and coffee. A translator’s world is much more than that… or is it? Let’s have a look at these snippets of our daily life!

When you finally decide to become a freelance translator…

fun perfect primera idea richfamous

… and you realize what that really means.

freelance

Because being a freelancer doesn’t mean being absolutely free…

alarmclock

dayoff

When you read what some people think of our job or even say, like “Google Translate is the future and human translators will no longer be needed” or “It is enough to speak two languages to be a translator” and other gems.

idiots 35e637ff17be3b87bfa7ea63f51a468b

When you land a new job and start working with a new PM.

phonePM

What some people recommend… and you pay no heed, of course.

coffee cigar

When the project sounds very promising but the customer doesn’t accept your quote.

decepcion

When someone you have been working with for ages refuses to pay you more per word.

slave

When you have a new project and have to sign a NDA.

signNDA

When the text you have to work on makes absolutely no sense.

hindustani dontgetit

When you realize the project is much more difficult than you expected. Yup, that happens!

mess difficult cant escape

When you’ve been translating for a very long time.

furniture

overworked robot sleep sleepwork companion nightshift

When you work so much you don’t even have time for social life…

backtowork frind spinster

…and you don’t know what language you are speaking anymore

milanguage

…because you’ve been stuck up at home for so long

nosalircasa goodbye

…that even your friends have to plan an intervention for you to go out.

intrvention

When you do finally go out, though, you seem to find mistakes and mistranslations everywhere and you can’t avoid pointing them out to the people near you… like in the cinema while enjoying a dubbed or subtitled film.

eject you

Inspiration doesn’t come easily…

not myself

cant concentrate

However, hard work pays off and after long hours the spark appears, you come up with le mot juste.

ecstasy success

When you have to research on very strange topics for your translation.

necromancy

But don’t be mislead, translators are not bookworms. Ok, ok… Well, maybe we are.

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When people just don’t get how you can spend the day typing…

wrist

Luckily there’s a thing called coffee, fuel for the translator’s mind.

coffee

When you see some of the things colleagues say about each other or the way people argue on some Facebook forums.

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When you are offered a new project on a Friday evening…

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…and you suspect they want you to edit a machine translated text

dirty

When you realize you’ve not been paying attention to your eating habits

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…and you know you’ve been so absorbed that you’ve forgotten about your husband, dog or cactus.

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When you finally finish a big project.

braindead oxygen startliving free

The following day, though…

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And when a couple of days later you’re still waiting for a new translation project…

whatsmatter punish phonework panic not fair heavenconspire


When you’re waiting for your customers to pay.

rezarcobrar

When you finally get your money.

joy 1e55af1e9014fba8e936c36cbaef833e bahamas

When you read your published translation and you realize there’s a typo…

gulp

But, hey, we love what we do and wouldn’t change it for anything in the world! Or would we?

click

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Disclaimer: This is a just for fun post to celebrate that this blog has just turned three (yay!). Unfortunately, all the pictures have been found on pinterest and tumblr without credit to the author or title of the comic. If you have more information, please do not hesitate to contact me. And, of course, if you want to contribute with a comment, be my guest!



Traducir películas de animación

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Este fin de semana he conseguido visitar (¡por fin!) una exposición a la que tenía muchas ganas: Pixar. 25 años de animación (CaixaForum, Barcelona, hasta el 3 de mayo). Todo un lujazo para los interesados en la animación, ya sea por las historias o el virtuosismo técnico de las películas.

Al salir de la exposición caí en la cuenta de que no había hablado todavía de la traducción de este tipo de películas, al menos las que yo he traducido de DreamWorks, puesto que sí hablé del doblaje y la subtitulación de Ice Age hará un tiempo.

Como han pasado ya unos años y estas películas están más que estrenadas en cine, televisión y DVD, que es el formato para el que realicé los subtítulos al catalán, supongo que puedo hablar de ellas sin problemas (ya sabéis cómo va esto de los NDA o contratos de confidencialidad). Así pues, os contaré el proceso, las dificultades y algunos detalles más.

Algunas de las películas de animación que he subtitulado

Algunas de las películas de animación que he subtitulado

1. LAS PELÍCULAS DE ANIMACIÓN: El proceso de creación

Lo primero es lo primero: la película de animación en sí. No entraré en detalles porque sabéis de sobra de qué se trata, aunque si queréis conocer los distintos tipos que existen, echadle un vistazo a esta página de la Universidad de Huelva: El cine de animación.

¿Por qué es importante conocer el proceso? Bueno, por curiosidad traductora y para conocer el producto, lo primero. Pero, sobre todo, porque cuando encargan una película suelen venir después otros encargos más pequeños: los comentarios del director y los actores, el tráiler (o avance, para evitar el anglicismo), el anuncio del videojuego o el juguete, las tomas falsas y el making of (el cómo se hizo, vaya), y hay que estar preparado para traducir de todo.

A continuación veremos el ejemplo de Pixar, pero las demás empresas de animación suelen trabajar de una forma muy parecida. Encontrareis más detalles sobre cómo trabaja Pixar aquí.

a. La propuesta

Un creativo prepara una idea y la presenta al equipo de desarrollo y animación, donde su mayor reto es lograr que el equipo se interese y vea las posibilidades de llevar adelante el proyecto.

b. El guion

Todo empieza con el guion. Las ideas se plasman en el papel de una forma concreta: qué sucede, cuándo sucede y a quién. Suele ser muy completo y consta de descripciones detalladas del ambiente y de las emociones de los personajes. En eso no se diferencia mucho de un guion para una película no animada.

c. El storyboard

El guion pasa a la secuencia visual gracias a unos dibujantes encargados de crear el storyboard o guion ilustrado, que se compone de bocetos basados en el diálogo y las acciones que se detallan en el guion. Estos dibujos se cuelgan en un tablero y se organizan para formar las escenas y mostrar cómo se suceden las acciones.

Guion ilustrado de Toy Story

Guion ilustrado de Toy Story

d. El storyboard digital

Los dibujantes que se han encargado del guion ilustrado entregan sus dibujos a los editores, que los pasan a un formato de vídeo llamado reel o animática. En este punto prestan atención al ritmo dramático y añaden diálogos, efectos sonoros y música provisionales para que la historia se vea en un formato más parecido al de una película.

Como traductor, es posible que traduzcas escenas no incluidas en la película como material adicional de la misma. Estas escenas suelen estar hechas de esta manera, con un storyboard digital y voces superpuestas.

e. El colorscript

El colorscript, o paleta de colores, es un mapa de la evolución emocional de la película, a diferencia del storyboard, que se centra en la acción. En este paso se representa la historia con grandes pinceladas y sin tanto detalle como en el guion ilustrado, en el que, además, los dibujos están en blanco y negro. Se presta atención a la gama, los tonos y la saturación para captar la atmósfera y las emociones que quieren transmitirse en cada secuencia.

Por ejemplo, aunque lo siguiente no es un colorscript, sí da una idea de cómo el color ayuda a transmitir emociones. La alegría y la felicidad se representan con tonos cálidos; los colores fríos se emplean para el miedo y la tristeza.

f. El diseño de los personajes y los decorados

Para plasmar los personajes y los decorados, el director trabaja con el diseñador y con un equipo de ilustradores que dibujan muchas versiones de los personajes y sus entornos; exploran distintas ideas de diseño y se fijan en todos los detalles. El diseño definitivo se decide entre las propuestas que reflejan el entorno más verosímil en el que pueden habitar esos personajes.

g. Los estudios de modelo

Cuando el director aprueba el modelo, el artista crea blueprints o guías que los técnicos deben seguir para construir el modelo digital. Los estudios de modelo convierten los detalles del diseño del personaje en pautas de construcción específicas para formas tridimensionales más complejas.

h. Las maquetas

Los escultores se basan en los dibujos de desarrollo para crear maquetas, una escultura de arcilla muy útil porque permite ver al personaje desde cualquier ángulo. Los modeladores en 3D usan estas maquetas como referencia para ver cómo funcionan los distintos elementos del cuerpo de un personaje.

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Un modelo de Sully, de Monstruos S.A., en la exposición de Pixar

i. La grabación de los diálogos

Antes de que los animadores puedan empezar a trabajar en la película hay que grabar los diálogos definitivos. El equipo editorial graba las voces de los actores de doblaje en un estudio y, después, los animadores trabajan a partir de las palabras y el tono de los intérpretes para sincronizar los movimientos y las emociones.

j. La modelización y el rigging

Los modeladores en 3D construyen los personajes y los escenarios por ordenador a partir de dibujos, estudios de modelo y maquetas. Los modeladores digitales deciden entonces cómo y por dónde se dobla y mueve un personaje, su flexibilidad, etc. En un proceso llamado rigging se incorporan al modelo miles de controles llamados avars (variables de animación). El rigging es el proceso de preparación previo a la animación de objetos o personajes y consiste en trabajar un esqueleto que permita articular los movimientos que se van a animar.

  • El layout. Este departamento se ocupa de la colocación de la cámara y la ubicación de los personajes.
  • La animación: el blocking o bloqueo. Se trabaja en los primeros movimientos. Se escuchan los diálogos y se buscan los gestos y las posturas adecuadas.
  • La animación: el polish o pulido. En este punto se añaden los detalles: respiración, movimiento de pies y la complicada expresión facial que debe corresponder al diálogo.
  • El shading y la texturización. Se aplica color, textura, sombras, etc. a las superficies.
  • El pelo. Un apartado aparte para conseguir que el pelo parezca natural tanto en reposo como, sobre todo, en movimiento.
  • La iluminación. Para que sea verosímil, se añaden unos focos virtuales que iluminen todo lo que hay en el escenario digital. Luego se van añadiendo otros toques de luz para dirigir la mirada del espectador a lo importante.

k. La renderización 

Es el proceso informático mediante el cual se comprimen las imágenes en unas bidimensionales que puedan pasarse a la película o exhibirse con un proyector digital. La matriz informática que lo realiza se llama «granja de render».

En cuanto a números, en una película hay 24 fotogramas por segundo y como hay 60 segundos en un minuto y la cinta suele durar 90 minutos, se necesitan 129 600 fotogramas o imágenes individuales para completarla.

Para terminar, se compone la música y se añade la banda sonora que acompañará algunas de las escenas. Y, bueno, el resto es historia.

2. EL ENCARGO: Cuestiones laborales y material de referencia

Estas películas, de una hora y media de duración, suelen tener unos 1 000 subtítulos. El tiempo para realizar la traducción es de unos tres o cuatro días. Si bien es más holgado que en el caso de las series de dibujos —que hay que traducir de un día para otro—, siempre es poco tiempo para pensar en todas las soluciones.

Por suerte, el material que el cliente da es abundante y va muy bien para trabajar el texto. En mi caso, suelo disponer de la guía de estilo de la empresa o del cliente, Paramount, DreamWorks, etc. Suelen variar de unos a otros porque no todos aplican las mismas convenciones.

Aquí va una tabla con algunas de las cuestiones que recogen estas guías, por lo menos las que he recibido de mis clientes. Evidentemente puede variar.

guides

Además de esta guía, hay documentos con los nombres oficiales de los personajes (sobre todo cuando estos tienen un significado) y la traducción de sus coletillas. Esto es especialmente útil cuando toca trabajar en una segunda o tercera parte (estoy pensando en Shrek, de las que hice la segunda y cuarta entrega) o cuando no has visto la película.

A veces, incluso, puede que dispongas del archivo de audio con el doblaje. Por ejemplo, cuando traduje Cómo entrenar a tu dragón al catalán, tuve acceso al audio del doblaje en castellano.  Desde luego, no vale el «escucha y pega», pero puede ir bien cuando te atascas en algún juego de palabras.

Contexto e información de apoyo para Kung Fu Panda Frases y coletillas de los personajes de El gato con botas

3. EL PROCESO DE TRADUCCIÓN

Cuando llega el proyecto, el cliente te da acceso a un FTP con todo lo que necesitas: película, plantilla de subtítulos en inglés y material de referencia. La película puede ser en color o en blanco y negro y suele llevar siempre una marca de agua o una franja con el nombre del traductor para evitar filtraciones.

La plantilla de subtítulos es un documento RTF y, por suerte, el pautado (también llamado spotting, el marcado del tiempo de inicio y salida del subtítulo) ya está hecho. Es una suerte porque así puedes centrarte en la traducción en sí. Para este cliente no trabajo con ningún programa específico. Por ejemplo, puedo trabajar con los dos documentos en paralelo y el vídeo a un lado.

gat_botes

Otra opción, que encuentro más cómoda, es trabajar con Trados, puesto que así me aseguro de no tocar los códigos de tiempo. Una vez lo tengo listo, vuelco la traducción y lo repaso todo de nuevo en el RTF, asegurándome también de no haberme excedido de caracteres. Eso es lo malo de no trabajar con programas de subtitulación, que suelen marcar al momento si te excedes de caracteres.

Documento abierto en Trados para no tocar los tiempos

Documento abierto en Trados para no tocar los tiempos

4. EL LENGUAJE: Características y dificultades

Como comentaba en el artículo comparativo de las versiones de Ice Age, la animación suele ir dirigida a un público más joven, de modo lo que el humor es un ingrediente básico con todo lo que ello supone para el lenguaje: chistes, juegos de palabras, exageraciones, comparaciones jocosas, etc.

Además de acústico, este humor es muy visual e intenta imitar las características propias de la oralidad, es decir, naturalidad, espontaneidad, frases inacabadas, interjecciones, onomatopeyas…

Un ejemplo de gag. Po, el panda, descubre que su padre oca no es el biológico

Un ejemplo de gag. Po, el panda, descubre que su padre oca no es el biológico

El lenguaje es bastante sencillo en general: las estructuras sintácticas son simples, las frases son relativamente cortas y el tono es distendido, aunque eso no significa que las películas de animación sean más fáciles de traducir. No es infrecuente encontrar frases en el original que son ligeramente formales y que hay que adaptar en la traducción.

Por ejemplo, Kung Fu Panda 2 empieza con una especie de relato en plan fábula o leyenda y había que darle un toque más formal, en este caso con los tiempos verbales:

Sin título

Además, estamos hablando de subtitulación, de modo que lo más frecuente es tener que acortar frases. Esto dificulta y hasta imposibilita recoger completamente todos los significados de la frase original. En este caso debemos seleccionar los significados prioritarios, los que garantizan que el espectador no pierda el hilo. En este sentido, prescindimos de repeticiones, interjecciones y elementos que ya se vean en pantalla, por ejemplo. Por suerte, en mi caso siempre trabajo con los subtítulos en inglés, por lo que gran parte de esa reducción ya está hecha.

Otra característica de este tipo de películas son los referentes culturales, que muchas veces son guiños a los adultos, que al fin y al cabo son los que acompañan a los niños a ver las películas. Se pueden encontrar referencias a películas, series, canciones, etc.

El club de la lucha en El gato con botas

El club de la lucha en El gato con botas

También podemos encontrarnos otros idiomas en el original, que hay que ver cómo trasvasar. Por ejemplo, cuando traduje El gato con botas (Puss in Boots) al catalán, en el original había muchas palabras en castellano como guiño al personaje en sí, de origen latinoamericano y doblado por Antonio Banderas en la versión americana. En mi caso fue fácil dejarlas en castellano en mi versión al catalán, pero ese rasgo no pudo conservarse en los subtítulos al castellano.

Sin título

Los extranjerismos en Puss in Boots (El gat amb botes)

Las canciones son otro elemento recurrente en estas películas. En general, si una canción aparece como adorno no hay necesidad de traducirla. Sin embargo, si la misma canción cumple una función narrativa porque las letras están directamente relacionadas con el argumento, sí hay que traducirla. En este caso hay que emplearse a fondo y traducir letras, ritmos y rimas. Es lo que suele pasar con las películas de la factoría Disney y también con algunas de Pixar y DreamWorks.

En subtitulación, los clientes suelen partir de la misma base: si es pertinente para la trama, se traduce. Recuerdo algunas cancioncillas de Madagascar y de Shrek en las que tuve que emplearme a fondo para que sonaran bien, aunque fueran para leerse. Contar las sílabas es esencial, así como conservar la rima (aunque hay quien defiende que da igual porque no se oye) y, evidentemente, el sentido. Todo un reto.

Por último, otra de las dificultades en este tipo de películas la encontramos al traducir los comentarios del director y el cómo se hizo, ya que abundan los conceptos técnicos. Si bien muchas veces se dejan en inglés, hay que asegurarse de entender bien el proceso (de ahí la importancia de saber cómo se hace una película de animación) y traducirlos correctamente.

Para este vocabulario más técnico y especializado, aquí van algunos enlaces útiles:

Seguro que me dejo algo en el tintero, pero con suerte tendréis una buena idea de cómo van estos proyectos de subtitulación, al menos por lo que yo he visto, traducido y revisado.

Por supuesto, hay muchas variables en este proceso: el cliente, que puede que tenga programa propio o pida al traductor que trabaje con el suyo, además de exigir ciertos requisitos; el tiempo, porque no es lo mismo subtitular para el cine o la televisión que para el DVD; el tipo de encargo, porque si piden traducción y pautado, esto último requiere más tiempo y, por consiguiente, cobrarlo extra; y muchos elementos más.

Espero que os haya gustado y nos vemos muy pronto.


Para saber más:

Animación

La subtitulación

Bibliografía en papel

  • CHAUME, Frederic: Cine y traducción, Madrid: Cátedra, 2004.
  • DÍAZ CINTAS, Jorge: Teoría y práctica de la subtitulación: inglés/español, Barcelona: Ariel, 2003.
  • MAYORAL, Roberto: La traducción cinematográfica: el subtitulado, en Sendebar, IV, Granada, 1993, pp. 45-68.

Traduciendo insultos por ahí [ENETI 2015]

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Buen ambiente, público atento, grandes profesionales y una organización de lujo. Si me pidieran resumir el ENETI (Encuentro Nacional de Estudiantes de Traducción e Interpretación) de este año, lo haría con estas palabras.

Después de acudir a la edición anterior en Soria, donde hablé de traducción erótica, y ver lo que allí se cocía y vivía, no pude resistirme esta vez. Y menos aún conociendo el emplazamiento de este año y los organizadores, unas auténticas bestias pardas: Jairo Lara, Carlota Lifante y Vicent Torres.

Organizadores, ayudantes e intérpretes del ENETI 2015

Organizadores, ayudantes e intérpretes del ENETI 2015

Gracias a estas jornadas, los estudiantes tienen la oportunidad de ver diferentes aspectos profesionales de la traducción y la interpretación, echarle un vistazo a la realidad del oficio y, cómo no, relacionarse con alumnos de otras universidades. Para los profesionales es igualmente beneficioso pues permite el intercambio de pareceres y opiniones, aprender de otros ámbitos de la traducción y, evidentemente, salir de la traducueva un par de días.

ENETI 2015

Este año ha habido de todo un poco, como podéis ver en el programa: traducción biosanitaria, con el gran Fernando Navarro; traducción de videojuegos, con traductores de la talla de Curri Barceló, Ramón Méndez, Alba C. Porrúa, Belén Agulló y Francisco Molina; traducción del manga con Marc Bernabé, que recogió un premio a su carrera (¡grande!), etc. Más allá del oficio de traducir, Marta Stelmaszak y Valeria Aliperta abordaron cuestiones económicas y de marca.

También hubo mesas redondas prácticas y amenas como la de Carla Botella, Marián Morón y Beatriz Benítez sobre salidas profesionales molonas, y la de traducción de franquicias (#frikicias) con Josep Llurba, Quico Rovira-Beleta, Javier P. Alarcon y Fran Molina. Y no me olvido de la mesa sobre interpretación con María Abad, Aida González, Maider Armentia y Alessandra Vita, que hablaron de todo un poco y dieron consejos muy útiles, sobre todo porque me descubrieron datos que ignoraba al no conocer bien este sector.

Si queréis verlas todas, cosa que recomiendo, podéis acceder desde aquí:

Traducir lo soez

Como ya anunciaba en el título, en esta edición hablé de los insultos y las expresiones malsonantes, los rasgos principales que tienen en nuestro idioma y cómo se pueden traducir. Todo con un único fin: demostrar que el castellano es tremendamente fértil y podemos realizar traducciones la mar de naturales sin caer en los jodidos y putos de siempre. Ahora bien, sin pasarse, porque un inspector del Bronx no va a hablar como un señor de Murcia, por decir algo. Como decimos siempre, el contexto es básico, así como conocer el tono del texto original, el personaje en sí y lo que nos pide el cliente, claro.

Para encarrilar la charla usé como base algunas ideas de El traductor insolente, que complementé con un breve marco teórico y ejemplos variados tanto de traducción editorial como audiovisual, principalmente fansubs.

Foto de Isabel Ramón para la entrevista en el periódico La Información

Foto de Isabel Ramón para la entrevista en el periódico Información

Como no os quiero aburrir con más detalles, podéis acceder al vídeo aquí: http://vertice.cpd.ua.es/142806 (a partir de 4:10:35) y ver la presentación íntegra.

Si lo hacéis, vale la pena fijarse en la buenísima labor que realizaron los intérpretes de lengua de signos, que no lo tuvieron nada fácil al interpretar algunos momentos de la charla, sobre todo por la complejidad de los sinónimos y algunos de los términos. De paso, quiero agradecer también el trabajo de los intérpretes en cabina, que seguramente se vieron apurados al principio con mi velocidad. ¡Perdonad, chicos!

Si también queréis echarle un vistazo a la presentación en sí, podéis encontrarla a continuación y en la misma plataforma de Scribd. Disculpad la calidad de la presentación, pero al subirla ha cambiado el tipo y el tamaño de la fuente.

 

Paralelamente, me hicieron una entrevista para el periódico Información acerca de esta ponencia. Si bien hay algunas cuestiones que no son del todo exactas (hablé de cunt como ejemplo de insulto realmente fuerte en inglés, pero no dije que no se pudiera traducir, entre otros), es un resumen de la charla en sí y de cómo va la traducción de lo soez. Se lee bastante bien al hacer clic en la imagen.

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Termino este apunte con algunos tuits sobre la presentación. Los demás pueden seguirse con el hashtag #TraduSoez y #Eneti2015.

***

Más información acerca de este ENETI:

PD: Gracias de nuevo a la organización, ayudantes, intérpretes, ponentes y asistentes. Entre todos habéis conseguido algo muy grande. ¡Ah! Y felicidades a Manu Crespo y Fernando Carrero, que organizarán el ENETI 2016 en la Universidad de Valencia.


4 consejos para trabajar con tus amigos… y no morir en el intento

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Tras un tiempo de inactividad por trabajo (¡no me quejo, no!), me asomo hoy para hablar de algo que seguramente ya habéis vivido en vuestras carnes: el trabajo en equipo… con amigos, en principio los de la Universidad y, por extensión, los demás profesionales con los que establecemos una relación laboral más estrecha que termina en amistad.blog1

Las malas y sabias lenguas dicen por ahí que nunca trabajes ni con la familia, ni con los amigos; es un buen consejo, sí, pero en muchas ocasiones no puedes o no quieres renunciar a mantener una relación profesional con tus primos, padres, novias, novios y, cómo no, amigos y compañeros de la Universidad. La gran ventaja de trabajar con estos últimos es que les conoces mejor que nadie, tanto en el plano personal como en el profesional.

Durante largos años has pasado más horas con ellos que con tu propia familia, les has visto en sus mejores momentos y también en los peores, sabes lo que pueden y no pueden hacer, has visto con tus propios ojos cómo soportan el estrés del examen del siglo, la ignorancia de ese profesor adjunto primo hermano enchufado del decano, las fiestas canallas universitarias o las tardes eternas en la biblioteca con la nariz metida entre los libros.

Sí, trabajar con los amigos de la uni tiene sus ventajas y sus inconvenientes, de modo que con Okodia —agencia de un compañero de Universidad con la que he tenido la suerte de compartir proyectos— hemos recopilado unos cuantos consejos para que la relación profesional no estropee esa larga y preciosa amistad que nos une a ellos. Así que aquí van cuatro consejos para trabajar con tus amigos… y no morir en el intento. Por supuesto, se aceptan sugerencias.

  1. Fijar reglas como en el parchís

¿Jugaste al tute, al parchís, al trivial, al póquer o al mus en la cafetería de la facultad? Pues el primer consejo, ya sea en cuanto a traducción técnica, jurada o médica, es tan sencillo como estos entretenimientos: marca desde el principio unas reglas claras del «juego» profesional que vais a comenzar.

Si ponéis por escrito y consensuáis normas y detalles importantes como, por ejemplo, el horario de trabajo, los plazos de entrega de cada proyecto de traducción, la obligación de cumplimentar fichas de calidad, el sueldo, las fechas de pago y cobro, etc., evitaréis a la larga esos malentendidos que pueden empezar a minar esa amistad profesional y personal que ahora os une.

  1. En boca cerrada no entran moscas = error

No hace mucho asistí a una interesante jornada sobre empresas familiares de traducción e interpretación. Una de las principales quejas de los asistentes era que muchas veces dejaban de comentar aspectos que no les gustaban de un proyecto «para no liarla». Craso error. En una relación profesional con la familia o los amigos no debes callarte absolutamente nada porque si lo haces empezará a acumularse un resentimiento tal que en dos días estarás a punto de ebullición. Tampoco queremos decir que tengas que soltar cuatro gritos cada vez que algo no te gusta, pero si algo no te encaja, coméntalo, no esperes a tener cinco, diez, cien motivos de queja, no merece la pena.

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Alberto Montt siempre da en el clavo.

  1. No mezcles churras con merinas

No se puede negar, hay trabajos muy absorbentes, proyectos tan interesantes o estresantes que, sin querer, te los llevas puestos cuando termina la jornada laboral. Es el caso, por ejemplo, de los proyectos de traducción especializada. Algunos son tan complejos que estamos encima de ellos días y días, ocupan nuestra mente a todas horas y, en definitiva, nos acompañan cuando cerramos la puerta de la oficina para ir al cine, al gimnasio o a echar un cafelillo con los amigos. Eso en sí ya es bastante latazo, pero el problema se agrava si compartimos esas horas de ocio con compañeros de trabajo que, además, son grandes amigos.

Casi sin querer, la estupenda charla que habéis empezado sobre tal o cual equipo de fútbol, estreno de cine o cotilleo del barrio se convierte en un brainstorming sobre el proyecto de traducción, un cambio completo del índice o una discusión sobre el dichoso sinónimo pendiente de traducir. ¿Nuestro consejo? Haz un esfuerzo e intenta separar tu vida personal de la profesional; no te lleves el trabajo a casa.

  1. La confianza da asco

Pues sí, tal cual. Nos pasa a todos: cuando trabajamos con alguien con quien nos sentimos a gusto tendemos a quitarnos esa máscara social que todos llevamos puesta, dejamos atrás las normas de cortesía convencionales que, como le diríamos al Sheldon Cooper de Big Bang «son de obligado cumplimiento». Durante el horario de trabajo, por favor, extrema la cortesía. Ya tendrás tiempo de mostrarte más brusco, directo y natural cuando salgáis del trabajo en busca de esas merecidas cañitas.

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Sí, lo sé, demasiado ilustrativa.

En fin, estos cuatro consejos, y algunos más, nos han servido de ayuda para trabajar con algunos de los mejores profesionales del sector de la traducción de nuestro país: nuestros compañeros y compañeras de facultad. Esperamos que a ti te resulten tan útiles como a nosotros. ¿Añadirías algo más?

Hasta la próxima entrada y acabad de pasar una buena semana.

***

Bonus track:


Brócoli, pimientos y otras adaptaciones de cine

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El estreno de la película de Pixar Del revés (Inside Out, 2015), además de la polémica con los personajes (Tristeza es rellenita y poco agraciada —dicen— y Alegría es delgada y atractiva) ha sacado a la luz un aspecto curioso, que no nuevo, del cine: las adaptaciones culturales.

Si la intención primordial de un producto audiovisual es que llegue al espectador y que este lo reciba con naturalidad y no le cause extrañeza, hay que tener en cuenta muchos factores y no solo lo que se oye, sino también lo que se ve. Y aunque muchos lo llamen «localización», es en realidad un ejemplo de adaptación cultural.

En esta película se dan dos buenos ejemplos. El primero, y del que se ha hablado más, es el cambio del brócoli por el pimiento verde para la versión japonesa. ¿El motivo? Parece ser que lo que más asquea a los niños japoneses es el pimiento verde (como quizá muchos recuerden por Shin Chan) y con una modificación de este tipo los espectadores se sienten mejor identificados, la situación les resulta más cercana.

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No es el único cambio ni hay que irse a países tan lejanos como Japón. Hay otro momento de la película en el que somos testigos de un cambio de imagen. En la versión original los sentimientos ven un partido de hockey y en otros países (como Gran Bretaña, que comparte idioma con los Estados Unidos pero no cultura), un partido de fútbol.

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Y es que traducir una película con el fin de proyectarla en otros países va mucho más allá del trasvase del guion de un idioma a otro. Barriendo para casa, como explica Adela Martínez en su artículo para La traducción para el doblaje y la subtitulación (Miguel Duro, Ediciones Cátedra, 2001): «En la actualidad está muy extendida la idea de considerar la traducción como un acto de comunicación intercultural y de que el texto fílmico comparte con otros textos la finalidad de comunicar algo a otro. La traducción tiene la finalidad de comunicarse con el espectador. Pero, a diferencia de otros textos susceptibles de traducción, el texto fílmico cuenta con varios canales de información: la imagen, el sonido, el ruido y el lenguaje hablado».

Pues sí, como si traducir no fuera ya lo bastante complejo, abordar la traducción de una película lo es más por todos estos factores a los que hay que prestar atención porque, como comenta Martínez: «El guion hablado de una película se coordina con los otros canales informativos con los que cuenta el lenguaje cinematográfico. Desde esta perspectiva, resulta lógico sostener que la traducción —el doblaje o la subtitulación— de ese guion hablado se considere subordinada a la imagen, al sonido, a los gestos de los actores, e incluso a la coincidencia del mayor número posible de consonantes labiales, etc.».

Pero, como vemos, hay mucho más y la cultura pesa mucho. Para hablar de casos concretos, un ejemplo famoso es el de Regreso al futuro  del que ya hablé en un artículo anterior sobre adaptaciones culturales. En una de las entregas de la trilogía, la madre de Marty McFly se dirigía a él como Calvin porque en sus calzoncillos tenía escrito Calvin Klein. En España, dado que por entonces no había llegado aún esa marca, se cambió a Levi Strauss. Es un caso de referencia cultural adaptada que respeta también el idioma de partida, es decir, se opta por usar una marca americana que encaja en las dos lenguas y no provoca extrañeza en la versión española.

Podemos encontrar más ejemplos de adaptaciones y cambios por diferencias entre culturas (y no solo idiomas) en muchas más películas, sobre todo en las dirigidas a un público más joven. Por ejemplo, en Monstruos University (Monsters University, 2013) las notas cambian según el país, los textos en pantalla se traducen todos y se producen modificaciones curiosas como la siguiente.

En un momento del largometraje, Randall, el monstruo que más tarde sería el villano de Monstruos S.A., quería que los demás compañeros le aceptaran y preparaba unas magdalenas con el texto «Be my pal» (seamos amigos). Pues bien, en otras versiones, como la española y la británica, estas magdalenas perdieron las letras y pasaron a estar decoradas con caritas sonrientes.

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¿El problema? Se perdía la gracia cuando en plena persecución de la mascota de la universidad rival, Sully y Mike le tiraban la bandeja y Randall terminaba con un «lame» (soso, bobo, tontaina) en la cara porque las letras se habían desordenado.

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Y ya que estamos con textos…

Textos en pantalla

En el caso de la película de Pixar, el quid estaba en las imágenes en movimiento, pero pueden darse cambios también en los textos que aparecen en pantalla. La mayoría de las veces lo que se lee, sea un texto escrito, una carta, un cartel, etc., se ve en un subtítulo. Es la solución más rápida y barata porque no implica cambiar la imagen.

Sin embargo, por cuestiones culturales puede que este texto cambie también en la imagen. Un buen ejemplo lo encontramos en Capitán América: El soldado de invierno (2014). El protagonista elabora una lista de cosas que se ha perdido al estar congelado y que debe repasar para estar al corriente de todo. Lo curioso es que la lista cambia según el país. Solo se mantienen la comida tailandesa, Star Wars, Star Trek, Nirvana, Rocky y la canción de Marvin Gaye; lo demás va variando.

Versión original

En la versión española, por ejemplo, añaden a Rafa Nadal, Héroes del Silencio, Camino José Cela, la Constitución de 1978 y el Chupa Chups. Claro, de todos es sabido que el caramelo marcaría un antes y un después en nuestras vidas.

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Versión española

En Francia, por ejemplo, Daft Punk toma el relevo de Héroes del Silencio (a ver si son los mismos bajo ese casco…).

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Versión francesa

En el Reino Unido no podían faltar los Beatles.

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Versión inglesa

Y en México… ahí está Shakira, aunque sea colombiana.

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Versión mexicana

Mucho más que palabras

Los dos ejemplos que veíamos al principio del artículo llaman mucho la atención porque son cambios completos de imagen, pero en una película pueden darse muchos momentos complejos para la traducción que no tengan que ver con elementos verbales. Un ejemplo de esto sería el gesto de Uma Thurman en Pulp Fiction (1994):

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En este caso, como comenta Patrick Zabalbeascoa en su artículo La traducción del humor en textos audiovisuales (recogido en el libro anteriormente mencionado), se da un chiste paralingüístico, aquel que depende de una combinación de elementos verbales y no verbales. Es decir, lo que se diga va a estar supeditado a lo que se vea (un gesto, una caída, una aparición, el sonido de un disparo etc.).

En este momento de la película, Vincent Vega, personaje interpretado por John Travolta, le pide a Mia Wallace, Thurman, que lo lleve a otro restaurante para cenar, a lo que ella le responde «You can get a steak here, Daddio. Don’t be a…» y dibuja en el aire un rectángulo (aunque más bien debería ser un cuadrado porque la expresión en inglés es don’t be square).

Explica Zabalbeascoa que el sentido en inglés de «no seas antiguo» dista mucho de una traducción literal de «no seas» y luego ver el cuadrado en la pantalla, que encima va reforzado por unas líneas de puntos. Una solución puramente verbal, dice, «sería buscar una expresión en castellano que acabara con “cuadrado” y encajara en el contexto (tipo “no seas un cabeza… cuadrada” o quizás “no seas tan… cuadrado”, aunque las dos son mejorables). Una solución más tecnológica consistiría en borrar la línea de puntos de la imagen para dar cabida a versiones menos literales (“abre tu mente”, “rompe tus esquemas” que dieran otra interpretación al gesto de la actriz)».

¡Arguméntame esta!

Ahora bien, como adaptaciones que se llevan la palma, porque más que adaptaciones son cambios de argumento y de guion integrales, están los ejemplos de los que se hacía eco la agencia EFE esta misma semana.

Esto va más allá de cuestiones lingüísticas y se aparta de la traducción, que es lo que nos ocupa en este blog, pero según filtraciones de Wikileaks, los productores de la película Píxels (2015) «cambiaron el guion para evitar que en él hubiera menciones a China, con el fin de no herir sensibilidades en ese país y que la cinta pudiera ser estrenada en sus cines».

Dan más ejemplos, como el de World War Z, en la que se cambió ligeramente el argumento y se quitó la sugerencia de que el virus que volvía zombi a los seres humanos se había originado en China. O de Skyfall, de la que retiraron escenas en las que un soldado chino era asesinado, así como referencias a que el villano de la película parte de su maldad al hecho de haber sido torturado en una prisión asiática.

Según el artículo, «estos y muchos otros cambios de guion se justifican en un momento en el que el mercado chino, aún con mucho potencial de crecimiento, se está convirtiendo en el más importante de Hollywood en el exterior, y en ocasiones en tabla de salvación de grandes superproducciones que fracasan en Occidente pero no en Oriente».

Y, sin llegar a estos extremos, cambiar el contenido de los tráileres es algo bastante común. Seguramente os habréis dado cuenta de que, en ocasiones, lo que habíais visto en el avance no aparece en la película. Pues bien, dependiendo del país, se hace hincapié en ciertos contenidos para hacer que la película resulte más atractiva y llame la atención de los espectadores. Algunos ejemplos de esto lo encontramos en Los Vengadores, Lincoln, ¡Rompe Ralph!, Prometheus o Godzilla.

En definitiva, ya sea por motivos económicos, políticos, lingüísticos o culturales, muchas películas pueden sufrir cambios sustanciales y no siempre son cosa del traductor, que os veo venir. Aunque pueda haber consultas (me ha pasado en subtitulación), nos compete lo lingüístico. El lenguaje es la base de la cultura y deben verse las estrategias que se utilizan en el texto fílmico para determinar el entorno cultural. El texto es parte de la cultura y la unidad de traducción es la cultura misma, pero nosotros no decidimos estos cambios tan grandes de imagen.

¿A vosotros qué os parece? ¿Todas las modificaciones son aceptables? ¿Debería respetarse más el original en lugar de adaptarlo tanto al espectador meta? El debate —¿o la polémica?— está servido.

***


Ana Frank y la «pornografía»

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El diario de Ana Frank* es un clásico de lectura obligatoria en las escuelas, una obra inolvidable por muchos motivos. Por encima de todo, por el contexto histórico en el que se inscribe, pero también porque Ana es una adolescente muy normal. Es un diario en el que cuenta de forma natural lo que vive y lo que siente, su relación con los que la rodean y sus deseos… truncados al final.

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Una de las primeras ediciones con el título original. Después se cambió a El diario de Ana Frank (Wikipedia)

Sin embargo, en 2013 y con la edición de una versión íntegra con motivo del 50 aniversario, descubrimos también su curiosidad por la anatomía femenina. Aquí va un pequeño fragmento (traducido del inglés):

Hasta que tuve unos once o doce años no me di cuenta de que teníamos otros labios dentro porque no se ven a simple vista. Lo más curioso es que pensaba que la orina salía del clítoris… Cuando estás de pie, lo único que se ve por delante es pelo. Entre las piernas hay dos cositas suaves y esponjosas, también cubiertas de pelo, que se juntan, de modo que no puedes ver lo que hay dentro. Al sentarte se separan; son rojizas y bastante carnosas por dentro. Por la parte superior, entre los labios mayores, hay un pliegue de piel que, si lo piensas detenidamente, parece una especie de botón. Eso es el clítoris.

Sí, fue muy descriptiva, y al parecer eso molestó a una madre de Michigan que interpuso una queja formal en el distrito escolar (y no fue la única). Como si más que el holocausto, fuera la autoexploración femenina lo que pudiera dejar traumatizada a su hija.

Gail Horek, la madre de la niña que en aquel momento estaba en séptimo curso, defendía que el diario era pornográfico y no debería enseñarse en la escuela. Se quejaba especialmente de este fragmento en el que Ana explora sus genitales, unos párrafos que su padre, Otto Frank, omitió cuando preparó el manuscrito para su publicación a finales de los años 40.

Otro fragmento de moralidad cuestionable, en su opinión:

Hay pliegues por todos sitios; es difícil de encontrar. El agujerito que hay debajo es tan pequeñito que no imagino cómo un hombre puede entrar ahí, ¡y menos aún cómo puede salir un bebé!

Pero dejando a un lado la censura, es importante tener en cuenta que estos fragmentos no son pornográficos. La pornografía es material que pretende excitar sexualmente y esa no era la intención de Ana cuando escribió a su confidente imaginaria, Kitty, para contarle este descubrimiento. Sin embargo, el motivo que da esta madre para quejarse en primer lugar es que estos pasajes incomodaron a su hija. Hasta cierto punto es comprensible, porque a esa edad todos somos impresionables y nos escandaliza hablar de sexo y de genitales, pero no es algo que nos traumatice.

Además, estoy segura de que hay chicas mayores que la autora en su momento que tampoco conocen sus genitales. Un ejemplo de esto se ve en Orange Is The New Black, donde le han dedicado al asunto varios fragmentos, como este: https://www.youtube.com/watch?v=Pk1A-0RsAiY y hasta una clase de anatomía: https://www.youtube.com/watch?v=SChcTUtyDR0.

¿No es mejor utilizar todos estos recursos que tenemos a nuestro alcance, la literatura en este caso, ya sea en forma de novela, diario, cómic, etc. para abordar estas cuestiones con naturalidad? Porque no hay mejor arma que estar informado, sobre todo cuando se trata de temas de salud. Ponerse las manos a la cabeza por cuestiones así no lleva a ningún lugar. De hecho, fragmentos como estos están escritos con gusto y describen algo que la mayoría de las niñas experimentan en algún momento u otro.

No obstante, en el trasfondo de todo esto hay algo más: a las mujeres se nos enseña de algún modo a avergonzarnos de los cambios por los que pasan nuestros cuerpos en la pubertad, a hablar de ellos en secreto e incluso a fingir que no existen. Sucede con mucha frecuencia en el caso de la menstruación, ese cambio de niña a mujer que tan en secreto se lleva. Una menstruación, además, que tiene que ser agradable y hasta… bonita. De ahí el hermoso y aséptico líquido azul en los anuncios de tampones y compresas, y la cantidad de eufemismos que tenemos para la regla o el periodo: tener la cosa, estar en esos días del mes, estar con el tomate (vale, este sería casi un disfemismo), etc.

En definitiva —porque tampoco quiero entrar en estos asuntos—, solo recalcar la importancia de la naturalidad cuando se habla de sexo y de anatomía. Y la importancia de no censurar al editar o traducir, de no mutilar las obras como se ha hecho en el pasado o bien prohibir su circulación.

Recordaréis de otro artículo sobre la (auto)censura, por qué se censuraron algunas de las obras más famosas:

  • Cándido, de Voltaire: confiscado en 1930 por la Aduana estadounidense por obscenidad.
  • Un mundo feliz, de Aldous Huxley: prohibido en Irlanda en 1932 por incluir referencias a la promiscuidad sexual.
  • Lolita, de Vladimir Nabokov: prohibido en Francia, Reino Unido, Argentina, Nueva Zelanda y Sudáfrica por su presunta obscenidad. Luego se hizo famosa la edición en cuya portada la niña chupaba una piruleta.
  • Madame Bovary, de Gustave Flaubert: a pesar de ser un clásico de la literatura, acusaron al autor de ofensa a la moral pública.
  • Ulises, de James Joyce: prohibido en Gran Bretaña y Estados Unidos durante los años treinta por su contenido sexual.
  • Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll: prohibida en un instituto estadounidense por contener referencias a la masturbación y las fantasías sexuales. Y prohibido en China en 1931 por el don del habla que tenían los animales.

En el caso de Ana Frank, este año se cumplen 70 años de su muerte y su diario sigue publicándose para que no olvidemos nunca su historia y el horror del que es capaz el ser humano, y eso es con lo que debemos quedarnos.

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*El diario de Ana Frank se publicó por primera vez en España en 1955 con el título de Las habitaciones de atrás (Ed. Garbo, trad. María Isabel Iglesias).


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